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07-11-2023

Devocional

Devocional: Salmos 137–138

Es adecuado que Oseas 13 se lea juntamente con el Salmo 137. Oseas 13 lleva las promesas de juicio del profeta a su apogeo. Dios va a destruir a la orgullosa Samaria (Efraín). Advertencias similares se pronunciaron una y otra vez contra Judá, pero no mostraron señal alguna de arrepentimiento. En el 587 a.C., Dios destruyó a Jerusalén y la última gran oleada de personas fue llevada al exilio. Aquí, en el Salmo 137, los cautivos de esta catástrofe proclaman su total desesperación y casi todo su enfoque está en los agentes secundarios: sus captores, los edomitas, la gente de Babilonia. Y ambas perspectivas son válidas y complementarias.

Aquí, reflexionaré en las cuatro secciones del Salmo 137.

(1) La primera (137:1-3) es tan gráfica que suena como una recopilación de testigos oculares. Un relieve del palacio asirio de Senaquerib en Nínive describe a tres prisioneros de guerra tocando sus liras mientras un soldado los hace desfilar; sin duda, esto también ocurrió en Babilonia. Los “ríos de Babilonia” eran un sistema de canales conectados con el Tigris y el Éufrates. Las “arpas” (liras) eran instrumentos de gozo. En el lenguaje simbólico de Apocalipsis 5, cuando el león que también es el cordero toma el rollo de la mano derecha del Todopoderoso, señalando que es digno de abrirlo y de realizar todos los propósitos de Dios en bendición y juicio, todas las “arpas” estallan; es un momento de gozo inefable, lo opuesto a este párrafo.

(2) Pero los exiliados se niegan a cantar (137:4-6). Todas las asociaciones de las canciones del Señor están vinculadas a Jerusalén y el templo. Para ellos, su acérrima negativa, incluso ante sus captores que los atormentan, no solo era una señal de patetismo y quebranto de corazón (v. 4), sino también de pasión y de fidelidad (vv. 5-6).

(3) Los edomitas se habían deleitado obviamente en la destrucción de Jerusalén y tal vez hasta ayudaron. En este punto, el profeta Ezequiel tiene más que decir (Ezequiel 35; véase la meditación del 2 de octubre). Dios aborrece la pedantería y el espíritu vengativo. El juicio sobre Jerusalén llegó, finalmente, de parte de Dios, pero también juzgaría a quienes se deleitaron con ello y contribuyeron a la caída de Jerusalén. Una de las evidencias recientes más desagradables de esa engreída venganza dentro de las filas del “mundo evangélico” profesante fue el eslogan “ninguna lágrima para los homosexuales”, después de que golpearan a un gay hasta matarlo.

(4) Al final de un asedio, los soldados victoriosos podían tomar a niños pequeños por los tobillos y matarlos estrellando su cabeza contra un muro. Lo que semejante barbaridad exige, estrictamente hablando, para que la justicia predomine, es un sufrimiento similar. Estas líneas candentes no son frías declaraciones políticas, sino los gritos agudos de la indignación moral. Debemos escuchar la angustia, antes de poder oír también a Dios insistiendo en que la venganza es suya (Romanos 12:19).


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2013. Usado con permiso.

Devocional: 2 Reyes 20

Uno de los capítulos más tristes de las Escrituras es 2 Reyes 20. Nos presenta a un hombre que ha sido fiel en el pasado y ahora se está marchitando en la autocomplacencia del egoísmo.

El rey Ezequías reinó sobre Judá, el reino del sur, en los últimos días del reino del norte, Israel. Una vez los asirios habían derrotado a Israel y transportado a sus ciudadanos principales, dejando atrás sólo una nación en ruinas, había suficiente motivo para desalentarse en el sur. Pero, de manera verdaderamente heroica, Ezequías, guiado en parte por el profeta Isaías, resistió el agotador asedio del rey Senaquerib de Asiria, simplemente confiando en la misericordia de Dios el Señor. Enviada por Dios mismo, una plaga arrasó el campamento asirio, matando a casi doscientas mil personas. Se salvan Jerusalén y Judá (2 Reyes 18-19; Isaías 36-37). Además, el compromiso de Ezequías con Dios en los años iniciales de su reinado no se caracterizó por la transigencia típica que mantenía algún tipo de lealtad a Yahvé aunque sin tocar los altares y otros lugares de adoración pagana. Todo lo contrario: purificó la nación, ganándose la afirmación: “Ezequías hizo lo que agrada al Señor, pues en todo siguió el ejemplo de su antepasado David” (18:3-4). Incluso reconoció que la serpiente de bronce que Moisés había hecho (Números 21:4-9) se había convertido en una trampa supersticiosa y la destruyó.

