Vida Cristiana

Los cristianos y la tecnología en tiempos de pandemia

Los cristianos somos llamados a hacer todas las cosas de una manera que honre a nuestro Dios (1 Co. 10:31). Tengo la convicción de que eso incluye nuestro uso de las redes sociales y la tecnología. Por eso estudio y enseño sobre este tema. Sin embargo, el contexto actual aumenta los retos de vivir en un mundo lleno de pantallas y gadgets.

Si antes era fácil desperdiciar tiempo en redes sociales diseñadas para ser adictivas —y así compararnos con otros, distraernos de lo más importante, y aparentar ser lo que no somos— o ser ociosos viendo series en Netflix que no aportan algo bueno a nuestras vidas y que también están pensadas para gobernar tu atención y moldear tus hábitos, ahora lo es más que nunca.

¿Cómo usar mejor la tecnología durante este periodo de pandemia y cuarentena? Aquí hay algunas ideas que te animo a considerar.

Limita tu uso de las redes sociales y el televisor

Hay cosas por las que podemos agradecer por las redes sociales, pero las empresas detrás de ellas no están interesadas en lo mejor para tu crecimiento espiritual.

Mientras estamos en casa, es sencillo sucumbir al atractivo de lo nuevo en redes sociales y de las notificaciones diseñadas para capturar nuestra atención y cambiar nuestro comportamiento. Es más atractivo abrir Instagram en las mañanas que leer la Palabra de Dios.

Es inmediatamente más llamativo y menos demandante ver vídeos en TikTok que tener una conversación profunda con un hermano en la fe o leer un libro que demande concentración.

Te recomiendo fijar un límite de cuánto tiempo estarás en redes sociales, especialmente las diseñadas con scroll infinito —donde puedes pasar horas bajando en la pantalla con un movimiento de pulgar; por ejemplo, Instagram, TikTok, Youtube, y Facebook.

Uso Screen Time de iOS para bloquear mis redes sociales luego de usarlas por cierto tiempo todos los días (solo tengo Instagram y WhatsApp en mi teléfono). Si usas Android, usa una herramienta similar, como Freedom. Cuando se acaban mis minutos al día en Instagram, tengo que pedirle a mi esposa que ingrese una contraseña si quiero seguir usando la app.

Asimismo, limitar el uso del televisor es una buena forma de guardarnos de desperdiciar tiempo frente al sofá o en la cama. Además, te obliga a ser más exigente y cuidadoso con lo que escoges ver para entretenerte. Lo que nos lleva a los dos siguientes puntos.

No uses la tecnología para cultivar tu “presentismo”

Debido a la crisis actual y los avances tecnológicos, es fácil cultivar el presentismo en nuestra mente —la idea de que somos la generación más importante de la historia o que estos días son en verdad el fin del mundo. Como si el presente fuese lo más importante.

Esto es lo que comunica cada tweet sensacionalista que lees desde tu teléfono y cada noticia de última hora en CNN presentada con cuidado para capturar tu atención y hacerte sentir que miras algo más grande o importante de lo que seguro es.

Esto es un peligro para el cristiano. ¿Por qué? Porque sabemos que lo más importante en la historia no es lo que ocurre ahora, sino lo que ocurrió hace 2000 años en el nacimiento, la vida, muerte, resurrección, y ascensión del Hijo de Dios. Y sabemos que el coronavirus no es el final del mundo. Nuestro gozo en el Señor depende de vivir recordando el evangelio todos los días. Así que el cristianismo es diferente al presentismo. Nos llama a vivir el ahora para la gloria de Dios entendiendo que el ahora no lo es todo.

Con esto no digo que debemos ser escapistas y dejar de prestar atención a lo que ocurre a nuestro alrededor. Es bueno usar la tecnología para estar informados de lo que acontece. Es importante para amar mejor a nuestro prójimo y entender lo que Dios permite en el mundo.

Pero casi ninguno de nosotros necesita chequear las noticias varias veces al día. O ver una fila interminable de tweets que hablan de lo mismo con la esperanza de conseguir algo nuevo que nos entretenga (sí, preocuparnos es una forma de entretenernos; entretenernos con temores en vez de vivir para la gloria de Dios confiando en Él). Digo esto también por mí mismo.

Necesitamos cultivar una visión del mundo más fiel a la realidad que la que usualmente nos presentan los medios a través de la tecnología. Hacemos esto, no al pasar horas viendo las últimas noticias, sino primeramente al meditar en el evangelio, leer libros viejos que nos recuerden nuestro lugar en la historia, y hablar con personas mayores que nosotros —para quienes las crisis como estas en realidad no son nuevas.

Usa la tecnología para disfrutar contenido bueno y aprender cosas nuevas

Dios quiere que disfrutemos su creación y las bendiciones que Él nos da. Por su gracia, hay muchas cosas “análogas” que puedes realizar para entretenerte en casa. Puedes cocinar, escribir, jugar un juego de mesa, o leer un buen libro. Al mismo tiempo, es una bendición ver en una pantalla contenido que nos lleve a pensar en cosas que valen la pena, que no resulten en un entretenimiento vano que socava nuestro crecimiento espiritual.

