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Lectura de Hoy

20-02-2024

Devocional

Devocional: Éxodo 3

En Éxodo 3, hay dos cosas que requieren nuestra atención.

En primer lugar, la presentación dramática del “ángel del Señor” (3:2). Al principio, Moisés no ve ningún ángel. El texto dice: “Estando allí, el ángel del Señor se le apareció entre las llamas de una zarza ardiente.” – pero esto no puede significar que un ser angélico le apareciese dentro de las llamas, aunque distinto de las propias llamas, puesto que lo que le llamó la atención a Moisés era el arbusto mismo, el cual, aunque ardía, no se consumía jamás. La manifestación del ángel del Señor parece ser entonces el carácter milagroso de las llamas. Curiosamente, cuando la voz habla con Moisés desde dentro del arbusto, no es la voz de un ángel, sino la voz de Dios mismo: “Cuando el SEÑOR vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: ¡Moisés, Moisés!” (3:4). La conversación que sigue es entre Dios y Moisés; ya no hay más mención del “ángel del Señor”.

Aparentemente, entonces, este “ángel del Señor” parece ser una manifestación de Dios mismo. Tendremos la ocasión de reflexionar en algunos otros pasajes del Antiguo Testamento donde aparece el ángel del Señor – unas veces en forma humana, y otras sin que se diga explícitamente que sea un ángel (recuérdese el “hombre” que lucha con Jacob en Génesis 32), siempre de carácter misteriosamente “otro”, y siempre identificado de alguna manera con Dios mismo.

Nos podríamos preguntar entonces si, al afirmar el texto que tenemos delante que “el Señor vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó”, no se trata simplemente de que Dios habló a través de este mensajero angélico; al fin y al cabo, si el mensajero habla las palabras de Dios, entonces, en un sentido, es Dios quien habla. No obstante, las manifestaciones bíblicas del “ángel del Señor” no encajan tan fácilmente en una explicación tan simple y bien trabada. Es como si los escritores bíblicos quisiesen enfatizar que Dios mismo realmente apareció, pero al mismo tiempo separando a este Dios trascendente de cualquier mera aparición. El ángel del Señor sigue siendo una figura enigmática, identificada con Dios, pero, al mismo tiempo diferenciable de él – un preanuncio, por decirlo así, del Verbo eterno, quien se hizo carne, el nombre de Dios simultáneamente compañero de Dios y Dios mismo (Juan 1:114).

La segunda cosa que cabe destacar es aún más importante, aunque le dedico sólo un pequeño comentario ahora. El nombre de Dios (3:13-14) se puede traducir también “YO SOY EL QUE SOY”, tal como aparece en la Nueva Versión Internacional, o “Yo seré el que seré”. En hebreo, la forma abreviada “Yo Soy” está relacionada de alguna forma con YHWH, a menudo escrito Yahvé (y traducido SEÑOR, en mayúsculas; las mismas letras hebreas están detrás del nombre Jehovah en inglés y castellano). Lo mínimo que este nombre indica es que Dios es autoexistente, eterno, completamente autónomo y absolutamente soberano: Dios es quien es, dependiente de nada ni de nadie.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

Devocional: 1 Corintios 7

Cuando Pablo comienza a contestar a las preguntas de los corintios (“los asuntos que me planteasteis por escrito”, 1 Corintios 7:1), el primer asunto que considera es el matrimonio, y temas relacionados con el mismo (1 Corintios 7). La primera parte de su exposición trata del sexo dentro del matrimonio cristiano (1 Corintios 7:1-7).

(1) Como recurso típico de muchas de sus respuestas a esta iglesia dividida, Pablo pone aquí de manifiesto su sensibilidad pastoral con frase del tipo “Sí… pero”. “‘Es mejor no tener relaciones sexuales’. Pero… cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo” (7:1-2). “Preferiría que todos fuerais como yo. No obstante, cada uno tiene de Dios su propio don” (7:7). En otras palabras, el apóstol no sólo debe responder a sus preguntas, sino también a sus extremos. Idealmente, debe hacerlo uniendo a las facciones, elogiando a quienes aportan luz al asunto, pero al mismo tiempo ayudando a cada parte a darse cuenta de que no posee toda la verdad del tema y que en realidad está distorsionando la sabiduría.

