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Tacto, clave para dirigir un grupo exitosamente

LA HABILIDAD DEL TRATO ADECUADO EN LA DIRECCIÓN DE GRUPOS PEQUEÑOS

Estaremos viendo durante esta serie de tres entregas cómo conducir un grupo pequeño de estudio bíblico con cierto éxito. Entendiendo el éxito aquí como la formación de un grupo que se edifica, se anima, se sostiene y avanza en la carrera de la fe. Este objetivo no es sencillo, pero es alcanzable con la guía correcta y una comprensión clara de lo que significa ser un líder en este contexto.

En un audio que me enviara un amigo, me comentaba sobre este mismo tema que «dirigir es una habilidad que no todos tienen. No alcanza —afirma él— con saber darse con la gente, o hablar, no siempre es así de sencillo. Dirigir —afirma— es una habilidad a desarrollar». Esta afirmación nos invita a reflexionar sobre el verdadero significado del liderazgo en un entorno de fe. Dirigir un grupo pequeño de la iglesia no es simplemente una cuestión de carisma o elocuencia; es un arte que implica sensibilidad, comprensión y, sobre todo, un profundo compromiso con el bienestar espiritual de los miembros del grupo. Pero, ¿cómo se puede desarrollar esta habilidad? A esta pregunta trataremos de responder en este y los próximos dos artículos, ofreciendo estrategias y reflexiones basadas en la la sabiduría bíblica y la experiencia.

Conocimiento y tacto

Creo que es importante que la persona que va a dirigir un grupo pequeño tenga cierta madurez espiritual. La madurez desarrolla un «tacto» para tratar con la gente de la manera más adecuada posible. No se trata solo de conocimiento teológico, sino de una capacidad para empatizar, escuchar y guiar con humildad y paciencia.

Ante todo, un grupo pequeño es un espacio para interactuar, para que todos participen. Y esa participación debe animarla, estimularla, generarla, el que dirige el espacio. Nos reunimos en una mesa para leer un texto bíblico y tratar de aprender sobre él, indagar, bucear en su contexto, interpretar qué entendieron los primeros oyentes para luego aplicarlo a nuestra realidad actual. Estos tres pasos de observación, interpretación y aplicación son claves en un estudio bíblico inductivo, y el que preside intentará seguirlos con cuidado y dedicación. Por lo tanto, no venimos a escuchar una prédica o un sermón, sino a trabajar juntos en esta excavación bíblica, descubriendo las riquezas de la Palabra de Dios en comunidad.

Lo que se requiere para dirigir con tacto

La habilidad de tratar con «tacto» a la gente para que se sienta bien, cómoda, libre para hablar, plantear dudas y preguntas, se puede desarrollar. Se puede aprender, por ejemplo, viendo cómo lo hacen otros, por imitación. Observar a líderes experimentados, aprender de sus técnicas y adaptar esas estrategias a nuestro estilo personal es una forma efectiva de crecer en esta capacidad. Es cierto que no es para todos esto de dirigir un grupo, reconocemos que hay dones diversos, pero con voluntad, amor y empeño, podemos incursionar en este don docente. La clave está en la disposición del corazón y el deseo genuino de servir a los demás en su camino de fe.

Dirigir un grupo pequeño de estudio bíblico se trata de «hacer pensar» a los hermanos. Preguntar bien, dar elementos para que la gente descubra las verdades bíblicas y cómo aplicarlas a su vida diaria. Y para este propósito, dirigir con «tacto» no es dar la comida en la boca, sino enseñar a prepararla, para que luego cada uno en su casa, pueda continuar con la tarea por sí solo. Es un proceso de empoderamiento, donde el líder facilita herramientas y crea un ambiente propicio para el crecimiento individual y colectivo.

Dirigir con «tacto» es integrar a la gente a un grupo, ayudarlos a sentirse parte. Hermano entre hermanos, donde cada uno ayuda al otro a correr la carrera de la fe (Heb. 12:1). Donde nos motivamos unos a otros a realizar actos de amor y buenas acciones (Heb. 10:24). Este sentido de comunidad y apoyo mutuo es esencial para que el grupo no solo sobreviva, sino que prospere y florezca en su caminar con Dios. La meta última es formar un cuerpo unido, donde cada miembro se siente valorado y motivado a crecer espiritualmente, contribuyendo al crecimiento de los demás.

Algo de nuestra historia

Por todo esto no dejemos pasar la oportunidad de congregarnos en un grupo pequeño, sino animémonos unos a otros a hacerlo continuamente (Heb. 10:25). En nuestra comunidad, esta ha sido la clave. La formación de grupos pequeños en los hogares. Estos grupos nos ayudaron a crecer como iglesia.

Termino contándoles un poco de nuestra historia con los grupos pequeños. Alicia Castro, ya fallecida, era miembro de nuestra comunidad aquí en Bell Ville, Córdoba, Argentina. Ella desarrolló esta habilidad de dirigir grupos caseros e hizo de este trabajo su ministerio, llegando a numerosas mujeres de su edad que no tenían contacto con la iglesia. Tan próspero fue su trabajo que muchas de ellas luego llegaron a la iglesia, se integraron y bautizaron, gracias al trabajo previo de meses que realizó Alicia.

Entonces, el grupo pequeño fue lo que permitió que muchas mujeres se iniciaran en la fe, crecieran y posteriormente se integrarán a la iglesia local. Esto lo realizó nuestra hermana Alicia durante años, y cuando ella falleció sentimos mucho su ausencia, y la tarea que realizaba tuvo que pasar a otras manos. Hoy la iglesia cuenta con 27 grupos pequeños distribuidos en la ciudad y en la semana, con 17 coordinadores y unas 190 personas involucradas estudiando semanalmente la Biblia.

Como iglesia, este ministerio es el principal puente que establecemos con la ciudad. Entendimos que resulta mejor invitar a una casa, a una mesa, con un café a leer la Biblia, que directamente invitar a asistir a un culto o servicio de adoración en la iglesia. El ministerio de los grupos pequeños está coordinado por 3 personas y se ofrece a la gente nueva ser parte de este proyecto. Así los nuevos encuentran un lugar en una casa, con un café y una Biblia. Aprendimos que la tarea debe estar coordinada, ofrecer discipulado y facilitar los materiales a utilizar. De esta manera se puede saber los datos que mencioné más arriba.

Si te gustaría saber más del tema de cómo emprender la tarea de los grupos pequeños con tu congregación, estamos para servirles. También nos gustaría saber su opinión sobre lo leído, así que pueden sentirse libres en interactuar con el autor por WhatsApp al número +54 9 3537 60- 2917.

Por Carlos Peirone

Carlos Peirone es magíster en Teología por CETI, miembro de la mesa de trabajo de Ediciones Crecimiento Cristiano y maestro en la Iglesia Cristiana Evangélica de Bell Ville, Córdoba, Argentina. Padre de 3 hijos jóvenes, ha trabajado en un grupo de matrimonios con su esposa M. Inés durante más de 20 años.


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