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¿Cuál es la misión de la iglesia?

La realidad de nuestros países, sumada a problemáticas como el ambientalismo y los derechos sociales, entre muchas más, ha movido a la iglesia latina a reflexionar acerca de su rol. ¿Qué debemos hacer los cristianos? ¿Cuál es nuestra misión?

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TRANSCRIPCIÓN

La historia de nuestros países está llena de experiencias de luchas, crisis, inestabilidad política y pobreza. Esta dura realidad histórica, sumada a problemáticas más recientes, como el ambientalismo y los derechos humanos, por nombrar algunos, han movido a la iglesia latina a reflexionar acerca de su rol.

Las propuestas han sido variadas. Conceptos como “justicia social”, “misión integral” o la “edificación del reino” se ubican hoy entre los debates cristianos. Sin dudas que se trata de una genuina compasión y ánimo por realizar algún aporte constructivo. En el fondo, el debate apunta al rol de la Iglesia. ¿Qué debemos hacer los cristianos? ¿Cuál es nuestra misión?

La gran comisión

Cristo fue muy claro acerca de la misión que les dejaba a sus discípulos. Hoy conocemos esta declaración como “La gran comisión” | Mt. 28:18-20, «Acercándose Jesús, les dijo: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo».

El libro de Hechos es un registro del trabajo que la Iglesia realizó, en el poder del Espíritu Santo, para cumplir con la encomienda. Este libro relata cómo los primeros cristianos comprendieron la misión principal de la Iglesia, y cómo trastornaron el mundo entero (Hch. 17:6).

En el libro ¿Cuál es la misión de la Iglesia?, Kevin DeYoung y Greg Gilbert señalan que las acciones clave en el cumplimiento de los apóstoles incluyen dar testimonio de la vida y obra de Jesús, proclamar el mensaje del evangelio y hacer discípulos que guarden estas mismas enseñanzas. Todo el resto del Nuevo Testamento sostiene esta definición de la misión.

La Iglesia es columna y baluarte de la Verdad (1 Ti. 3:15). Ella tiene por misión cuidar fielmente este valioso tesoro y proclamar las buenas noticias para que muchos crean e invoquen el nombre de Cristo (Ro. 10:14-15). La iglesia recibe la verdad del evangelio, la defiende, la cuida, la proclama, la enseña y se la confía a la siguiente generación. La misión es una actividad que deriva de su identidad: “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable” (1 P 2:9).

Es importante comprender que Dios no tiene un “plan B” para proclamar el evangelio de salvación a las naciones. La gran comisión es nuestra tarea central y específica, encomendada particularmente a la Iglesia. Por esto mismo se trata de una tarea urgente, más aún cuando pensamos en aquellos que se pierden sin escuchar el evangelio.
No se trata de cargarnos de culpa, o desanimarnos al contemplar la tarea que todavía resta. Cristo, quien nos encomendó, también nos provee de los medios y recursos. Él prometió que este plan no fallará, ¡la Iglesia prevalecerá! (Mt. 16:18). Por Su autoridad y en Su Nombre, la Iglesia cumple su misión en el poder del Espíritu Santo.

Otras definiciones

Aunque todos los cristianos podemos coincidir en la importancia de la gran comisión, existen otras perspectivas al respecto de la misión de la iglesia. De entre tantas, hay dos que han tomado especial fuerza en América Latina.

Por una parte, aquella que propone que la iglesia está llamada a ejercer dominio en este mundo y a establecer el reino de Dios. Esta perspectiva tiende a extender la misión, al punto de que la iglesia es una especie de co-operadora de la redención de Cristo. El pueblo de Dios estaría llamado a conquistar y dominar diferentes esferas de este mundo, ya sea en el ámbito social y político, o en el ámbito espiritual.

– Sin embargo, se debe aclarar que la misión de la Iglesia NO es construir el reino: La Iglesia y el reino están estrechamente ligados. Pero es Jesús quien trajo el reino y lo inauguró. Será Él quien lo establezca y lo lleve a su consumación. Como apuntan Kevin DeYoung y Greg Gilbert, cuando las Escrituras hablan de nuestra participación en referencia al reino, siempre utilizan verbos pasivos: somos llamados a clamar para que venga, anunciarlo, buscarlo y entrar en él. Incluso estamos llamados a vivir según la justicia del reino. Pero la misión específica de la Iglesia no es construir, establecer, o traer el reino de Dios; tampoco es ejercer dominio sobre la realidad social o espiritual de este siglo.

Aunque esta perspectiva sobre el dominio está ganando mucha fuerza hoy en nuestros países, tal vez la que más influencia tuvo históricamente sea la perspectiva de que la misión de la iglesia está estrechamente ligada a combatir y destruir el yugo sobre los pobres y oprimidos, o al menos, aliviarlos de su opresión.

– La misión de la iglesia NO es la liberación de pobres y oprimidos: Suena fuerte decir esto, más cuando sabemos que la compasión por los oprimidos es una virtud cristiana. Pero la necesidad más urgente en la Biblia no es la material, y mucho menos la estrictamente económica. De los pobres de espíritu es el reino de los cielos, es decir, de aquellos que están lo suficientemente quebrantados de corazón para creer y acuden a Jesús en fe.

Esto no debe desalentar nuestras buenas acciones. Dios ha redimido un pueblo celoso de buenas obras, que Él mismo preparó de antemano (Tit. 2:14Ef. 2:10).
Con todo, ser claros acerca de la misión de la Iglesia permite enfocar sabiamente las obras que realizamos. Cuando tenemos clara nuestra misión, podemos trabajar sin dispersar fuerzas, tiempo, y dinero en muchas cosas que logran muy poco a la luz de la eternidad, y que muchas veces producen un alto desgaste emocional.

Nuestra respuesta

Si esta definición te parece demasiado reducida, y que solo se interesa por lo espiritual y deja afuera las necesidades urgentes, te animo a que consideres toda la enseñanza bíblica acerca del tema.

Esta vida no es todo lo que existe. El pecado es el verdadero problema del hombre, es la razón de su caída y su decadencia. Debemos confiar en el poder del evangelio, que transforma el corazón y es capaz de cambiar la vida completa, culturas, sociedades, e incluso el curso de la historia.

El evangelio es poder de Dios con efectos por toda la eternidad. Como escriben DeYoung y Gilbert: “Al final, la gran comisión debe ser la misión de la Iglesia por dos razones muy básicas: hay algo peor que la muerte, y hay algo mejor que la prosperidad humana”.

Por otro lado, si esta definición te parece demasiado obvia, te animo a que reflexiones si estás cumpliendo la misión. Estamos tan familiarizados con la gran comisión que a veces perdemos el sentido de urgencia. Seamos fieles testigos de nuestro Señor, y cumplamos la misión que nos encomendó.


Matías Peletay sirve como editor en Coalición por el Evangelio. Vive en Cachi (Salta, Argentina) con su esposa Ivana y su hija Abigail, y juntos sirven como misioneros de la Iglesia Bíblica Bautista Crecer. Puedes escucharlo en el podcast Bosquejos y seguirlo en Twitter.

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