Luego, cayó enfermo y lloró amargamente. De alguna forma, llegó a pensar que por sus actos de justicia, Dios le debía una vida larga y próspera (20:2-3). En su misericordia, Dios le asignó quince años más y le dio una señal milagrosa para confirmar la promesa (20:1-11). Durante esos quince años, sin embargo, Ezequías fracasó en una prueba importante: cuando vinieron emisarios de Babilonia, en vez de buscar el rostro del Señor y andar con humildad, Ezequías se comportó como un potentado presumido, mostrándoles con orgullo la creciente riqueza del reino. Todo fue debidamente registrado en los libros de Babilonia, en preparación para el día—más de un siglo después—en el que Babilonia sería la superpotencia y aplastaría a Jerusalén, exiliando a su gente (20:12-18).

Pero este no fue el error más grave de Ezequías. Cuando el profeta Isaías le dijo lo que iba a suceder, el rey no se arrepintió de su arrogancia, ni buscó el perdón ni intercedió ante Dios. La amenaza del juicio iba a ocurrir en el futuro: Ezequías se niega a aceptar ninguna responsabilidad profundamente sentida. Expresa piadosamente: “El mensaje del Señor que tú me has traído es bueno”, mientras que el escritor comenta: “es que pensaba: ‘Al menos mientras yo viva, sin duda que habrá paz y seguridad’” (20:19). Ezequías se ha convertido en un pigmeo en términos morales y estratégicos.

Es mucho mejor morir joven, tras una serie de logros genuinos y piadosos, que morir viejo y amargado, envenenando a tu propia descendencia.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2013. Usado con permiso.

2 Reyes 20

Enfermedad y curación de Ezequías

20 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías, hijo de Amoz, y le dijo: «Así dice el SEÑOR: “Pon tu casa en orden, porque morirás y no vivirás”». Entonces él volvió su rostro hacia la pared y oró al SEÑOR, diciendo: «Te ruego, oh SEÑOR, que te acuerdes ahora de cómo yo he andado delante de Ti en verdad y con corazón íntegro, y he hecho lo bueno ante Tus ojos». Y Ezequías lloró amargamente.

Y antes que Isaías hubiera salido del patio central, vino a él la palabra del SEÑOR, diciendo: «Vuelve y dile a Ezequías, príncipe de Mi pueblo: “Así dice el SEÑOR, Dios de tu padre David: ‘He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas; entonces te sanaré. Al tercer día subirás a la casa del SEÑOR. Y añadiré quince años a tu vida, y te libraré a ti y a esta ciudad de la mano del rey de Asiria; y defenderé esta ciudad por amor a Mí mismo y por amor a Mi siervo David’”». Entonces Isaías dijo: «Tomen una masa de higos». La tomaron y la pusieron sobre la úlcera, y sanó.

Y Ezequías dijo a Isaías: «¿Cuál será la señal de que el SEÑOR me sanará, y de que subiré a la casa del SEÑOR al tercer día?». Respondió Isaías: «Esta será la señal del SEÑOR para ti, de que el SEÑOR hará lo que ha dicho: ¿avanzará la sombra diez grados o retrocederá diez grados?». 10 Y Ezequías respondió: «Es fácil que la sombra decline diez grados; pero no que la sombra vuelva atrás diez grados». 11 El profeta Isaías clamó al SEÑOR, y Él hizo volver atrás la sombra diez grados en las gradas por las que había declinado, en las gradas de Acaz.

