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21-04-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Salmo 32

“Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay engaño” (Salmo 32:1-2). En un universo regido por Dios, donde es Dios quien se ocupa de las cuentas, es difícil imaginarse mayor bendición que esta.

Lo trágico es que cuando mucha gente reflexiona sobre esta cruda realidad –que es Dios quien nos pedirá cuentas, y que no habrá escapatoria de su justicia– casi instintivamente se equivocan de camino. Deciden seguir el camino de la automejora, pasan hoja, ocultan e incluso niegan los pecados de una juventud frívola. Así que añaden a su culpa acumulada el pecado del engaño.

No nos atrevemos a pedir justicia, seríamos aplastados. Pero ¿cómo escondernos del Dios que todo lo ve? Sería engañarnos a nosotros mismos. Sólo hay un camino que no conduzca a la destrucción: debemos ser perdonados: “Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones”. Y ¿qué es lo que entraña un perdón así? Para comenzar, quien pida perdón no debe pretender que no hay nada que perdonar: “en cuyo espíritu no hay engaño”.
Es por esto por lo que los siguientes versículos hablan con tanta candidez acerca de la confesión (32:3-5). Mientras guardaba silencio (acerca de sus pecados), sus “huesos se fueron consumiendo”; era tan abrumadora su angustia que le traía un terrible dolor físico. David se retorcía bajo la sensación de que Dios mismo se había vuelto en contra suya: “Mi fuerza se fue debilitando como al calor del verano, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí” (32:4).
¿Cuál fue la gloriosa solución? “Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al Señor», y tú perdonaste mi maldad y mi pecado” (32:5).

El escritor del Nuevo Testamento que más se acerca a esta manera de expresarse es el apóstol Juan en su primera carta (1 Juan 1:8-9). Escribiendo a creyentes, Juan dice: “Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad”. La misma idea otra vez: el autoengaño que hay detrás de la negación de nuestra culpa. “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad”

Otra vez la misma idea: el único remedio de la culpa humana. Este Dios nos perdona, no porque sea demasiado indulgente o demasiado descuidado para prestar atención, sino porque hemos confesado nuestro pecado y, ante todo, porque él es “fiel y justo”: “fiel” al pacto que ha establecido, “justo” para no condenar, habiendo sido Jesús la propiciación de nuestros pecados (2:2).

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Devocional: 2 Timoteo 4
Pocos pasajes han demostrado ser más populares que este en los cultos de ordenación al ministerio: “Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar” (2 Timoteo 4:2).

Reflexionemos primero en lo que se encomienda. Podemos descomponerlo en cuatro componentes: (a) el foco de la tarea: “Predica la Palabra”, algo fundamental en todo ministerio del Evangelio; (b) la urgencia de la tarea: “Persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno”. Una cosa es estar preparado para las reuniones previstas, hablar en los momentos planificados, predicar; otra bien distinta es estar preparado para declarar el consejo de Dios a la más mínima ocasión.

Pablo exige ambos tipos de disposición; (c) el alcance de la tarea: “Corrige, reprende y anima”. Predicar la Palabra es más que una mera transmisión de información. La hay, por supuesto, pero tan moldeada y aplicada que cumple su función a través de una o más de estas formas transformadoras. Así pues. El ministro del Evangelio es necesariamente alguien que diagnostica sobre lo espiritual, que discierne la enfermedad y conoce qué remedios aplicar. Pobre del que utiliza exhortación cuando es necesaria la reprensión, o viceversa; (d) la manera de cumplir la tarea: “Con mucha paciencia, sin dejar de enseñar”. La visión de Pablo acerca del ministerio exige centrarse en las situaciones a largo plazo, en la paciencia personal, en tener mucho cuidado con el contenido de lo que se predica. No se trata simplemente de un trabajo por hacer, una ocupación mediante la cual obtener el sustento propio y de la familia. Exige un fuerte carácter cristiano y una mente dedicada a meditar y poner en práctica todo lo que abarca la enseñanza concienzuda: “sin dejar de enseñar”.

En segundo lugar, observemos algunos de los temas que rodean a esta tarea: (a) Pablo entrega solemnemente este encargo en el nombre y la presencia de Dios a la luz del retorno de Cristo para juzgar a los vivos y los muertos, y consumar su reino (4:1); (b) Pablo lo transmite al ser consciente de que muchos “no van a tolerar la sana doctrina”, sino que preferirán maestros que digan lo que ellos quieren oír. Existen más personas interesadas únicamente en “novelerías” (4:3) de lo que nos gustaría admitir dentro del evangelismo. La respuesta adecuada es: “Sé prudente en todas las circunstancias, soporta los sufrimientos, dedícate a la evangelización; cumple con los deberes de tu ministerio” (4:5); (c) la tarea encomendada por Pablo se expresa en un contexto que declara cuán importantes son los mentores piadosos (3:10-11), cuán malo puede ser el mundo (3:12-13) y cuán inquebrantables son las Escrituras que deben predicarse (3:15-16).

