Plan

Lectura de Hoy

29-11-2023

Devocional

Devocional: Miqueas 4

Varias veces, Miqueas pasa de una larga sección de denuncia y advertencia a una visión relativamente breve y positiva del futuro. Miqueas 4 incluye una de estas visiones (4:1-5), seguida de inmediato por una descripción de cómo la hija de Sion va de un lado a otro (4:6-13): pasa por varias pruebas y castigo, y emerge del otro lado a la luz de la bendición de Dios.

Los versículos de apertura describen un tiempo en que “el monte del templo del Señor será puesto sobre la cumbre de las montañas y elevado por encima de las colinas. Entonces los pueblos marcharán hacia ella” (4:1). Muchas montañas del antiguo Oriente Próximo eran enclaves para la adoración de un dios u otro. Decir que “el monte del templo del Señor” —es decir, Sion— será puesto como “cumbre” entre ellos y “elevado por encima de las colinas” equivale a afirmar que el Dios de Israel ha eclipsado a todos los demás dioses. El resultado es que no sólo Israel marcha hacia el lugar, sino también “pueblos”. “Muchas naciones” se exhortan unas a otras diciendo: “Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Dios mismo nos instruirá en sus caminos, y así andaremos en sus sendas” (4:2).

Entonces, el movimiento de la profecía gira y pasa de lo centrípeto a lo centrífugo. “De Sion viene la instrucción; de Jerusalén, la palabra del Señor” (4:2b). El resultado es que la justicia prevalece entre muchos pueblos y la guerra desaparece inundada por la paz, mientras que las personas, transformadas por la palabra de Dios, “convertirán en azadas sus espadas, y en hoces sus lanzas” (4:3). La visión concluye con lo único que puede asegurar su cumplimiento: “El Señor Todopoderoso lo ha dicho” (4:4). Por lo tanto, ahora, en su propio tiempo, Miqueas insiste en que los creyentes auténticos no se dejen seducir por otros dioses que jamás podrían efectuar esta transformación. Es el tiempo de ser fieles al único y verdadero Dios del pacto. “Todos los pueblos marchan en nombre de sus dioses, pero nosotros marchamos en el nombre del Señor, en el nombre de nuestro Dios, desde ahora y para siempre” (4:5).

La visión cargada de simbolismo se hace dentro de las categorías de la época de Miqueas: las armas de guerra, por ejemplo, se convierten en arados y en hoces, no en tractores ni en cosechadoras, aunque, en términos de la supremacía del monte de Sion, no se menciona una hegemonía israelita sobre las naciones ni al Mesías ni el sacrificio que este ofrecería. Hasta la geografía del oráculo parece un tanto diferente de la perspectiva de Juan 4:21-24. Pero, a la luz del Evangelio, el triunfo de la nueva Jerusalén que pone fin a la muerte, a la guerra y a todo pecado (Apocalipsis 21:1-4), es aquel por el que todos los cristianos oran, el cumplimiento de la visión de Miqueas.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

Devocional: 2 Pedro 1

2 Pedro 1:5-9 nos presenta una extraordinaria secuencia de pasos. Pedro sabe que sus lectores son creyentes. Ahora les exhorta a añadir algunas cosas a su fe.

(1) Añadid a la fe virtud (1:5): Seguramente, la fe que Pedro no quiere ver es el tipo de fe que descarta Santiago 2: una fe meramente intelectual, que únicamente afirma sin confianza transparente ni disposición a obedecer. La fe genuina genera obediencia, pero como siempre, los creyentes son los responsables de tomar ese camino y se les anima a alejarse de la mera pasividad. Así que añádele virtud a la fe.

(2) Añadid a la virtud conocimiento (1:5): La fe exige cierto conocimiento, pero Pedro ya ha tratado ese asunto. En otra parte, a Timoteo se le anima a perseverar en la “doctrina” (1 Timoteo 4:16); aquí, también se exhorta a los cristianos a añadirle a la virtud, conocimiento. Nada logrará estabilizarnos y motivarnos más que crecer en la comprensión de la mente de Dios.