Ezequías muestra sus tesoros

12 En aquel tiempo Berodac Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un regalo a Ezequías, porque oyó que Ezequías había estado enfermo. 13 Y Ezequías los escuchó y les mostró toda su casa del tesoro: la plata y el oro, las especias y el aceite precioso, su arsenal y todo lo que se hallaba en sus tesoros. No hubo nada en su casa ni en todo su dominio que Ezequías no les mostrara. 14 Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: «¿Qué han dicho esos hombres y de dónde han venido a ti?». Y Ezequías respondió: «Han venido de un país lejano, de Babilonia». 15 Y él dijo: «¿Qué han visto en tu casa?». Y Ezequías respondió: «Han visto todo lo que hay en mi casa; no hay nada entre mis tesoros que yo no les haya mostrado».

16 Entonces Isaías dijo a Ezequías: «Oye la palabra del SEÑOR: 17 “Vienen días cuando todo lo que hay en tu casa y todo lo que tus padres han atesorado hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia; nada quedará”, dice el SEÑOR. 18 “Y algunos de tus hijos que saldrán de ti, los que engendrarás, serán llevados, y serán oficiales en el palacio del rey de Babilonia”». 19 Entonces Ezequías dijo a Isaías: «La palabra del SEÑOR que has hablado es buena. Pues pensaba: ¿No es así, si hay paz y seguridad en mis días?». 20 Los demás hechos de Ezequías y todo su poderío, y cómo hizo el estanque y el acueducto, y trajo agua a la ciudad, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Judá? 21 Y durmió Ezequías con sus padres; y su hijo Manasés reinó en su lugar.

Hebreos 2

Peligro de la negligencia

2 Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó ser inmutable, y toda transgresión y desobediencia recibió una justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, después que fue anunciada primeramente por medio del Señor, nos fue confirmada por los que la oyeron. Dios testificó junto con ellos, tanto por señales como por prodigios, y por diversos milagros y por dones repartidos del Espíritu Santo según Su propia voluntad.

Cristo coronado de gloria y honor

Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando. Pero uno ha testificado en un lugar de las Escrituras diciendo:

«¿QUÉ ES EL HOMBRE PARA QUE TÚ TE ACUERDES DE ÉL, O EL HIJO DEL HOMBRE PARA QUE TE INTERESES EN ÉL? LO HAS HECHO UN POCO INFERIOR A LOS ÁNGELES; LO HAS CORONADO DE GLORIA Y HONOR, Y LO HAS PUESTO SOBRE LAS OBRAS DE TUS MANOS; TODO LO HAS SUJETADO BAJO SUS PIES».

Porque al sujetarlo todo a él, no dejó nada que no le sea sujeto. Pero ahora no vemos aún todas las cosas sujetas a él.

Pero vemos a Aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles, es decir, a Jesús, coronado de gloria y honor a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios probara la muerte por todos. 10 Porque convenía que Aquel para quien son todas las cosas y por quien son todas las cosas, llevando muchos hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio de los padecimientos al autor de la salvación de ellos. 11 Porque tanto el que santifica como los que son santificados, son todos de un Padre; por lo cual Él no se avergüenza de llamarlos hermanos, 12 cuando dice:

«ANUNCIARÉ TU NOMBRE A MIS HERMANOS, EN MEDIO DE LA CONGREGACIÓN TE CANTARÉ HIMNOS».

13 Otra vez:

«YO EN ÉL CONFIARÉ».

Y otra vez:

«AQUÍ ESTOY, YO Y LOS HIJOS QUE DIOS ME HA DADO».

14 Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, también Jesús participó de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo, 15 y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida. 16 Porque ciertamente no ayuda a los ángeles, sino que ayuda a la descendencia de Abraham.

17 Por tanto, tenía que ser hecho semejante a Sus hermanos en todo, a fin de que llegara a ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en las cosas que a Dios atañen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo. 18 Pues por cuanto Él mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

Oseas 13

La idolatría de Efraín condenada

13 Cuando Efraín hablaba, reinaba el temor; Se había exaltado a sí mismo en Israel, Pero por causa de Baal pecó y murió. Y ahora continúan pecando: Se hacen imágenes fundidas, ídolos, con su plata, conforme a su pericia, Todo ello obra de artífices. De ellos dicen: «Que los hombres que sacrifican, besen los becerros». Por tanto, serán como niebla de la mañana, Y como rocío que pronto desaparece, Como paja aventada de la era, Y como humo de chimenea.