Si vas a ver películas y series durante la cuarentena, busca la sabiduría de Dios para escoger bien con qué vas a entretener y nutrir tu mente. No sigas las “tendencias” en Netflix para ver lo que el resto del mundo mira. Cuida lo que entra en tus ojos. Pide recomendaciones de películas y series a cristianos maduros en la fe. Investiga en Internet la clasificación en sexo y violencia de una película o serie antes de exponerte a ella.

¿Por qué no ver una docuserie como Nuestro planeta —una de las cosas más espectaculares que he visto, y que Dios ha usado para moverme a la adoración a Él por su poder en la creación— en vez de ver una serie llena de sexo y violencia gratuita, y que no vale la pena?

Al mismo tiempo, recordemos que Dios no nos hizo para que simplemente consumamos cosas.

Él nos llama a cultivar su creación (Gn. 1:26-30). Por su gracia, podemos usar la tecnología para desarrollar nuevas habilidades que nos ayuden en nuestro llamado y al mismo tiempo estimulen nuestra creatividad para su gloria. ¿Qué tal usar Youtube, no para consumir vídeos inútiles, sino para aprender algo nuevo, como tocar la guitarra o cocinar mejor?

Hacer cosas con nuestras manos y mentes es satisfactorio porque Dios nos hizo para eso. Así que un buen uso de la tecnología en este tiempo puede ser realizar cursos online sobre algo que te guste o que pueda enriquecer tu desempeño profesional o ministerial. La tecnología no tiene por qué deshumanizarte al hacerte un simple consumidor pasivo.

Usa la tecnología para conectarte con otros y no para distanciarte

Mi esposa y yo tenemos esta regla sencilla: nunca vemos una película o serie al menos que lo hagamos juntos. Por más fuerte que nuestro matrimonio sea, el uso individual de pantallas puede distanciarnos si no somos cuidadosos. Te animo a implementar una regla parecida en tu hogar. No dejes que la tecnología te distancie de otros, incluso bajo el mismo techo.

Sabemos cómo la tecnología puede separar a las personas al ofrecer “burbujas” o “espacios privados” —un atractivo que muchas empresas tecnológicas entienden bien— con entretenimiento personalizado, en vez de incentivar el disfrute en comunidad. Lo hemos visto de cerca incluso en nuestras familias. Por eso es mala idea tener más de un televisor en casa y usar nuestros dispositivos electrónicos personales sin transparencia.

Al mismo tiempo, gracias a Dios la tecnología nos permite mantener el contacto con otros a distancia e incentivar nuestro amor por nuestros familiares, la iglesia local, y amigos.

Por ejemplo, uno de los mejores usos que puedes darle a tu teléfono es llamar todos los días a un hermano diferente de tu iglesia para saber cómo está, hablar sobre qué están aprendiendo ambos en su caminar espiritual, y cómo pueden orar el uno por el otro.

Por experiencia puedo decirte que esto revolucionará tu vida espiritual y forma de apreciar qué es la iglesia de Cristo.

Dejar un like en una foto o estado en redes sociales de un familiar o amigo es muy fácil. En realidad, no comunica amor, atención, ni puede ayudar a alguien. ¿Por qué mejor no llamar a esa persona? Porque eso siempre demanda más esfuerzo de nuestra parte.

Por tanto, es más atractivo dejar un simple like o enviar un corto mensaje de texto o voz. Pero ser hechos a imagen de Dios implica que fuimos hechos para conversar con otras personas, y no viviremos con satisfacción si no tenemos buenas conversaciones en nuestras vidas.

Conversar con otros humanos es un regalo irremplazable. Despreciarlo es deshumanizante. Si vas a usar la tecnología para mantener contactos con otros, que sea para conversar y no solo intercambiar textos, notas de voz, y emojis. ¡Eso nunca será lo mismo!

Además, estar en cuarentena no tiene por qué significa el fin de nuestro evangelismo o discipulado. Vivimos en una época privilegiada en la que podemos tener videollamadas con no creyentes para saber cómo podemos servirles y testificar de lo que Dios hace en nuestras vidas a pesar de nosotros.

Asimismo, durante la cuarentena, es más fácil caer en incontables pecados como el consumo de la pornografía, el afán por el mañana, la indiferencia espiritual hacia los demás, o la codicia de lo que nuestro prójimo tiene (por dar algunos ejemplos). Pero gracias a la tecnología que tenemos hoy, estar en casa no tiene por qué significar luchar contra el pecado solo y pasar el tiempo sin dar ánimo a otros hermanos en la fe y/o recibir aliento de parte de ellos.

No sabemos cómo seguirá el mundo en unas semanas. Pero sí sabemos que Dios está con nosotros gracias a su obra redentora en Cristo y nos ha dado su Espíritu Santo.

Él nos llama a vivir para su gloria en todo tiempo, atesorándolo a Él, incluyendo nuestra era digital. Hay muchos peligros en cómo podemos usar la tecnología, pero también hay usos provechosos.

Oro que este escrito te anime a pensar más en esto, ser más sabio al respecto, y depender más de Dios para lograrlo. El que no escatimó ni a su propio Hijo sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo nos ayudará también en esto? (Ro. 8:32).

JOSUÉ BARRIOS

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