(3) Añadid al conocimiento, dominio propio (1:6): El mero conocimiento nos puede envanecer (1 Corintios 8:1-3) y no transformar a nadie. Pero si el dominio propio está presente en abundancia, ese bendito elemento del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), el potencial de virtud es incalculable.

(4) Añadid al dominio propio, paciencia (1:6): Una cosa es tener dominio propio en una crisis, por un período corto de tiempo o cuando las cosas van bien. Pero para pulir y mostrar el dominio propio, hace falta perseverancia a largo plazo.

(5) Añadid a la paciencia, piedad (1:6): De otra manera, la paciencia o perseverancia podría resultar poco más que un esfuerzo supremo de voluntad meramente humana. La devoción a Dios, un elemento genuinamente religioso en cada virtud, transforma la mera determinación estoica en una piedad transparente.

(6) Añadid a la piedad, afecto fraternal (1:7): Todo el mundo detesta a los santurrones. El dominio propio y la perseverancia, incluso la piedad, en ocasiones han generado fariseos rígidos y despiadados. Añádele afecto fraternal.

(7) Añadid al afecto fraternal, amor (1:7): Esto es mejor todavía, pues así imitamos—aunque de manera inconstante o imperfecta—el carácter del Maestro mismo.

Fijaos cómo se engloban estos siete pasos. Primero, antes del listado, Pedro nos dice que pongamos “toda diligencia” en aplicar esta lista, “precisamente por esto” (1:5). La razón a la que se refiere se encuentra en los versículos anteriores (1:3-4). La gloria de Dios y su excelencia nos han provisto grandes y preciosas promesas para que por ellas participemos de la naturaleza divina y escapemos de la corrupción del mundo. Por esto mismo, debemos hacer todos los esfuerzos por seguir estos siete pasos. Segundo, al final de la lista, Pedro nos asegura que estas cualidades evitarán que seamos inútiles e improductivos en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo (1:8-9).

1 Crónicas 26–27

Organización de los porteros

26 Para las clases de porteros había: de los coreítas, Meselemías, hijo de Coré, de los hijos de Asaf. Meselemías tuvo hijos: Zacarías el primogénito, Jediael el segundo, Zebadías el tercero, Jatniel el cuarto, Elam el quinto, Johanán el sexto, Elioenai el séptimo. Obed Edom tuvo hijos: Semaías el primogénito, Jozabad el segundo, Joa el tercero, Sacar el cuarto, Natanael el quinto, Amiel el sexto, Isacar el séptimo y Paultai el octavo; porque Dios lo había bendecido.

Y a Semaías también le nacieron hijos que gobernaron la casa de su padre, porque eran hombres fuertes y valientes. Los hijos de Semaías fueron Otni, Rafael, Obed y Elzabad, y sus hermanos, los valientes Eliú y Samaquías. Todos estos fueron hijos de Obed Edom; ellos, sus hijos y sus parientes fueron hombres capaces con fuerza para el servicio: sesenta y dos de Obed Edom. Meselemías tuvo hijos y parientes: dieciocho hombres valientes. 10 También Hosa, uno de los hijos de Merari, tuvo hijos: Simri el primero (aunque no era el primogénito, su padre lo hizo el primero), 11 Hilcías el segundo, Tebalías el tercero, Zacarías el cuarto; todos los hijos y parientes de Hosa fueron trece.

12 A estas clases de los porteros, a los hombres principales, se les dieron responsabilidades, al igual que a sus parientes, para servir en la casa del SEÑOR. 13 Echaron suertes, tanto los pequeños como los grandes, conforme a sus casas paternas, para cada puerta. 14 Y la suerte para la oriental cayó a Selemías. Entonces echaron suertes para su hijo Zacarías, consejero entendido, y le tocó en suerte la del norte. 15 A Obed Edom le tocó la del sur, y a sus hijos los almacenes. 16 Para Supim y Hosa les tocó la del occidente, junto a la puerta de Salequet, en el camino de la subida. Guardia con guardia se correspondían: 17 al oriente había seis levitas, al norte cuatro por día, al sur cuatro por día, y en el almacén de dos en dos; 18 en el Parbar, al occidente, había cuatro en el camino y dos en el Parbar. 19 Estas fueron las clases de los porteros de los hijos de Coré y de los hijos de Merari.

