Plan

Lectura de Hoy

20-06-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Salmo 116

A veces, las dificultades de traducción obligan a los traductores de la Biblia a incluir notas de pie de página que expongan las diversas posibilidades. En otras ocasiones no se incluye alternativa alguna y, como consecuencia, se pierde algo importante. Hay un ejemplo de cada uno de estos escenarios en el Salmo 116 y los dos merecen nuestra atención.

(1) En la Nueva Versión Internacional (NVI) leemos: “Aunque digo: ‘Me encuentro muy afligido’, sigo creyendo en Dios. En mi desesperación he exclamado; ‘Todos son unos mentirosos’”: (versos 10-11) traducido literalmente de la (NVI). Por otro lado, la Revised Standard Version traduce la primera línea de la siguiente manera: “No dejé de creer, aun cuando me decía en mi interior…”. Esta segunda interpretación es perfectamente legítima como moderna traducción del Hebreo original, y es así como la mayoría de las versiones lo siguen. Pablo está usando la traducción en griego antiguo del original hebreo—que se llama la Septuaginta (o versión de los LXX)—, la cual conserva el significado reflejado en la versión NVI del salmo 116:10-11 (ver 2 Corintios 4:13).

Pero, en este caso, lo asombroso es lo poco que está en juego. Tal vez la traducción de la NVI es algo más fuerte: la razón por la cual el salmista dijo que estaba afligido era que creía (“creía y por tanto dije…”). En otras palabras, fue su fe en Dios –y de la relación con Dios que esta fe presupone– lo que le permitió ver que cuando se enfrentaba con el sufrimiento terrible, era ni más ni menos que una aflicción enviada por Dios. Y, más importante aún, tanto la traducción de la NVI como la de la Revised Standard Version, expresan una verdad que se ilustra con frecuencia en los salmos y, especialmente, en Job: cuando alguien se siente desesperado (116:11) y se atreve a decirlo, no quiere decir que ha abandonado la fe. Al contrario, los gemidos que a veces salen del interior de una persona, si se entregan a Dios, son evidencia tanto de vida como de fe auténticas.

(2) La frase de la NVI dice: “Mucho valor ante los ojos del Señor la muerte de sus fieles” (116:15). A menudo se cita en los entierros e indudablemente expresa una verdad muy profunda, pero hay buenos motivos para pensar que la palabra traducida por “mucho valor” tendría que rezar “costosa” o algo parecido. De ahí que en la Biblia de Jerusalén encontramos: “The death of the devout costs Yahvé dear” (Le cuesta enormemente a Yahvé la muerte de uno de sus fieles). El hecho de que el salmista fue rescatado de la muerte (116:3, 8) indica que esta es la traducción más probable. Por supuesto, es la que mejor encaja con lo que dijo Jesús acerca de lo dolorosa que es para el Padre la muerte de un solo ser humano (Mateo 10:29-31).

En este caso, es muy importante que comprendamos que, aunque la soberanía de Dios rige todo, incluidas todas las muertes, este gobierno divino no es una fría cuestión de números. Él sabe mejor que nosotros cómo es de fea y antinatural la muerte, y lo estrechamente ligada que está con nuestra rebeldía y con la maldición que nuestro pecado conlleva. Es enormemente reconfortante saber que la muerte de los fieles es dolorosa para Yahvé. Pero aún más maravilloso es el precio que estuvo dispuesto a pagar para que la muerte diera lugar a la resurrección.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Devocional: Isaías 52
Podemos dividir provechosamente Isaías 52 en tres partes desiguales.