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
Levítico 25
25 Entonces el SEÑOR habló a Moisés en el monte Sinaí: «Habla a los israelitas, y diles: “Cuando entren a la tierra que Yo les daré, la tierra guardará reposo para el SEÑOR. Seis años sembrarás la tierra, seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos, pero el séptimo año la tierra tendrá completo descanso, un reposo para el SEÑOR; no sembrarás tu campo ni podarás tu viña. Lo que nazca espontáneamente después de tu cosecha no lo segarás, y no recogerás las uvas de los sarmientos de tu viñedo; la tierra tendrá un año de reposo. el fruto del reposo de la tierra les servirá de alimento: a ti, a tus siervos, a tus siervas, a tu jornalero y al extranjero, a los que residen contigo. También a tu ganado y a los animales que están en tu tierra, todas sus cosechas les servirán de alimento.
”Contarás también siete semanas de años para ti, siete veces siete años, para que tengas el tiempo de siete semanas de años, es decir, cuarenta y nueve años. Entonces tocarás fuertemente el cuerno de carnero el décimo día del séptimo mes; en el día de la expiación ustedes tocarán el cuerno por toda la tierra. 10 Así consagrarán el quincuagésimo año y proclamarán libertad en la tierra para todos sus habitantes. Será de jubileo para ustedes, y cada uno de ustedes volverá a su posesión, y cada uno de ustedes volverá a su familia. 11 Tendrán el quincuagésimo año como año de jubileo: no sembrarán, ni segarán lo que nazca espontáneamente, ni vendimiarán sus viñas que estén sin podar. 12 Porque es jubileo, les será santo. De lo que produzca el campo, comerán.
13 ”En este año de jubileo cada uno de ustedes volverá a su propia posesión. 14 Asimismo, si venden algo a su prójimo, o compran algo de la mano de su prójimo, no se hagan mal uno a otro. 15 Conforme al número de años después del jubileo, comprarás de tu prójimo, y él te venderá conforme al número de años de cosecha. 16 Si son muchos los años, aumentarás su precio, y si son pocos los años, disminuirás su precio; porque es un número de cosechas lo que te está vendiendo. 17 Así que no se hagan mal uno a otro, sino teman a su Dios; porque Yo soy el SEÑOR su Dios.
18 ”Cumplirán, pues, Mis estatutos y guardarán Mis leyes, para ejecutarlos, para que habiten seguros en la tierra. 19 Entonces la tierra dará su fruto, comerán hasta que se sacien y habitarán en ella con seguridad. 20 Pero si ustedes dicen: ‘¿Qué vamos a comer el séptimo año si no sembramos ni recogemos nuestras cosechas?’. 21 Yo entonces les enviaré Mi bendición en el sexto año, de modo que producirá fruto para tres años. 22 Cuando estén sembrando en el octavo año, todavía podrán comer cosas añejas de la cosecha, comiendo de lo añejo hasta el noveno año cuando venga la cosecha.
23 ”Además, la tierra no se venderá en forma permanente, pues la tierra es Mía; porque ustedes son solo extranjeros y peregrinos para conmigo. 24 Así que en toda tierra que ustedes tengan en propiedad, proveerán para que la tierra pueda ser redimida. 25 Si uno de tus hermanos llega a ser tan pobre que tiene que vender parte de su posesión, su pariente más cercano vendrá y redimirá lo que su hermano haya vendido. 26 Y en caso de que un hombre no tenga redentor, pero consiga los medios suficientes para su redención, 27 entonces contará los años desde la venta y devolverá el resto al hombre a quien había vendido la tierra, y así volverá a su posesión. 28 Pero si no ha hallado medios suficientes para recobrarla por sí mismo, entonces lo que ha vendido permanecerá en manos del comprador hasta el año de jubileo; pero en el jubileo saldrá de su poder, y el vendedor volverá a su posesión.
29 ”Si un hombre vende una casa de vivienda en una ciudad amurallada, su derecho a redimirla es válido hasta que se cumpla un año de su venta; su derecho de redención dura todo un año. 30 Pero si no se la redimen en el espacio de un año, la casa que está en la ciudad amurallada pasará para siempre a su comprador por todas sus generaciones; no saldrá de su poder en el jubileo. 31 Las casas de las aldeas que no tienen muro alrededor, serán consideradas como campo abierto; tienen derechos de redención, y son recuperadas en el jubileo. 32 En cuanto a las ciudades de los levitas, ellos tienen un derecho permanente de redención para las casas de las ciudades que son propiedad suya. 33 Así que lo que pertenece a los levitas se puede redimir, y una casa de su propiedad vendida en la ciudad es recuperada en el jubileo, porque las casas de las ciudades de los levitas son propiedad suya entre los israelitas. 34 Pero las tierras de pasto de sus ciudades no se venderán porque son propiedad suya para siempre.
35 ”En caso de que un hermano tuyo empobrezca y sus medios para contigo decaigan, tú lo sustentarás como a un extranjero o peregrino, para que viva contigo. 36 No tomes interés y usura de él, pero teme a tu Dios, para que tu hermano viva contigo. 37 No le darás tu dinero a interés, ni tus víveres con ganancia. 38 Yo soy el SEÑOR su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto para darles la tierra de Canaán y para ser su Dios.
39 ”Si un hermano tuyo llega a ser tan pobre para contigo que se vende a ti, no lo someterás a trabajo de esclavo. 40 Estará contigo como jornalero, como si fuera un peregrino; él servirá contigo hasta el año de jubileo. 41 Entonces saldrá libre de ti, él y sus hijos con él, y volverá a su familia, para que pueda regresar a la propiedad de sus padres. 42 Porque ellos son Mis siervos, los cuales saqué de la tierra de Egipto; no serán vendidos en venta de esclavos. 43 No te enseñorearás de él con severidad, más bien, teme a tu Dios. 44 En cuanto a los esclavos y esclavas que puedes tener de las naciones paganas que los rodean, de ellos podrán adquirir esclavos y esclavas. 45 También podrán adquirirlos de los hijos de los extranjeros que residen con ustedes, y de sus familias que están con ustedes, que hayan sido engendradas en su tierra; estos también pueden ser posesión de ustedes. 46 Aun podrán dejarlos en herencia a sus hijos después de ustedes, como posesión; podrán servirse de ellos como esclavos para siempre. Pero en cuanto a sus hermanos, los israelitas, no se enseñorearán unos de otros con severidad.
47 ”Si aumentan los bienes del extranjero o del peregrino que mora contigo, y si empobrece tu hermano que está con él, y se vende al extranjero que mora contigo, o se vende a los descendientes de la familia de un extranjero, 48 él tendrá derecho de redención después de ser vendido; uno de sus hermanos podrá redimirlo; 49 o su tío o el hijo de su tío podrán redimirlo; o un pariente cercano de su familia podrá redimirlo; o si prospera, él mismo podrá redimirse. 50 Entonces él, con su comprador, calculará desde el año en que se vendió a él hasta el año de jubileo, y el precio de su venta corresponderá al número de años. Los días que estará con él serán como los días de un jornalero. 51 Si aún le quedan muchos años, devolverá parte de su precio de compra en proporción a ellos para su propia redención; 52 y si quedan pocos años hasta el año de jubileo, así los calculará con él. En proporción a los años devolverá la cantidad de su redención. 53 Lo tratará como quien trabaja a jornal año por año; no se enseñoreará de él con severidad delante de sus ojos. 54 Aunque no sea redimido por estos medios, todavía saldrá libre en el año de jubileo, él y sus hijos con él. 55 Pues los israelitas son Mis siervos; siervos Míos son, a quienes saqué de la tierra de Egipto. Yo soy el SEÑOR su Dios.