Pero Yo he sido el SEÑOR tu Dios Desde la tierra de Egipto; No reconocerás a otro dios fuera de Mí, Pues no hay más salvador que Yo. Yo te cuidé en el desierto, En tierra muy árida. Cuando comían sus pastos, se saciaron, Y al estar saciados, se ensoberbeció su corazón; Por tanto, se olvidaron de Mí. Seré, pues, para ellos como león; Como leopardo junto al camino acecharé. Como osa privada de sus cachorros, me enfrentaré a ellos Y les desgarraré el pecho, Allí los devoraré como leona, Como los desgarraría una bestia salvaje.

Tu destrucción vendrá, oh Israel, Porque estás contra Mí, contra tu ayuda. 10 ¿Dónde está ahora tu rey Para que te salve en todas tus ciudades, Y tus jueces de quienes me decías: «Dame rey y príncipes»? 11 En Mi ira te di un rey, Y te lo quité en Mi furor.

12 Atada está la iniquidad de Efraín, Guardado su pecado. 13 Dolores de parto vienen sobre él; No es un hijo sensato, Porque no es hora de que se demore en abrirse la matriz. 14 ¿Los libraré del poder del Seol? ¿Los redimiré de la muerte? ¿Dónde están, oh muerte, tus espinas? ¿Dónde está, oh Seol, tu aguijón? La compasión estará oculta a Mi vista.

15 Aunque él florezca entre los juncos, Vendrá el viento solano, Viento del SEÑOR que sube del desierto, Su fuente se secará Y su manantial se agotará; Despojará su tesoro de todos los objetos preciosos. 16 Samaria será considerada culpable, Porque se rebeló contra su Dios. Caerán a espada; Serán estrellados sus niños, Y abiertos los vientres de sus mujeres encinta.

Salmos 137–138

Lamento de los cautivos

137 Junto a los ríos de Babilonia, Nos sentábamos y llorábamos Al acordarnos de Sión. Sobre los sauces en medio de ella Colgamos nuestras arpas. Pues allí los que nos habían llevado cautivos nos pedían canciones, Y los que nos atormentaban nos pedían alegría, diciendo: «Cántennos alguno de los cánticos de Sión».

¿Cómo cantaremos la canción del SEÑOR En tierra extraña? Si me olvido de ti, oh Jerusalén, Pierda mi diestra su destreza. Péguese mi lengua al paladar Si no me acuerdo de ti, Si no enaltezco a Jerusalén Sobre mi supremo gozo.

Recuerda, oh SEÑOR, contra los hijos de Edom El día de Jerusalén, Quienes dijeron: «Arrásenla, arrásenla Hasta sus cimientos». Oh hija de Babilonia, la devastada, Bienaventurado el que te devuelva El pago con que nos pagaste. Bienaventurado será el que tome y estrelle tus pequeños Contra la peña.

Acción de gracias por el favor del SEÑOR

Salmo de David.

138 Con todo mi corazón te daré gracias; En presencia de los dioses te cantaré alabanzas. Me postraré hacia Tu santo templo, Y daré gracias a Tu nombre por Tu misericordia y Tu fidelidad; Porque has engrandecido Tu palabra conforme a todo Tu nombre. En el día que invoqué, me respondiste; Me hiciste valiente con fortaleza en mi alma.

Todos los reyes de la tierra te alabarán, SEÑOR, Cuando hayan oído los dichos de Tu boca. Y cantarán de los caminos del SEÑOR, Porque grande es la gloria del SEÑOR. Porque el SEÑOR es excelso, Y atiende al humilde, Pero al altivo conoce de lejos.

Aunque yo ande en medio de la angustia, Tú me vivificarás; Extenderás Tu mano contra la ira de mis enemigos, Y Tu diestra me salvará. El SEÑOR cumplirá Su propósito en mí; Eterna, oh SEÑOR, es Tu misericordia; No abandones las obras de Tus manos.

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

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