(1) En los primeros seis versículos, el tono es de tierno consuelo. Todo lo ocurrido a Israel (provocado por su pecado) ha acabado destruyéndolo. Ha sido vendido “por nada” (52:3) y llevado “sin motivo” (52:5); ha sido profanado (52:1), encadenado (52:2), “oprimido” (52:4) y burlado (52:5). Sin embargo, ahora viste “vestidos de gala” (52:1) y “vuelve al trono” (52:2) como rey en Jerusalén. Aunque se le vendió por nada, a ojos de Dios su valor sigue siendo inestimable (52:3). El Señor sigue llamando a Israel “mi pueblo” (52:4). Además, vincula su propio nombre a lo que les ha acontecido: lo blasfeman constantemente (52:5). Ahora pueden quedarse tranquilos: el Dios que predijo su destrucción ha anunciado su restauración (52:6).
Lo sorprendente de esta lista de elementos opuestos, la aplastante derrota y denigración de Israel por un lado, y las apasionadas descripciones que el Señor Soberano hace del mismo por el otro, es que la primera serie se produce por el propio pecado de la nación, mientras la segunda se genera por la gracia, la bondad y la fidelidad de Dios, que la ha buscado y liberado del castigo que él mismo le ha impuesto.

(2) En los siguientes cuatro versículos (52:7-10), las buenas noticias de que Dios está anulando las sanciones impuestas sobre Israel deben llevarse hasta los confines de la tierra. No solo se ordena a las ruinas de Jerusalén que estallen de júbilo con cánticos, sino que “el SEÑOR desnudará su santo brazo a la vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios” (52:9-10).

(3) Los dos últimos versículos (52:11-12) llaman a los exiliados a partir, a dejar atrás su cautiverio. Históricamente, por supuesto, eso no podía ocurrir hasta que Ciro diese su permiso. Sin embargo, la profecía de Isaías debió despertar la ilusión y ayudar al pueblo a prepararse. El propio lenguaje recuerda al del éxodo, pero sorprende que se haga hincapié en algo diferente.

Cuando los israelitas se marcharon de Egipto, se les dijo que llevasen con ellos todo lo que pudiesen tomar de los egipcios, joyas valiosas y prendas de vestir. Aquí, sin embargo, se advierte al pueblo de que no toque nada, sino que salga “de allí” y sea puro. Esto indica que la meta definitiva no es la Jerusalén geográfica, sino la nueva, y lo que debe dejarse atrás es algo más que Babilonia, es todo lo que ella representa. Esta reflexión nos permite comprender cómo y por qué utiliza Pablo este pasaje en 2 Corintios 6:14-18, y cómo deberíamos hacerlo nosotros en la actualidad.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
Deuteronomio 25
25  »Si hay pleito entre dos hombres y van a la corte, y los jueces deciden el caso, y absuelven al justo y condenan al culpable, y si el culpable merece ser azotado, entonces el juez le hará tenderse, y será azotado en su presencia con el número de azotes de acuerdo con su culpa. Puede darle cuarenta azotes, pero no más, no sea que le dé muchos más azotes que estos, y tu hermano quede degradado ante tus ojos.
»No pondrás bozal al buey mientras trilla.

Deberes para con la viuda del hermano

»Cuando dos hermanos habitan juntos y uno de ellos muere y no tiene hijo, la mujer del fallecido no se casará fuera de la familia con un extraño. El cuñado se allegará a ella y la tomará para sí como mujer, y cumplirá con ella su deber de cuñado. Y será que el primogénito que ella dé a luz llevará el nombre de su hermano difunto, para que su nombre no sea borrado de Israel. Pero si el hombre no quiere tomar a su cuñada, entonces su cuñada irá a la puerta, a los ancianos, y dirá: “Mi cuñado se niega a establecer un nombre para su hermano en Israel; no quiere cumplir para conmigo su deber de cuñado”. Entonces los ancianos de su ciudad lo llamarán y le hablarán. Y si él persiste y dice: “No deseo tomarla”, entonces su cuñada vendrá a él a la vista de los ancianos, le quitará la sandalia de su pie y le escupirá en la cara; y ella declarará: “Así se hace al hombre que no quiere edificar la casa de su hermano”. 10 Y en Israel se le llamará: “La casa del de la sandalia quitada”.