(2) Algunos han traducido 7:1 de la siguiente manera: “Es bueno para el hombre no casarse”. Literalmente, el griego dice: “Es bueno para el hombre no tocar mujer”. Esos traductores suponen que estas palabras constituyen un eufemismo del matrimonio. Recientemente, los expertos han afirmado que ese no es el caso. Aparentemente, algunos cristianos de Corinto fomentaban un estilo de vida ascético. Pablo está preparado para decir que esa perspectiva es meritoria: después de todo, más adelante en el capítulo destaca las ventajas de permanecer célibe para el ministerio del Evangelio. No obstante, el ascetismo no es el único valor; de hecho, puede convertirse en un ídolo, o en una forma de despreciar los buenos regalos de Dios o de negarse a reconocer la diversidad de las bendiciones que el Señor concede a su pueblo. Después de todo, el matrimonio alivia la tensión sexual; decir que esta no existe y agarrarse desesperadamente al ascetismo puede desembocar en repugnantes pecados sexuales (como ha ocurrido con frecuencia). La respuesta social, bíblicamente hablando, no es el sexo libre ni la lascivia, sino el matrimonio, que no solo tiene este valor, por supuesto, aunque es muy real.

(3) Nótese cómo Pablo insiste en que, en el ámbito del matrimonio, los privilegios y responsabilidades sexuales son recíprocos: p. ej., “cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo”, lo que dista mucho de tratar a la mujer como una esclava. ¿Cuántas afirmaciones recíprocas se encuentran en este párrafo?

(4) Dentro del matrimonio, ninguno de los cónyuges debe privar al otro de las relaciones sexuales normales, excepto si hay consentimiento mutuo o un propósito de dedicarse ambos a la oración. Incluso así, estas excepciones solo deben aplicarse temporalmente. Por tanto, según las Escrituras, el sexo nunca debe utilizarse como un arma, ofrecerse como soborno o retirarse como castigo.


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Éxodo 3

Moisés y la zarza ardiendo

3 Moisés apacentaba el rebaño de Jetro su suegro, sacerdote de Madián; condujo el rebaño hacia el lado occidental del desierto y llegó a Horeb, el monte de Dios. Y el ángel del Señor se le apareció en una llama de fuego, en medio de una zarza. Al fijarse Moisés, vio que la zarza ardía en fuego, pero la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: «Me acercaré ahora para ver esta maravilla, por qué la zarza no se quema».

Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba para mirar, Dios lo llamó de en medio de la zarza, y dijo: «¡Moisés, Moisés!». Y él respondió: «Aquí estoy». Entonces Dios le dijo: «No te acerques aquí. Quítate las sandalias de los pies, porque el lugar donde estás parado es tierra santa». Y añadió: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob». Entonces Moisés se cubrió el rostro, porque tenía temor de mirar a Dios.

Misión de Moisés

Y el Señor dijo: «Ciertamente he visto la aflicción de Mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor a causa de sus capataces, pues estoy consciente de sus sufrimientos. Así que he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los ferezeos, de los heveos y de los jebuseos. Y ahora, el clamor de los israelitas ha llegado hasta Mí, y además he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. 10 Ahora pues, ven y te enviaré a Faraón, para que saques a Mi pueblo, a los israelitas, de Egipto».

11 Pero Moisés dijo a Dios: «¿Quién soy yo para ir a Faraón, y sacar a los israelitas de Egipto?». 12 «Ciertamente Yo estaré contigo», le respondió el Señor, «y la señal para ti de que soy Yo el que te ha enviado será esta: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto ustedes adorarán a Dios en este monte».

El nombre de Dios

13 Entonces Moisés dijo a Dios: «Si voy a los israelitas, y les digo: “El Dios de sus padres me ha enviado a ustedes”, tal vez me digan: “¿Cuál es Su nombre?”, ¿qué les responderé?». 14 Y dijo Dios a Moisés: «YO SOY EL QUE SOY», y añadió: «Así dirás a los israelitas: “YO SOY me ha enviado a ustedes”». 15 Dijo además Dios a Moisés: «Así dirás a los israelitas: “El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a ustedes”. Este es Mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de Mí de generación en generación.

Instrucciones de Dios a Moisés

16 Ve y reúne a los ancianos de Israel, y diles: “El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido y dijo: ‘Ciertamente los he visitado y he visto lo que les han hecho en Egipto. 17 Y he dicho: Los sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del hitita, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que mana leche y miel’”. 18 Ellos escucharán tu voz. Entonces tú irás con los ancianos de Israel al rey de Egipto, y le dirán: “El Señor, el Dios de los hebreos, nos ha salido al encuentro. Ahora pues, permite que vayamos tres días de camino al desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios”. 19 Pero Yo sé que el rey de Egipto no los dejará ir, si no es por la fuerza. 20 Pero Yo extenderé Mi mano y heriré a Egipto con todos los prodigios que haré en medio de él, y después de esto, los dejará ir. 21 Y haré que este pueblo halle gracia ante los ojos de los egipcios, y cuando ustedes se vayan, no se irán con las manos vacías. 22 Cada mujer pedirá a su vecina y a la que vive en su casa, objetos de plata, objetos de oro y vestidos, y los pondrán sobre sus hijos y sobre sus hijas. Así despojarán a los egipcios».