Los encargados de los tesoros

20 Los levitas, sus parientes, estaban a cargo de los tesoros de la casa de Dios y de los tesoros de los presentes consagrados. 21 Los hijos de Laadán, hijos de los gersonitas de Laadán, es decir, los jehielitas, eran los jefes de las casas paternas de Laadán el gersonita. 22 Los hijos de Jehieli, Zetam y su hermano Joel, estaban a cargo de los tesoros de la casa del SEÑOR. 23 De los amramitas, los izharitas, los hebronitas y los uzielitas, 24 Sebuel, hijo de Gersón, hijo de Moisés, era oficial sobre los tesoros. 25 Y sus parientes de parte de Eliezer fueron Rehabías su hijo, Jesaías su hijo, Joram su hijo, Zicri su hijo y Selomit su hijo. 26 Este Selomit y sus parientes estaban a cargo de todos los tesoros de las cosas sagradas que el rey David, los jefes de las casas paternas, los capitanes de millares y centenares y los capitanes del ejército habían consagrado. 27 Consagraron parte del botín ganado en batalla para reparar la casa del SEÑOR. 28 Y todo lo que había consagrado el vidente Samuel, y Saúl, hijo de Cis, y Abner, hijo de Ner, y Joab, hijo de Sarvia, todo lo consagrado estaba a cargo de Selomit y sus parientes.

29 En cuanto a los izharitas, Quenanías y sus hijos fueron asignados para los negocios exteriores de Israel, como oficiales y jueces. 30 En cuanto a los hebronitas, Hasabías y sus parientes, 1,700 hombres de valor, estaban a cargo de los negocios de Israel al occidente del Jordán, de toda la obra del SEÑOR y del servicio del rey. 31 En cuanto a los hebronitas, Jerías era el jefe (estos hebronitas fueron investigados en relación con sus genealogías y casas paternas en el año cuarenta del reinado de David, y hombres muy capaces fueron hallados entre ellos en Jazer de Galaad) 32 y sus parientes, hombres valientes, eran 2,700 en número, jefes de casas paternas. Y el rey David los constituyó jefes sobre los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés para todos los asuntos de Dios y del rey.

Oficiales del ejército

27 Esta es la enumeración de los hijos de Israel, los jefes de casas paternas, los capitanes de miles y de cientos, y sus oficiales que servían al rey en todos los asuntos de las divisiones que entraban y salían, mes por mes durante todos los meses del año; cada división tenía 24,000. A cargo de la primera división para el primer mes estaba Jasobeam, hijo de Zabdiel; y en su división había 24,000. Él era de los hijos de Pérez, y fue jefe de todos los capitanes del ejército para el primer mes. A cargo de la división para el segundo mes estaba Dodai el ahohíta con su división, siendo Miclot el jefe principal; y en su división había 24,000. El tercer comandante del ejército para el tercer mes era Benaía, hijo del sacerdote Joiada, como jefe; y en su división había 24,000. Este Benaía era un valiente de los treinta, y estaba sobre los treinta, y en su división estaba su hijo Amisabad. El cuarto para el cuarto mes era Asael, hermano de Joab, y después de él Zebadías su hijo; y en su división había 24,000. El quinto para el quinto mes era el capitán Samhut el izraíta; y en su división había 24,000. El sexto para el sexto mes era Ira, hijo de Iques el tecoíta; y en su división había 24,000. 10 El séptimo para el séptimo mes era Heles el pelonita, de los hijos de Efraín; y en su división había 24,000. 11 El octavo para el octavo mes era Sibecai el husatita, de los zeraítas; y en su división había 24,000. 12 El noveno para el noveno mes era Abiezer el anatotita, de los benjamitas; y en su división había 24,000. 13 El décimo para el décimo mes era Maharai el netofatita, de los zeraítas; y en su división había 24,000. 14 El undécimo para el undécimo mes era Benaía el piratonita, de los hijos de Efraín; y en su división había 24,000. 15 El duodécimo para el duodécimo mes era Heldai el netofatita, de Otoniel; y en su división había 24,000.