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Salmos 32
LIBRO PRIMERO
Bienaventuranza del perdonado
Salmo de David. Masquil.
32 ¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada,
Cuyo pecado es cubierto!
¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien el SEÑOR no culpa de iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay engaño!
Mientras callé mi pecado, mi cuerpo se consumió Con mi gemir durante todo el día.
Porque día y noche Tu mano pesaba sobre mí;
Mi vitalidad se desvanecía con el calor del verano.      (Selah)
Te manifesté mi pecado,
Y no encubrí mi iniquidad.
Dije: «Confesaré mis transgresiones al SEÑOR»;
Y Tú perdonaste la culpa de mi pecado.           (Selah)
Por eso, que todo santo ore a Ti en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente, en la inundación de muchas aguas, no llegarán estas a él.
Tú eres mi escondedero; de la angustia me preservarás;
Con cánticos de liberación me rodearás.                    (Selah)
Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar;
Te aconsejaré con Mis ojos puestos en ti.
No seas como el caballo o como el mulo, que no tienen entendimiento;
Cuyos arreos incluyen brida y freno para sujetarlos,
Porque si no, no se acercan a ti.
10 Muchos son los dolores del impío,
Pero al que confía en el SEÑOR, la misericordia lo rodeará.
11 Alégrense en el SEÑOR y regocíjense, justos;
Den voces de júbilo todos ustedes, los rectos de corazón.
   