Leyes diversas

11 »Si dos hombres luchan entre sí, un hombre y su conciudadano, y la mujer de uno se acerca para librar a su marido de la mano del que lo golpea, y ella extiende su mano y le agarra sus partes vergonzosas, 12 entonces le cortarás su mano; no tendrás piedad.
13 »No tendrás en tu bolsa pesas diferentes, una grande y una pequeña. 14 No tendrás en tu casa medidas diferentes, una grande y una pequeña. 15 Tendrás peso completo y justo; tendrás medida completa y justa, para que se prolonguen tus días en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da. 16 Porque todo el que hace estas cosas, todo el que comete injusticia, es abominación para el SEÑOR tu Dios.
17 »Acuérdate de lo que te hizo Amalec en el camino cuando saliste de Egipto, 18 cómo te salió al encuentro en el camino, y atacó entre los tuyos a todos los agotados en tu retaguardia cuando tú estabas fatigado y cansado; y él no temió a Dios. 19 Por tanto, cuando el SEÑOR tu Dios te haya dado descanso de todos tus enemigos alrededor, en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da en heredad para poseerla, borrarás de debajo del cielo la memoria de Amalec; no lo olvides.

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
Salmos 116
LIBRO QUINTO
Acción de gracias personal
116 Amo al SEÑOR, porque oye Mi voz y mis súplicas. Porque a mí ha inclinado Su oído; Por tanto le invocaré mientras yo viva. Los lazos de la muerte me rodearon, Y los terrores del Seol vinieron sobre mí; Angustia y tristeza encontré. Invoqué entonces el nombre del SEÑOR, diciendo: «Te ruego, oh SEÑOR: salva mi vida».
Clemente y justo es el SEÑOR; Sí, compasivo es nuestro Dios. El SEÑOR guarda a los sencillos; Estaba yo postrado y me salvó. Vuelve, alma mía, a tu reposo, Porque el SEÑOR te ha colmado de bienes. Pues Tú has rescatado mi alma de la muerte, Mis ojos de lágrimas, Mis pies de tropezar. Andaré delante del SEÑOR En la tierra de los vivientes. 10 Yo creía, aun cuando decía: «Estoy muy afligido». 11 Dije alarmado: «Todo hombre es mentiroso».
12 ¿Qué daré al SEÑOR Por todos Sus beneficios para conmigo? 13 Alzaré la copa de la salvación, E invocaré el nombre del SEÑOR. 14 Cumpliré mis votos al SEÑOR, Sí, en presencia de todo Su pueblo. 15 Estimada a los ojos del SEÑOR Es la muerte de Sus santos. 16 ¡Ah, SEÑOR! Ciertamente yo soy Tu siervo, Siervo Tuyo soy, hijo de Tu sierva; Tú desataste mis ataduras. 17 Te ofreceré sacrificio de acción de gracias, E invocaré el nombre del SEÑOR. 18 Al SEÑOR cumpliré mis votos, Sí, en presencia de todo Su pueblo, 19 En los atrios de la casa del SEÑOR, En medio de ti, oh Jerusalén. ¡Aleluya!

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
Isaías 52
Promesas de restauración a Sión

