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¿Quién fue el profeta Zacarías y qué aprendemos de él?

Zacarías fue uno de los profetas posteriores al exilio de Judá en Babilonia. Era hijo de Berequías y su nombre significa «el Señor ha recordado» (1:1).1 Este mensajero de Dios ministró a la nación pocos años después de que muchos judíos regresaran a Jerusalén, al cumplirse los setenta años de cautiverio. Además, inició su labor muy poco tiempo después de las profecías de Hageo.

El profeta Zacarías fue miembro de la tribu de Leví y sirvió en Jerusalén como sacerdote y profeta (Neh 12:16). Su abuelo Iddo es mencionado como uno de los líderes de los sacerdotes que viajaron con Zorobabel desde Babilonia a Jerusalén (Neh 12:4Esd 5:1Zac 1:17).

Zacarías y Hageo sirvieron juntos a Dios para sacudir el letargo en la comunidad de los repatriados. Mientras Hageo desafió al pueblo a restaurar el templo, Zacarías llamó a la nación al arrepentimiento y a la renovación espiritual. Su responsabilidad fue relevante porque buscó preparar a Judá para una adoración y un servicio apropiados en el santuario. El objetivo era que la nación estuviera lista a nivel espiritual como anticipo de la reconstrucción del templo.

El contexto y el mensaje de Zacarías

El ministerio profético de Zacarías se desarrolló durante el reinado de Darío I de Persia (521-486 a. C.; cp. Hag 1:1). Previo a la intervención de Zacarías y Hageo, se lograron pocos avances en la restauración de Jerusalén. El espíritu comunitario estaba paralizado por el egoísmo y una actitud general de tristeza y pesimismo. Un pequeño porcentaje de los cautivos hebreos había regresado a Judá y la ciudad todavía estaba en ruinas. El templo seguía siendo una pila de escombros y la tierra estaba azotada por sequías y plagas.2

En ese contexto, Dios envió a los dos profetas para promover la reconstrucción del templo, por medio de Hageo, y para despertar a la gente espiritualmente, por medio de Zacarías. Ambos llamaron a Judá al arrepentimiento para buscar al Señor mediante el ayuno y la oración.

El libro de Zacarías contiene dos textos claves: el primero constituye un llamado al pueblo a arrepentirse: «“Vuélvanse a Mí”, declara el SEÑOR» (1:3). El segundo anticipa un tiempo de restauración futura en el final de los tiempos: «Volveré a Sión y en medio de Jerusalén moraré. Y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el monte del SEÑOR de los ejércitos, monte Santo» (8:3).

En este contexto, la descripción del futuro Mesías constituye uno de los temas principales de Zacarías, lo cual lo distingue de otros escritos proféticos. Por ejemplo:

  • El Ángel del Señor (3:1-2).
  • La rama justa (3:8; 6:12-13).
  • El Rey y Sacerdote (6:13).
  • El Rey humilde (9:9-10).
  • El buen Pastor, rechazado y vendido por treinta piezas de plata (11:4-13).
  • El Juez y Rey justo que viene (v. 14).

Además de esto, existe la posibilidad de que Jesús haya hecho alusión a este mismo Zacarías en Su denuncia contra los escribas y los fariseos, al mencionar el asesinato de un Zacarías en manos de los judíos:

Para que recaiga sobre ustedes la culpa de toda la sangre justa derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Berequías, a quien ustedes asesinaron entre el templo y el altar (Mt 23:35).3

Si Jesús se refiere al profeta autor del libro que lleva su nombre, esto debe impactarnos: El profeta que animó a los israelitas a adorar en el templo, finalmente fue asesinado en el lugar donde ellos «adoraban» a Dios.

Siglos después, el Mesías mismo fue crucificado por sus enemigos, entre los cuales estaban los «adoradores» de Dios. Sin embargo, esto pasó conforme al plan de redención para quitar el pecado del pueblo elegido.

Lecciones que aprendemos de Zacarías

Podemos ver las siguientes tres lecciones al estudiar la vida de este profeta:

1) Somos llamados a un despertar espiritual.

Zacarías llamó al pueblo a arrepentirse y volver a Dios, y a despertar espiritualmente. De igual manera, hoy la iglesia es convocada a la reflexión seria de su estado espiritual, llamada a arrepentirse y regresar a su Dios.

2) Somos llamados a perseverar en el servicio a Dios.

Algunas fuentes sugieren que el ministerio de Zacarías alcanzó los cincuenta años (520-470 a. C). Al igual que Isaías, este profeta fue constante en su largo servicio al Señor. Su perseverancia en el ministerio representa un modelo para aquellos servimos a Cristo.

Nuevamente, si este Zacarías murió a manos de los judíos que rechazaron su mensaje y ministerio, podemos entender que su muerte antecedió y señaló a la crucifixión de Cristo. Así también nos recuerda que las vidas de quienes sirven a Dios pueden ser expuestas a grandes peligros. En medio de esa realidad, somos llamados a perseverar en el servicio al Señor con fidelidad, prudencia y valor.

3) Dios nunca olvida a Su pueblo.

Como muestra la historia bíblica, nuestro Dios eterno y soberano mostró Su control al retornar a los judíos a la tierra prometida después de siete décadas de esclavitud, tal y como lo había anticipado (Jr 25:12).

Hombres como Zacarías fueron instrumentos usados por Dios para reenfocar al pueblo y guiarlo de vuelta a Él. La vida del profeta Zacarías es un ejemplo de que Dios recuerda el pacto con Su pueblo.


1. Andrew Hill, John Walton, A Survey of the Old Testament (Grand Rapids, Mich: Zondervan Academic, 2009), p. 688. 

2. Ibíd., p. 691. 

3. D. A. Carson, “Matthew,” en The Expositor’s Bible Commentary: Matthew, Mark, Luke, ed. Frank E. Gaebelein, vol. 8 (Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing House, 1984), pp. 485-86. 


Leo Meyer es esposo de Masi Meyer, y padre de Mia y Zac. Cursó su maestría en divinidades en The Southern Baptist Theological Seminary. Vive en Santiago, República Dominicana, y sirve como plantador líder de una iglesia en esta ciudad.

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