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Cómo estudiar la Biblia por ti mismo

Consejos para un estudio bíblico sencillo y de calidad

La Biblia es el registro de la autorrevelación de Dios a la humanidad. Sin la Biblia, podríamos quizás tener una noción de la existencia de un ser supremo que creó y gobierna todas las cosas, pero no podríamos saber realmente quién es Él, ni Su carácter, ni Sus propósitos.

Por esta razón, la Biblia tiene una importancia única para nuestras vidas. Y como tiene esta importancia, es conveniente que la estudiemos, y que la estudiemos bien.
¿Pero cómo estudiar la Biblia? ¿Puede estudiarla cualquier persona?

No es un libro que cayó del cielo

Es importante saber que la Biblia no nos fue dada en un solo día. No cayó del cielo
de una vez. La Biblia es el resultado de una larga historia, y es realmente una colección
de 66 libros que se escribieron…


• A lo largo de unos 1500 años.
• Por unos 40 autores humanos, entre
ellos reyes, sacerdotes, pastores, pescadores, etc.
• En tres continentes (Asia, África y Europa).
• Con distintos propósitos y estilos literarios: relatos históricos, poesías y canciones, profecías, cartas personales, etc.


Uno de los aspectos más asombrosos de la Biblia, y que hace merecer su estudio,
es precisamente su composición tan rica y variada, y que sin embargo mantiene una
unidad y coherencia fascinantes.

Ganas de entenderla mejor

No obstante, el ingrediente primordial para ser un buen estudiante de la Biblia es tener las ganas de entenderla correctamente. De esto surge el impulso para todo lo demás, como investigar, reflexionar, llevar notas… ¡y disfrutarlo! Las palabras del primer Salmo deben alentarnos al estudio gozoso y reflexivo de la Palabra de Dios:

«Dichoso el hombre que […] en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en
ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo,
da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!» (Sal 1.1-3).


El estudio bíblico inductivo


Mucho del porqué se descuida el estudio personal y familiar de la Biblia en nuestros
días, se debe a la idea de que «es un libro difícil». Y como se supone que es difícil,
no la estudiamos tanto. Nos damos por satisfechos con leer y tal vez memorizar
algunos versículos favoritos, o leer un devocionario cada mañana, pero dedicarnos
al estudio de la Biblia… ¡eso lo dejamos a los seminaristas!

Es verdad que ciertos pasajes de la Biblia no son tan fáciles de entender, y algunos
pueden ser realmente complicados. Pero esta dificultad puede disminuir considerablemente a medida que crecemos en nuestro conocimiento del contenido general de la Biblia. Y para que esto sea posible, urge recuperar lo que se conoce como el «método inductivo de estudio bíblico», que consiste sencillamente en investigar la Biblia dejándola hablar por sí misma, y se basa en tres principios de operación:

  1. Observación: Descubrir lo que dice el pasaje —quién habla, qué palabras, a quién, dónde y cuándo, qué hay antes o después, etc.
  2. Interpretación: Determinar lo que quiere decir el pasaje teniendo en cuenta el significado de las palabras en su propio contexto histórico y literario.
  3. Aplicación: Adaptar las enseñanzas del pasaje a nuestras circunstancias particulares y a nuestra vida personal.
    Para realizar un buen estudio inductivo de la Biblia, es importante…
    • Leer la Biblia, no un libro acerca de la Biblia. Tratamos de escudriñar el texto
    bíblico sin ayuda externa, como un comentario o la opinión de un experto.
    • Leer la Biblia en contexto. No se trata de leer trozos aislados de la Biblia, sino en la forma en que el autor hubiera querido

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