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Lucas 6

Jesús, Señor del día de reposo

6 Aconteció que un día de reposo Jesús pasaba por unos sembrados, y Sus discípulos arrancaban y comían espigas, restregándolas entre las manos. Pero algunos de los fariseos dijeron: «¿Por qué hacen ustedes lo que no es lícito en el día de reposo?».

Jesús les respondió: «¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando tuvo hambre, él y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó y comió los panes consagrados, que a nadie es lícito comer sino solo a los sacerdotes, y dio también a sus compañeros?». También les decía: «El Hijo del Hombre es Señor del día de reposo».

Jesús sana al hombre de la mano seca

Y en otro día de reposo entró en la sinagoga y enseñaba; y había allí un hombre que tenía la mano derecha seca. A fin de encontrar de qué acusar a Jesús, los escribas y los fariseos lo observaban atentamente para ver si sanaba en el día de reposo. Pero Él sabía lo que ellos estaban pensando, y dijo al hombre que tenía la mano seca: «Levántate y ven acá». Y él, levantándose, se puso de pie.

Entonces Jesús les dijo: «Yo les pregunto: ¿es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal; salvar una vida o destruirla?».

10 Después de mirarlos a todos a su alrededor, dijo al hombre: «Extiende tu mano». Y él lo hizo así, y su mano quedó sana. 11 Pero ellos se llenaron de ira, y discutían entre sí qué podrían hacerle a Jesús.

Jesús escoge a los doce apóstoles

12 En esos días Jesús se fue al monte a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios. 13 Cuando se hizo de día, llamó a Sus discípulos y escogió doce de ellos, a los que también dio el nombre de apóstoles: 14 Simón, a quien también llamó Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo y Juan; Felipe y Bartolomé; 15 Mateo y Tomás; Jacobo, hijo de Alfeo, y Simón, al que llamaban el Zelote; 16 Judas, hijo de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser traidor.

17 Descendió con ellos y se detuvo en un lugar llano. Había una gran multitud de Sus discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, 18 que habían ido para oír a Jesús y para ser sanados de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos eran curados. 19 Y toda la multitud procuraba tocar a Jesús, porque de Él salía un poder que a todos sanaba.

Las bienaventuranzas

20 Volviendo su vista hacia Sus discípulos, decía: «Bienaventurados ustedes los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios.

21 »Bienaventurados ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Bienaventurados ustedes los que ahora lloran, porque reirán.

22 »Bienaventurados son ustedes cuando los hombres los aborrecen, cuando los apartan de sí, los colman de insultos y desechan su nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. 23 Alégrense en ese día y salten de gozo, porque su recompensa es grande en el cielo, pues sus padres trataban de la misma manera a los profetas.

24 »Pero ¡ay de ustedes los ricos! Porque ya están recibiendo todo su consuelo.

25 »¡Ay de ustedes, los que ahora están saciados! Porque tendrán hambre. ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen! Porque se lamentarán y llorarán.

26 »¡Ay de ustedes, cuando todos los hombres hablen bien de ustedes! Porque de la misma manera trataban sus padres a los falsos profetas.

El amor verdadero y su recompensa

27 »Pero a ustedes los que oyen, les digo: amen a sus enemigos; hagan bien a los que los aborrecen; 28 bendigan a los que los maldicen; oren por los que los insultan. 29 Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, no le niegues tampoco la túnica. 30 A todo el que te pida, dale, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames.

31 »Y así como quieran que los hombres les hagan a ustedes, hagan con ellos de la misma manera. 32 Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque también los pecadores aman a los que los aman. 33 Si hacen bien a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen? Porque también los pecadores hacen lo mismo. 34 Si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir de ellos la misma cantidad.

35 »Antes bien, amen a sus enemigos, y hagan bien, y presten no esperando nada a cambio, y su recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo; porque Él es bondadoso para con los ingratos y perversos. 36 Sean ustedes misericordiosos, así como su Padre es misericordioso.