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Eclesiastés 8
8 ¿Quién es como el sabio?
¿Y quién otro sabe la explicación de un asunto?
La sabiduría del hombre ilumina su rostro
Y hace que la dureza de su rostro cambie.
Yo digo: «Guarda el mandato del rey por causa del juramento de Dios. No te apresures a irte de su presencia. No te unas a una causa impía, porque él hará todo lo que le plazca». Puesto que la palabra del rey es soberana, ¿quién le dirá: «¿Qué haces?»?
El que guarda el mandato real no experimenta ningún mal;
Porque el corazón del sabio conoce el tiempo y el modo de hacerlo.
Porque para cada deleite hay un tiempo y un modo,
Aunque la aflicción del hombre sea mucha sobre él.
Si nadie sabe qué sucederá,
¿Quién le anunciará cómo ha de suceder?
No hay hombre que tenga potestad para refrenar el viento con el viento,
Ni potestad sobre el día de la muerte.
No se da licencia en tiempo de guerra,
Ni la impiedad salvará a los que la practican.
Todo esto he visto, y he puesto mi corazón en toda obra que se hace bajo el sol, cuando el hombre domina a otro hombre para su mal.
10 También he visto a los impíos ser sepultados, los que entraban y salían del lugar santo, y que fueron pronto olvidados en la ciudad en que así habían actuado. También esto es vanidad. 11 Porque la sentencia contra una mala obra no se ejecuta enseguida, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos entregado enteramente a hacer el mal. 12 Aunque el pecador haga el mal cien veces y alargue su vida, con todo, yo sé que les irá bien a los que temen a Dios, a los que temen ante Su presencia. 13 Pero no le irá bien al impío, ni alargará sus días como una sombra, porque no teme ante la presencia de Dios.
14 Hay una vanidad que se hace sobre la tierra: hay justos a quienes les sucede conforme a las obras de los impíos, y hay impíos a quienes les sucede conforme a las obras de los justos. Digo que también esto es vanidad. 15 Por tanto yo alabé el placer, porque no hay nada bueno para el hombre bajo el sol sino comer, beber y divertirse, y esto le acompañará en sus afanes en los días de su vida que Dios le haya dado bajo el sol.
16 Cuando apliqué mi corazón a conocer la sabiduría y a ver la tarea que ha sido hecha sobre la tierra (aunque uno no durmiera ni de día ni de noche), 17 y vi toda la obra de Dios, decidí que el hombre no puede descubrir la obra que se ha hecho bajo el sol. Aunque el hombre busque con afán, no la descubrirá; y aunque el sabio diga que la conoce, no puede descubrirla.

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2 Timoteo 4
Carácter y conducta de los hombres en los últimos días
4 En la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por Su manifestación y por Su reino te encargo solemnemente: Predica la palabra. Insiste a tiempo y fuera de tiempo. Amonesta, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción.
Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, conforme a sus propios deseos, acumularán para sí maestros, y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a los mitos. Pero tú, sé sobrio en todas las cosas, sufre penalidades, haz el trabajo de un evangelista, cumple tu ministerio.
Porque yo ya estoy para ser derramado como una ofrenda de libación, y el tiempo de mi partida ha llegado. He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman Su venida.

Instrucciones personales

Procura venir a verme pronto, 10 pues Demas me ha abandonado, habiendo amado este mundo presente, y se ha ido a Tesalónica. Crescente se fue a Galacia y Tito a Dalmacia. 11 Solo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me es útil para el ministerio. 12 Pero a Tíquico lo envié a Éfeso.
13 Cuando vengas, trae la capa que dejé en Troas con Carpo, y los libros, especialmente los pergaminos. 14 Alejandro, el calderero, me hizo mucho daño; el Señor le retribuirá conforme a sus hechos. 15 Tú también cuídate de él, pues se opone vigorosamente a nuestra enseñanza.
16 En mi primera defensa nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron; que no se les tenga en cuenta. 17 Pero el Señor estuvo conmigo y me fortaleció, a fin de que por mí se cumpliera cabalmente la proclamación del mensaje y que todos los gentiles oyeran. Y fui librado de la boca del león. 18 El Señor me librará de toda obra mala y me traerá a salvo a Su reino celestial. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Saludos y bendición

19 Saluda a Prisca y a Aquila, y a la casa de Onesíforo. 20 Erasto se quedó en Corinto, pero a Trófimo lo dejé enfermo en Mileto. 21 Procura venir antes del invierno. Eubulo te saluda, también Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos.
22 El Señor sea con tu espíritu. La gracia sea con ustedes.

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