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¿Cómo leer la historia teológica? | Preguntas bíblicas

NOTAS DEL ESDITOR: Este es un fragmento adaptado de la Biblia Cronológica de Estudio: Estudia la Biblia en el orden de los sucesos y en su contexto (Editorial Vida, 2023).

Los sucesos históricos a menudo son un tema que la Biblia aborda, pero siempre se los relata desde una perspectiva en particular. Esa perspectiva es la historia teológica. Es en el escenario de la historia que Dios ha escogido revelarse.
La Biblia no es un libro de teología sistemática que se organiza según sus temas: Dios, el hombre, el pecado, la salvación, etc., ni tampoco se limita a ofrecer una crónica de sucesos desde la creación hasta la consumación final.

La historia y el Antiguo Testamento

El Antiguo Testamento se centra en la historia. Describe sucesos históricos y se dirige, al menos en cierto sentido, a una audiencia histórica específica: el pueblo hebreo. Por este motivo, la fe que se enseña en la Biblia resulta sumamente diferente de las creencias de otros pueblos del Antiguo Cercano Oriente.

Los pueblos que rodeaban a los hebreos basaban sus creencias religiosas en los ritmos de la naturaleza. El mundo tenía patrones visibles, pero para sus habitantes esos ritmos eran inexplicables e incontrolables, por lo que se los atribuía a los dioses.

Había dioses para representar todos los fenómenos de la naturaleza: dioses del sol, la luna, la lluvia, las tormentas, los ríos, los mares y la tierra misma. La expresión religiosa típica de este tipo de religión era el mito, un relato que explicaba esos rasgos inexplicables de la naturaleza.

Por ejemplo, casi todos los pueblos de esa región tenían un mito sobre una deidad que estaba muerta durante parte del año y estaba viva el resto del año, un relato que explicaba el ciclo recurrente de las estaciones.

"El Dios de la Biblia no trata con Su creación en patrones recurrentes y regulares, sino en momentos singulares y extraordinarios de revelación de Sí mismo"

El Dios del Antiguo Testamento es sumamente diferente. Lo que es más importante, Él es el único Dios. Todos los fenómenos que otros pueblos consideraban como dioses son apenas creaciones del Dios único. En las otras religiones del Antiguo Cercano Oriente, la naturaleza era divina; en la Biblia, Dios al mismo tiempo creó la naturaleza y era más que la naturaleza. El Dios de la Biblia no trata con Su creación en patrones recurrentes y regulares, sino en momentos singulares y extraordinarios de revelación de Sí mismo. Además, esos momentos en que Dios obra sobre la tierra no se describen en un lenguaje vago y mítico («hace tiempo, en la tierra de los dioses»), sino que ocurren en tiempo real, en ubicaciones reconocibles de la tierra.

Por esta razón, el modo principal de comunicación del Antiguo Testamento no es el mito sino la historia. A Israel no le interesaba describir cómo Dios obra en continua repetición en la naturaleza; Israel deseaba relatar cómo Dios había realizado acciones únicas y singulares en la historia humana. Los israelitas deseaban relatar cómo en momentos específicos de la historia, Dios escogió a Abraham, bendijo a Jacob y salvó a los descendientes de Abraham y de Jacob de la esclavitud de Egipto. Deseaban consignar cómo Dios estableció a Su rey escogido sobre Israel, cómo Dios permitió que ese reino fuera destruido y cómo, una vez más, Dios rescató a Su pueblo de la cautividad. Para expresar este tipo de fe tan diferente que tenían, los israelitas usaron el arte de la escritura histórica, y el Antiguo Testamento en sí contiene algunos de los ejemplos más antiguos de este tipo de arte.



Por supuesto, no todo el Antiguo Testamento constituye escritura histórica. No obstante, incluso las partes del Antiguo Testamento que no son en sí escritos históricos casi siempre aparecen en cierto contexto histórico. Los oráculos, los discursos y la poesía de los profetas no son historia, pero están dirigidos a personas reales en situaciones históricas reales. Recuerdan las obras poderosas de Dios del pasado histórico; prometen que Dios puede actuar en la historia y que lo hará de nuevo. Los libros sapienciales y filosóficos que no abordan ninguna cuestión histórica, como Proverbios y Eclesiastés, se identifican a pesar de ello con el contexto histórico de la corte del rey Salomón. Incluso los salmos, cuyo propósito era la repetición regular en el culto público, a menudo ofrecen un trasfondo histórico, como el Salmo 3, subtitulado «Salmo de David, cuando huía de su hijo Absalón».

Israel comprendió que Dios es un Dios que obra en la historia, por lo que casi todas las declaraciones religiosas se leían a la luz de la historia de los actos poderosos de Dios. Por lo tanto, para comprender el Antiguo Testamento de la manera en que este debe entenderse, el lector necesita ciertos conocimientos sobre los sucesos históricos que están en el trasfondo de cada capítulo y libro. A menos que el lector conozca la historia de Israel y del Antiguo Cercano Oriente, la Biblia siempre será, en cierta forma, un enigma.

El Nuevo Testamento y el Antiguo

El Antiguo Testamento era la Biblia con la que contaban los autores del Nuevo Testamento. Las imágenes y los conceptos del Antiguo Testamento permeaban su mente. Las alusiones al Antiguo Testamento aparecen en casi todas las páginas de sus escritos. La enseñanza del Antiguo Testamento era una parte fundamental de su pensamiento.

"Los autores del Nuevo Testamento también creían que Cristo era la revelación final de Dios, quien había dado el enfoque adecuado a la revelación previa"

Estos autores del Nuevo Testamento también creían que Cristo era la revelación final de Dios, quien había dado el enfoque adecuado a la revelación previa (He 1:12). Ciertamente, el Cristo resucitado había explicado a Sus discípulos de qué manera Él cumplía la Escritura (Lc 24:27).

Así, los escritores del Nuevo Testamento comprendieron que Él era el que llevó a la plenitud el plan de salvación de Dios documentado en los primeros capítulos de Génesis.

Los escritos históricos del Nuevo Testamento constituyen ciertamente una historia teológica. Los autores creían que el propósito y el sentido de la historia podía encontrarse en Cristo. Por lo tanto, la historia de la cual escribían era la historia de la salvación. Las obras salvadoras anteriores de Dios anticipaban la cruz. La manera en que Dios sacó a Su pueblo de Egipto se convirtió en un patrón de la obra expiatoria de Cristo. En la cena de la Pascua que conmemoraba esta liberación de la esclavitud, Cristo convirtió el pan y el vino en símbolos de Su muerte y del nuevo pacto (Lc 22:1920). La historia había alcanzado en Él su punto culminante. Por tanto Pablo, el maestro más influyente del cristianismo, escribió sobre el Jesús que se le apareció en el camino a Damasco, y describió al Cristo resucitado expresando que es Aquel «por quien son todas las cosas y por medio de Él existimos nosotros» (1 Co 8:6).

Si te interesa conocer más sobre cómo leer la historia teológica, puedes leer esta reseña: Una Biblia cronológica para sumergirte en la historia de la redención.


La Biblia de Estudio Cronológica NBLA
, de la Editorial Vida, presenta las Escrituras en el orden cronológico en que ocurrieron los acontecimientos, con notas, artículos y gráficos a color que conectan al lector con la historia y la cultura de los tiempos bíblicos. Empieza por la creación y relata la historia del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento, la vida de Jesús y el nacimiento de la iglesia.

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