16 A cargo de las tribus de Israel estaban: Eliezer, hijo de Zicri, jefe principal de los rubenitas; de los simeonitas, Sefatías, hijo de Maaca; 17 de Leví, Hasabías, hijo de Kemuel; de Aarón, Sadoc; 18 de Judá, Eliú, uno de los hermanos de David; de Isacar, Omri, hijo de Micael; 19 de Zabulón, Ismaías, hijo de Abdías; de Neftalí, Jerimot, hijo de Azriel; 20 de los hijos de Efraín, Oseas, hijo de Azazías; de la media tribu de Manasés, Joel, hijo de Pedaías; 21 de la media tribu de Manasés en Galaad, Iddo, hijo de Zacarías; de Benjamín, Jaasiel, hijo de Abner; 22 de Dan, Azareel, hijo de Jeroham. Estos eran los príncipes de las tribus de Israel.

23 Pero David no enumeró a los de veinte años para abajo, porque el SEÑOR había dicho que Él multiplicaría a Israel como las estrellas del cielo. 24 Joab, hijo de Sarvia, había comenzado a contarlos, pero no acabó; y debido a esto, la ira cayó sobre Israel, y el número no fue incluido en el registro de las crónicas del rey David.

25 A cargo de los almacenes del rey estaba Azmavet, hijo de Adiel. Y a cargo de los almacenes en el campo, en las ciudades, en las aldeas y en las torres estaba Jonatán, hijo de Uzías. 26 Sobre los obreros agrícolas que labraban la tierra estaba Ezri, hijo de Quelub. 27 A cargo de las viñas estaba Simei el ramatita; y a cargo del producto de las viñas guardado en las bodegas estaba Zabdi el sifmita. 28 A cargo de los olivares y sicómoros en la Sefela estaba Baal Hanán el gederita; y a cargo de los depósitos de aceite estaba Joás. 29 A cargo del ganado que pastaba en Sarón estaba Sitrai el saronita; y a cargo del ganado en los valles estaba Safat, hijo de Adlai. 30 A cargo de los camellos estaba Obil el ismaelita; y a cargo de las asnas estaba Jehedías el meronotita. 31 A cargo de las ovejas estaba Jaziz el agareno. Todos estos eran administradores de las propiedades del rey David.

32 También Jonatán, hombre de entendimiento, tío de David, era consejero y escriba; y Jehiel, hijo de Hacmoni, instruía a los hijos del rey. 33 Ahitofel era consejero del rey, y Husai el arquita era amigo del rey. 34 Y Joiada, hijo de Benaía, y Abiatar sucedieron a Ahitofel. Y Joab era el comandante del ejército del rey.

2 Pedro 1

Saludo

1 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han recibido una fe como la nuestra, mediante la justicia de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo: Gracia y paz les sean multiplicadas a ustedes en el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor.

Virtudes del cristiano

Pues Su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de Aquel que nos llamó por Su gloria y excelencia. Por ellas Él nos ha concedido Sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos. Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadan a su fe, virtud, y a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, perseverancia, y a la perseverancia, piedad, a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor.

