Consejería

¿Cuál es el secreto para una comunicación efectiva en la consejería?

CLAVES PARA UN DIÁLOGO TRANSFORMADOR EN LA CONSEJERÍA

La conducción de conversaciones en el contexto de la consejería es un proceso fundamental que va más allá de la simple aplicación de técnicas de comunicación. Implica un uso consciente y profundo de las propias capacidades personales, así como una comprensión clara de las dinámicas interpersonales involucradas en la consejería. Este documento explora la importancia de la empatía, la autenticidad y la escucha activa en la consejería, y cómo estos elementos pueden ser utilizados para guiar y apoyar a los aconsejados de manera efectiva. ¿Qué es necesario para que el aconsejado se sienta bien contigo?

Empatía

La empatía es el primer y más esencial componente en la conducción de conversaciones dentro de la consejería. Ser empático no significa simplemente “ponerse en los zapatos del otro”, sino más bien captar de manera profunda y auténtica lo que el aconsejado está sintiendo, pensando y experimentando en ese momento. Esta conexión emocional permite que el consejero no solo entienda mejor la situación del aconsejado, sino que también le brinde el apoyo emocional necesario para que este se sienta comprendido y aceptado.

Una empatía bien ejercida facilita el proceso de comunicación, haciendo que el aconsejado se sienta seguro y dispuesto a abrirse más. Esto es vital en cualquier proceso de consejería, ya que, sin una apertura emocional genuina, es difícil abordar los problemas de manera efectiva.

Reinhold Ruthe dijo: «Empatía es sentir como si fueras el aconsejado, sin serlo, es decir, sin identificarte con él».

La autenticidad

La autenticidad en la consejería se refiere a la capacidad del consejero de ser genuino y congruente en sus interacciones con el aconsejado. Esto significa que el consejero no debe esconderse detrás de fachadas o actuar de una manera que no sea coherente con su verdadero ser. La autenticidad es crucial porque los aconsejados tienden a percibir rápidamente cualquier forma de falsedad o manipulación, lo que puede erosionar la confianza y la efectividad del proceso de consejería.

Cuando un consejero es auténtico, envía un mensaje claro de que está presente y comprometido con la situación, lo que fortalece la relación de confianza entre él y el aconsejado. Esta relación es la base sobre la cual se pueden construir intervenciones significativas y efectivas.

Cuando comencé a enseñar consejería cristiana le pregunté a mi papá, un reconocido psicólogo, cuál era la cosa más importante para enseñar a los estudiantes. Él me dijo: «Diles: “Sean como Jesús, háganse humanos”».

Escucha activa

La escucha activa es una habilidad que va más allá del simple acto de oír las palabras del aconsejado. Implica una atención plena y la capacidad de captar los matices y significados más profundos detrás de lo que se está diciendo. En la escucha activa, el consejero no solo escucha las palabras, sino también los sentimientos y las emociones que las acompañan.

La habilidad de escuchar activamente permite al consejero hacer preguntas relevantes, ofrecer retroalimentación significativa y ayudar al aconsejado a explorar y entender sus propios pensamientos y emociones de manera más clara. Este proceso de exploración conjunta es crucial para que el aconsejado pueda encontrar soluciones y tomar decisiones informadas sobre su vida.

Escuchar activamente es más que oír, es entender al algo.

Comprensión de las estructuras de personalidad

Las estructuras de personalidad juegan un papel crucial en la manera en que los individuos se comunican y reaccionan en situaciones de consejería. Cada persona tiene un estilo de comunicación único, que está influenciado por su personalidad, sus experiencias pasadas y su situación actual. En la consejería, es importante que el consejero reconozca y comprenda estas diferencias para poder adaptar su enfoque y ser más efectivo en su intervención.

Por ejemplo, algunas personas pueden ser más reservadas y necesitan más tiempo para abrirse, mientras que otras pueden ser más expresivas y buscar compartir sus emociones de inmediato. Al entender estas dinámicas, el consejero puede crear un ambiente más acogedor y adaptado a las necesidades de cada aconsejado.

Dios ha hecho a cada persona de forma original. Un consejero sabe honrarlo al tratar a cada persona de forma individual.

Manejo de las expectativas y los límites

Otro aspecto importante de la conducción de conversaciones en la consejería es el manejo de las expectativas y los límites, tanto del consejero como del aconsejado. Es esencial que el consejero sea claro en cuanto a lo que puede y no puede hacer dentro de su rol, estableciendo límites saludables que permitan un proceso de consejería eficaz y respetuoso.

Esto también incluye la gestión de las expectativas del aconsejado en cuanto a los resultados de la consejería. Es importante que el aconsejado entienda que el proceso de consejería no es una solución mágica, sino una colaboración en la que ambas partes deben trabajar juntas para alcanzar los objetivos deseados.

Y recuerda: El aconsejado tiene sus propias respuestas, tú solo necesitas hacer las preguntas correctas para que él mismo encuentre las respuestas a sus preguntas.

Más que un guía

El papel del consejero va más allá de simplemente guiar al aconsejado. Un buen consejero actúa como un espejo, reflejando las emociones y pensamientos del aconsejado para que este pueda ver con más claridad su propia situación. También actúa como un facilitador, ayudando al aconsejado a explorar sus opciones y tomar decisiones informadas.

Además, el consejero debe estar dispuesto a desafiar al aconsejado cuando sea necesario, ayudándole a enfrentar verdades incómodas o a considerar perspectivas que quizás no había contemplado. Este balance entre apoyo y desafío es lo que hace que la consejería sea efectiva y transformadora.

Y ten presente: solo una persona animada puede cambiar su vida.

Y finalmente, y para mí lo más importante…

Igualdad de valor

En la consejería, es fundamental que el aconsejado se sienta valorado y perciba que está en un mismo nivel que el consejero. Esta igualdad de valor es crucial para que la relación de consejería sea efectiva y mutuamente respetuosa. Cuando el aconsejado siente que su perspectiva y sus experiencias son tomadas en cuenta con el mismo peso que las del consejero, se fomenta un ambiente de confianza y apertura.

El consejero debe asegurarse de que, a lo largo de la conversación, no haya un desequilibrio en el poder percibido. Esto significa evitar actitudes que puedan hacer sentir al aconsejado inferior o menos importante. Al mantener esta igualdad de valor, el consejero no solo facilita una comunicación más fluida, sino que también empodera al aconsejado para que participe activamente en su proceso de crecimiento y toma de decisiones.

La verdadera dignidad está en reconocer el valor igual de todos los seres humanos.

En resumen, ser consejero es ser un buen compañero de viaje. Entonces, escucha, comprende, sé auténtico, y nunca olvides que la igualdad de valor y la empatía te abrirán las puertas a los corazones de las personas.

Por Betty Kehler

Betty Ratzlaff de Kehler, de Asunción, Paraguay, es docente, terapeuta y consejera. Posee un bachiller en Teología, una licenciatura en Trabajo Social y una maestría en Psicología Holística, además de diversas especializaciones en terapia psicológica y consejería espiritual y matrimonial. Presidenta y co-fundadora del Instituto de Consejería Cristiana Latinoamericano (ICL) y de Dreamdays Paraguay, con una extensa experiencia como oradora y conferencista, se especializa en crecimiento personal y competencias sociales. Casada con Wesley Kehler y madre de tres hijos, sus intereses incluyen viajar, enseñar y escribir.


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