52 Despierta, despierta, Vístete de tu poder, oh Sión. Vístete de tus ropajes hermosos, Oh Jerusalén, ciudad santa. Porque el incircunciso y el inmundo No volverán a entrar en ti. Sal del polvo, levántate, Cautiva Jerusalén. Líbrate de las cadenas de tu cuello, Cautiva hija de Sión.
Porque así dice el SEÑOR: «De balde fueron ustedes vendidos y sin dinero serán redimidos». Porque así dice el Señor DIOS: «Mi pueblo descendió a Egipto al principio para residir allí; después los asirios los oprimieron sin motivo. Y ahora, ¿qué hago Yo aquí», declara el SEÑOR, «viendo que se llevan a Mi pueblo sin causa?». También declara el SEÑOR: «Sus dominadores dan gritos, y sin cesar Mi nombre es blasfemado todo el día. Por tanto, Mi pueblo conocerá Mi nombre. Así que en aquel día comprenderán que Yo soy el que dice: “Aquí estoy”».
¡Qué hermosos son sobre los montes Los pies del que trae buenas nuevas, Del que anuncia la paz, Del que trae las buenas nuevas de gozo, Del que anuncia la salvación, Y dice a Sión: «Tu Dios reina»! ¡Una voz! Tus centinelas alzan la voz, A una gritan de júbilo Porque verán con sus propios ojos Cuando el SEÑOR restaure a Sión. Prorrumpan a una en gritos de júbilo, Lugares desolados de Jerusalén, Porque el SEÑOR ha consolado a Su pueblo, Ha redimido a Jerusalén. 10 El SEÑOR ha desnudado Su santo brazo A la vista de todas las naciones, Y todos los confines de la tierra verán La salvación de nuestro Dios.
11 Apártense, apártense, salgan de allí, Nada inmundo toquen. Salgan de en medio de ella, purifíquense, Ustedes que llevan las vasijas del SEÑOR. 12 Pues no saldrán precipitadamente, Ni irán como fugitivos. Porque delante de ustedes irá el SEÑOR, Y su retaguardia será el Dios de Israel.

Sufrimiento y gloria del Siervo del SEÑOR

13 Oigan esto: Mi Siervo prosperará, Será enaltecido, levantado y en gran manera exaltado. 14 De la manera que muchos se asombraron de ti, pueblo Mío, Así fue desfigurada Su apariencia más que la de cualquier hombre, Y Su aspecto más que el de los hijos de los hombres. 15 Ciertamente Él asombrará a muchas naciones, Los reyes cerrarán la boca ante Él. Porque lo que no les habían contado verán, Y lo que no habían oído entenderán.

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
Apocalipsis 22
El río de la vida y el árbol de la vida
22  Después el ángel me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones. Ya no habrá más maldición. El trono de Dios y del Cordero estará allí, y Sus siervos le servirán. Ellos verán Su rostro y Su nombre estará en sus frentes. Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos.

La venida de Cristo

Y me dijo: «Estas palabras son fieles y verdaderas». El Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, envió a Su ángel para mostrar a Sus siervos las cosas que han de suceder enseguida. «Por tanto, Yo vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro».
Yo, Juan, soy el que oyó y vio estas cosas. Y cuando oí y vi, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostró estas cosas. Y me dijo*: «No hagas eso. Yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos los profetas y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios».
10 También me dijo*: «No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. 11 Que el injusto siga haciendo injusticias, que el impuro siga siendo impuro, que el justo siga practicando la justicia, y que el que es santo siga guardándose santo». 12 «Por tanto, Yo vengo pronto, y Mi recompensa está conmigo para recompensar a cada uno según sea su obra. 13 Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin».
14 Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad. 15 Afuera están los perros, los hechiceros, los inmorales, los asesinos, los idólatras, y todo el que ama y practica la mentira.

Testimonio final

16 «Yo, Jesús, he enviado a Mi ángel a fin de darles a ustedes testimonio de estas cosas para las iglesias. Yo soy la raíz y la descendencia de David, el lucero resplandeciente de la mañana».
Invitación final
17 El Espíritu y la esposa dicen: «Ven». Y el que oye, diga: «Ven». Y el que tiene sed, venga; y el que desee, que tome gratuitamente del agua de la vida.

Advertencia final

18 Yo testifico a todos los que oyen las palabras de la profecía de este libro: si alguien añade a ellas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. 19 Y si alguien quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritos en este libro.

Oración final

20 El que testifica de estas cosas dice: «Sí, vengo pronto». Amén. Ven, Señor Jesús.
21 La gracia del Señor Jesús sea con todos. Amén.

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Acerca del Autor

0.00 avg. rating (0% score) - 0 votes
Mostrar Más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Verifique también
Close
Back to top button
18405