El juicio hacia los demás

37 »No juzguen, y no serán juzgados; no condenen, y no serán condenados; perdonen, y serán perdonados. 38 Den, y les será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en sus regazos. Porque con la medida con que midan, se les volverá a medir».

39 Les dijo también una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en un hoyo? 40 Un discípulo no está por encima de su maestro; pero todo discípulo, después de que se ha preparado bien, será como su maestro. 41 ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? 42 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, déjame sacarte la mota que está en tu ojo”, cuando tú mismo no ves la viga que está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo y entonces verás con claridad para sacar la mota que está en el ojo de tu hermano.

43 »Porque no hay árbol bueno que produzca fruto malo, ni a la inversa, árbol malo que produzca fruto bueno. 44 Pues cada árbol por su fruto se conoce. Porque los hombres no recogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de una zarza. 45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.

Los dos cimientos

46 »¿Por qué ustedes me llaman: “Señor, Señor”, y no hacen lo que Yo digo? 47 Todo el que viene a Mí y oye Mis palabras y las pone en práctica, les mostraré a quién es semejante: 48 es semejante a un hombre que al edificar una casa, cavó hondo y echó cimiento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el torrente dio con fuerza contra aquella casa, pero no pudo moverla porque había sido bien construida. 49 Pero el que ha oído y no ha hecho nada, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin echar cimiento; y el torrente dio con fuerza contra ella y al instante se desplomó, y fue grande la ruina de aquella casa».


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Job 20

Zofar describe a los impíos

20 Entonces Zofar, el naamatita respondió:

«Por esto mis pensamientos me hacen responder,
A causa de mi inquietud interior.
He escuchado la reprensión que me insulta,
Y el espíritu de mi entendimiento me hace responder.
¿Acaso sabes esto, que desde la antigüedad,
Desde que el hombre fue puesto sobre la tierra,
Es breve el júbilo de los malvados,
Y un instante dura la alegría del impío?
Aunque su orgullo llegue a los cielos,
Y su cabeza toque las nubes,
Como su propio estiércol perece para siempre;
Los que lo han visto dirán: “¿Dónde está?”.
Huye como un sueño, y no lo pueden encontrar,
Y como visión nocturna es ahuyentado.
El ojo que lo veía, ya no lo ve,
Y su lugar no lo contempla más.
10 Sus hijos favorecen a los pobres,
Y sus manos devuelven sus riquezas.
11 Sus huesos están llenos de vigor juvenil,
Pero yacen con él en el polvo.

12 »Aunque el mal sea dulce en su boca,
Y lo oculte bajo su lengua,
13 aunque lo desee y no lo deje ir,
Sino que lo retenga en su paladar,
14 Con todo la comida en sus entrañas se transforma
En veneno de cobras dentro de él.
15 Traga riquezas,
Pero las vomitará;
De su vientre se las hará echar Dios.
16 Chupa veneno de cobras,
Lengua de víbora lo mata.
17 No mira a los arroyos,
A los ríos que fluyen miel y cuajada.
18 Devuelve lo que ha ganado,
No lo puede tragar;
En cuanto a las riquezas de su comercio,
No las puede disfrutar.
19 Pues ha oprimido y abandonado a los pobres;
Se ha apoderado de una casa que no construyó.

20 »Porque no conoció quietud en su interior,
No retiene nada de lo que desea.
21 Nada le quedó por devorar,
Por eso no dura su prosperidad.
22 En la plenitud de su abundancia estará en estrechez;
La mano de todo el que sufre vendrá contra él.
23 Cuando llene su vientre,
Dios enviará contra él el ardor de Su ira
la hará llover sobre él mientras come.
24 Tal vez huya del arma de hierro,
Pero el arco de bronce lo atravesará.
25 La flecha lo traspasa y sale por su espalda,
Y la punta relumbrante por su hiel.
Vienen sobre él terrores,
26 Completas tinieblas están reservadas para sus tesoros;
Fuego no atizado lo devorará,
Y consumirá al que quede en su tienda.
27 Los cielos revelarán su iniquidad,
Y la tierra se levantará contra él.
28 Las riquezas de su casa se perderán;
Serán arrasadas en el día de Su ira.
29 Esta es la porción de Dios para el hombre impío,
Y la herencia decretada por Dios para él».


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1 Corintios 7

Respuestas acerca del matrimonio

7 En cuanto a las cosas de que me escribieron, bueno es para el hombre no tocar mujer. No obstante, por razón de las inmoralidades, que cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. Que el marido cumpla su deber para con su mujer, e igualmente la mujer lo cumpla con el marido. La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.

