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3 precauciones antes de plantar una iglesia

CONSIDERACIONES CRÍTICAS PARA FUTUROS PLANTADORES DE IGLESIAS

Los romanos tenían una palabra en latín, caveat, que es equivalente a «¡Ojo!». Significa que se debe restringir lo dicho. Después de explorar las cualidades fundamentales de un plantador eficaz y el papel crucial de las instituciones en su formación, es esencial abordar las precauciones necesarias antes de embarcarse en la tarea de plantar una nueva iglesia.

Estas advertencias no solo servirán como guía para aquellos que sienten el llamado a este ministerio, sino que también ofrecen una perspectiva equilibrada sobre los desafíos y responsabilidades que implica esta labor. En este tercer artículo de nuestra serie, nos adentramos en algunas consideraciones críticas que todo futuro plantador debe tener en cuenta antes de dar el paso hacia esta importante labor eclesiástica.

1. SU CARÁCTER ESPIRITUAL DEBE SER EVALUADA POR OTROS

Se ha estudiado mucho en cuanto a las características de un plantador; se ha hablado de cualidades y capacidades. Es obvio que, independientemente del modelo de evaluación que se utilice, se debe evaluar el carácter espiritual del plantador. Quizá se asume que quienes van a un centro de evaluación o a una entrevista de conducta llegan con un nivel reconocido de preparación espiritual para el ministerio. Generalmente, la iglesia local, el pastor, la denominación o alguien más, ya han calificado al candidato en cuanto a su carácter espiritual.

Aunque la evaluación de sembradores tiene que ver con algunas áreas espirituales, como el ejercicio de la fe, es sabido que la formación espiritual del creyente es un proceso y no algo que se pueda medir en un evento. Debido a esto, se depende de otros la mayor parte del tiempo para medir la preparación espiritual del candidato. Una vez medido, el candidato estará listo para someterse al centro de evaluación y no antes. Se han visto casos de fracaso espiritual, inmoralidad e inmadurez espiritual en sembradores que fueron mandados para ser evaluados sin haber sido discipulados lo suficiente antes de llegar. En la lucha por plantar la iglesia sus faltas y debilidades espirituales salieron a la superficie, contribuyendo a su fracaso en el ministerio.

La vida de fe de cada uno es primordial. Esta vida tiene que ser observada y confirmada por otros, y no ser determinada por el centro de evaluación o la entrevista de conducta. El candidato, al matricularse en uno de esos eventos, debe llegar con la palabra de unos testigos (Hch. 9:27) en cuanto a su espiritualidad y la confirmación de su llamado.

2. DEBE ESTAR SEGURO DE QUE DIOS LO HA LLAMADO

Una segunda advertencia es la necesidad de un llamado. Nadie debería considerar plantar una iglesia a no ser que sienta verdaderamente que Dios lo llama para esta vocación. Dios equipará a aquellos a los que ha llamado a ser sembradores utilizando programas de preparación tanto formales como informales. Muchas veces, cuando todo parece ir mal, el llamado es lo único que le permite seguir. Una pareja que se fue a vivir con una tribu en un lugar lejano sintió que Dios los llamaba para vivir en ese pueblo y traducir la Biblia a su idioma. Su casa fue incendiada, saqueada o desmantelada al menos cuatro veces por la gente que no los quería allí. Lo que los mantuvo fieles a la tarea fue su llamado. Unos veinte años después pudieron ver que la Biblia era leída en ese idioma. Podrían haberse ido cuando enfrentaron tanta oposición, pero el esposo dijo: «Sentí que Dios nos había llamado a estar allí y no íbamos a desobedecer».

¿Tiene usted esa clase de llamado? Si no lo tiene, ninguna capacitación ni preparación lo ayudará a plantar una nueva iglesia. Por favor, tenga la certeza de que Dios lo ha llamado a esta tarea, ¡y nunca mirará atrás! Como Pablo, debe tener el anhelo de decir que ha sido llamado a ser «apóstol a…» (Rom. 11:13). Pablo supo a quiénes había sido llamado y cuál era su llamado. Esto es lo que lo hacía continuar, a pesar de las oposiciones que soportó en muchos frentes. Al final pudo escribir a su discípulo Timoteo desde la prisión: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida» (2 Tim. 4:7-8 RV60).

3. DEBE REUNIR LOS REQUISITOS BÍBLICOS PARA EL LIDERAZGO

Una tercera advertencia tiene que ver con los requisitos bíblicos. No hay un listado de requisitos específicos para sembradores en la Biblia. Sin embargo, entre otros pasajes, se pueden ver en 1 Timoteo 3:1-7 los requisitos bíblicos para un obispo. Consideremos también 2 Timoteo 2:15- 16 y Tito 1:6-9.

Lea cuidadosamente esos fragmentos y haga un inventario personal. ¿Reúne esos requisitos espirituales para el liderazgo?

CONCLUSIÓN 

Comenzamos esta serie con la pregunta: ¿Quién debería plantar iglesias? Hemos visto que no todos son capaces de hacerlo. Aunque todos tenemos la responsabilidad de difundir las buenas nuevas de Jesús, no todos tenemos el llamado a ser sembradores. No todos son equipados por el Espíritu Santo con las características necesarias para ser eficientes en esta tarea misionera. Solo los que tienen las características mencionadas deberían determinarse a plantar una iglesia.

Pero, una advertencia: Sería muy fácil concluir que todos los que poseen las trece características enumeradas por Ridley tendrán éxito en la plantación. Si fuera solamente por las características, podría ser cierto. Pero la verdad es que solo Dios puede plantar la iglesia. Él equipa al plantador, pero también produce el fruto. Recuerde las palabras de Pablo:

Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. (1 Cor. 3:7 RV60)

Somos colaboradores de Dios. La iglesia solo será plantada si colaboramos con Él, confiando en su poder y buena voluntad. Él edificará su iglesia. Por más entrenado y evaluado que esté el plantador, no tendrá éxito en su intento de plantación si Dios mismo no encabeza la obra. A Él sea toda gloria y honra.

POR GARY TEJA

Magíster en Misionología y Ph.D. en Educación, la experiencia ministerial del Dr. Gary Teja abarca la plantación de iglesias, ministerio entre inmigrantes, y servicio misionero en Centroamérica con la Iglesia Cristiana Reformada. Autor de varios libros, ha trabajado en la educación teológica por extensión y ocupado roles de liderazgo en diversas instituciones educativas y ministerios. Actualmente es vicepresidente de la Red de Multiplicación. Casado, padre de dos hijos y abuelo de siete nietos, reside en Holland, Michigan, EE. UU.


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