Pues estas virtudes, al estar en ustedes y al abundar, no los dejarán ociosos ni estériles en el verdadero conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Porque el que carece de estas virtudes es ciego o corto de vista, habiendo olvidado la purificación de sus pecados pasados. 10 Así que, hermanos, sean cada vez más diligentes para hacer firme su llamado y elección de parte de Dios. Porque mientras hagan estas cosas nunca caerán. 11 Pues de esta manera les será concedida ampliamente la entrada al reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Propósito de la carta

12 Por tanto, siempre estaré listo para recordarles estas cosas, aunque ustedes ya las saben y han sido confirmados en la verdad que está presente en ustedes13 También considero justo, mientras esté en este cuerpo, estimularlos recordándoles estas cosas, 14 sabiendo que mi separación del cuerpo terrenal es inminente, tal como me lo ha declarado nuestro Señor Jesucristo. 15 Además, yo procuraré con diligencia, que en todo tiempo, después de mi partida, ustedes puedan recordar estas cosas.

Testigos de la gloria de Cristo

16 Porque cuando les dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, no seguimos fábulas ingeniosamente inventadas, sino que fuimos testigos oculares de Su majestad. 17 Pues cuando Él recibió honor y gloria de Dios Padre, la Majestuosa Gloria le hizo esta declaración: «Este es Mi Hijo amado en quien me he complacido». 18 Nosotros mismos escuchamos esta declaración, hecha desde el cielo cuando estábamos con Él en el monte santo.

La palabra profética

19 así tenemos la palabra profética más segura, a la cual ustedes hacen bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en sus corazones. 20 Pero ante todo sepan esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal, 21 pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios.

Miqueas 4

Reinado futuro del SEÑOR

4 Y sucederá en los últimos días Que el monte de la casa del SEÑOR Será establecido como cabeza de los montes; Se elevará sobre las colinas, Y correrán a él los pueblos. Vendrán muchas naciones y dirán: «Vengan y subamos al monte del SEÑOR, A la casa del Dios de Jacob, Para que Él nos instruya en Sus caminos, Y nosotros andemos en Sus sendas». Porque de Sión saldrá la ley, Y de Jerusalén la palabra del SEÑOR. Él juzgará entre muchos pueblos, Y enjuiciará a naciones poderosas y lejanas; Entonces forjarán sus espadas en rejas de arado Y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, Ni se adiestrarán más para la guerra. Cada uno se sentará bajo su parra Y bajo su higuera, Y no habrá quien los atemorice, Porque la boca del SEÑOR de los ejércitos ha hablado. Aunque todos los pueblos anden Cada uno en el nombre de su dios, Nosotros andaremos En el nombre del SEÑOR nuestro Dios para siempre.

«En aquel día», declara el SEÑOR, «Reuniré a la coja Y recogeré a la perseguida, A las que Yo había maltratado. Haré de la coja un remanente, Y de la perseguida una nación fuerte. Y el SEÑOR reinará sobre ellos en el monte Sión Desde ahora y para siempre. Y tú, torre del rebaño, Colina de la hija de Sión, Hasta ti vendrá, Vendrá el antiguo dominio, El reino de la hija de Jerusalén.

»Ahora, ¿por qué gritas tan fuerte? ¿No hay rey en ti? ¿Ha perecido tu consejero, Que el dolor te aflige como a mujer de parto? 10 Retuércete y gime, Hija de Sión, Como mujer de parto, Porque ahora saldrás de la ciudad Y habitarás en el campo, E irás hasta Babilonia. Allí serás rescatada, Allí te redimirá el SEÑOR De la mano de tus enemigos. 11 Pero ahora se han juntado contra ti muchas naciones, Que dicen: “Sea profanada, Y que se deleiten en Sión nuestros ojos”. 12 Pero ellos no conocen los pensamientos del SEÑOR, Ni comprenden Su propósito; Porque los ha recogido como gavillas en la era. 13 Levántate y trilla, hija de Sión, Pues Yo haré tu cuerno de hierro Y tus pezuñas de bronce, Para que desmenuces a muchos pueblos, Para que consagres al SEÑOR su injusta ganancia, Y sus riquezas al Señor de toda la tierra».