No se priven el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicarse a la oración. Vuelvan después a juntarse, a fin de que Satanás no los tiente por causa de falta de dominio propio. Pero esto lo digo por vía de concesión, no como una orden. Sin embargo, yo desearía que todos los hombres fueran como yo. No obstante, cada cual ha recibido de Dios su propio don, unos de una manera y otros de otra.

A los solteros y a las viudas digo que es bueno para ellos si se quedan como yo. Pero si carecen de dominio propio, cásense. Que mejor es casarse que quemarse.

10 A los casados instruyo, no yo, sino el Señor: que la mujer no debe dejar al marido. 11 Pero si lo deja, quédese sin casar, o de lo contrario que se reconcilie con su marido, y que el marido no abandone a su mujer.

12 Pero a los demás digo yo, no el Señor, que si un hermano tiene una mujer que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. 13 Y la mujer cuyo marido no es creyente, y él consiente en vivir con ella, no abandone a su marido. 14 Porque el marido que no es creyente es santificado por medio de su mujer; y la mujer que no es creyente es santificada por medio de su marido creyente. De otra manera sus hijos serían inmundos, pero ahora son santos. 15 Sin embargo, si el que no es creyente se separa, que se separe. En tales casos el hermano o la hermana no están obligados, sino que Dios nos ha llamado para vivir en paz. 16 Pues ¿cómo sabes tú, mujer, si salvarás a tu marido? ¿O cómo sabes tú, marido, si salvarás a tu mujer?

Anden en la voluntad de Dios

17 Fuera de esto, según el Señor ha asignado a cada uno, según Dios llamó a cada cual, así ande. Esto ordeno en todas las iglesias. 18 ¿Fue llamado alguno ya circuncidado? Quédese circuncidado. ¿Fue llamado alguien estando incircuncidado? No se circuncide. 19 La circuncisión nada es, y nada es la incircuncisión, sino el guardar los mandamientos de Dios. 20 Cada uno permanezca en la condición en que fue llamado.

21 ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te preocupes. Aunque si puedes obtener tu libertad, prefiérelo. 22 Porque el que fue llamado por el Señor siendo esclavo, hombre libre es del Señor. De la misma manera, el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. 23 Ustedes fueron comprados por precio. No se hagan esclavos de los hombres. 24 Hermanos, cada uno permanezca con Dios en la condición en que fue llamado.

Sobre casarse o no casarse

25 En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor, pero doy mi opinión como el que habiendo recibido la misericordia del Señor es digno de confianza. 26 Creo, pues, que esto es bueno en vista de la presente aflicción; es decir, que es bueno que el hombre se quede como está. 27 ¿Estás unido a mujer? No procures separarte. ¿Estás libre de mujer? No busques mujer. 28 Y si te casas, no has pecado; y si una virgen se casa, no ha pecado. Sin embargo, ellos tendrán problemas en esta vida, y yo quiero evitárselos.

29 Pero esto digo, hermanos: el tiempo ha sido acortado; de modo que de ahora en adelante los que tienen mujer sean como si no la tuvieran; 30 los que lloran, como si no lloraran; los que se regocijan, como si no se regocijaran; los que compran, como si no tuvieran nada; 31 los que aprovechan el mundo, como si no lo aprovecharan plenamente; porque la apariencia de este mundo es pasajera.

32 Sin embargo, quiero que estén libres de preocupación. El soltero se preocupa por las cosas del Señor, cómo puede agradar al Señor. 33 Pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer, 34 sus intereses están divididos. La mujer que no está casada y la virgen se preocupan por las cosas del Señor, para ser santas tanto en cuerpo como en espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. 35 Esto digo para su propio beneficio; no para ponerles restricción, sino para promover lo que es honesto y para asegurar su constante devoción al Señor.

36 Y si alguien cree que no está obrando correctamente con respecto a su hija virgen, si ella es de edad madura, y si es necesario que así se haga, que haga lo que quiera, no peca; que se case. 37 Pero el que está firme en su corazón, y sin presión alguna, y tiene control sobre su propia voluntad, y ha decidido en su corazón conservar virgen a su hija, bien hará. 38 Así los dos, el que da en matrimonio a su hija virgen, hace bien; y el que no la da en matrimonio, hace mejor.

39 La mujer está ligada mientras el marido vive; pero si el marido muere, está en libertad de casarse con quien desee, solo que sea en el Señor. 40 Pero en mi opinión, será más feliz si se queda como está. Y creo que yo también tengo el Espíritu de Dios.

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