Lucas 13

Arrepiéntanse o perecerán

13 En esa misma ocasión había allí algunos que contaron a Jesús acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con la de sus sacrificios. Él les respondió: «¿Piensan que estos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque sufrieron esto? Les digo que no; al contrario, si ustedes no se arrepienten, todos perecerán igualmente. ¿O piensan que aquellos dieciocho, sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, eran más deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Les digo que no; al contrario, si ustedes no se arrepienten, todos perecerán igualmente».

Parábola de la higuera estéril

Entonces Jesús les dijo esta parábola: «Cierto hombre tenía una higuera plantada en su viña; y fue a buscar fruto de ella y no lo halló. Y dijo al viñador: “Mira, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo. Córtala. ¿Por qué ha de cansar la tierra?”. El viñador le respondió: “Señor, déjala por este año todavía, hasta que yo cave alrededor de ella, y le eche abono, y si da fruto el año que viene, bien; y si no, córtala”».

Jesús hace un milagro en día de reposo

10 Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas un día de reposo, 11 y había allí una mujer que durante dieciocho años había tenido una enfermedad causada por un espíritu; estaba encorvada, y de ninguna manera se podía enderezar. 12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: «Mujer, has quedado libre de tu enfermedad».

13 Y puso las manos sobre ella, y al instante se enderezó y glorificaba a Dios. 14 Pero el oficial de la sinagoga, indignado porque Jesús había sanado en día de reposo, reaccionó diciendo a la multitud: «Hay seis días en los cuales se debe trabajar; vengan, pues, en esos días y sean sanados, y no en día de reposo».

15 Entonces el Señor le respondió: «Hipócritas, ¿no desata cada uno de ustedes su buey o su asno del pesebre en día de reposo y lo lleva a beber? 16 Y esta, que es hija de Abraham, a la que Satanás ha tenido atada durante dieciocho largos años, ¿no debía ser libertada de esta ligadura en el día de reposo?».

17 Al decir Él esto, todos Sus adversarios se avergonzaban, pero toda la multitud se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por Él.

Parábola del grano de mostaza

18 Entonces Jesús decía: «¿A qué es semejante el reino de Dios y con qué lo compararé? 19 Es semejante a un grano de mostaza que un hombre tomó y echó en su huerto; y creció y se hizo árbol, y LAS AVES DEL CIELO ANIDARON EN SUS RAMAS».

Parábola de la levadura

20 Y volvió a decir: «¿A qué compararé el reino de Dios? 21 Es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas (39 litros) de harina hasta que todo quedó fermentado».

La puerta estrecha

22 Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, mientras proseguía camino a Jerusalén. 23 Alguien le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». Y Él les dijo:

24 «Esfuércense por entrar por la puerta estrecha, porque les digo que muchos tratarán de entrar y no podrán. 25 Después que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, y ustedes, estando fuera, comiencen a llamar a la puerta, diciendo: “Señor, ábrenos”. Él respondiendo, les dirá: “No sé de dónde son”. 26 Entonces comenzarán a decir: “Comimos y bebimos en Tu presencia, y enseñaste en nuestras calles”; 27 y Él dirá: “Les digo que no sé de dónde son; APÁRTENSE DE MÍ, TODOS LOS QUE HACEN INIQUIDAD”.

28 »Allí será el llanto y el crujir de dientes cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero ustedes echados fuera. 29 Y vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. 30 Por tanto, hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos».

Lamento sobre Jerusalén

31 En ese momento llegaron unos fariseos y dijeron a Jesús: «Sal y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar». 32 Y Él les dijo: «Vayan y díganle a ese zorro: “Yo expulso demonios, y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día cumplo Mi propósito”. 33 Sin embargo, debo seguir Mi camino, hoy, mañana y pasado mañana; porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.

34 »¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste! 35 Por tanto, la casa de ustedes se les deja desierta; y les digo que no me verán más, hasta que llegue el tiempo en que digan: “BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR”».

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Acerca del Autor

0.00 avg. rating (0% score) - 0 votes
Mostrar Más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Verifique también
Close
Back to top button