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¿Qué significa “Los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas” (Isaías 40:31)?

El cuidado de Dios

Isaías 40:31 contiene una gran promesa de fortaleza para los cansados:

Pero los que esperan en el SEÑOR
Renovarán sus fuerzas.
Se remontarán con alas como las águilas,
Correrán y no se cansarán,
Caminarán y no se fatigarán (Is 40:31).

Este texto promete una fuerza renovada de manera sobrenatural, una fuerza que se compararía con elevarse en vuelo como un águila o correr sin fatiga. Pero ¿qué significa esto para nosotros y cómo lo recibimos? El contexto del versículo nos ayuda.

Los israelitas que recibieron por primera vez esta promesa estaban agotados por las dificultades. Habían vivido exiliados en Babilonia durante varias décadas. Su perspectiva se vio oscurecida por pensamientos desesperados: «Escondido está mi camino del SEÑOR, / Y mi derecho pasa inadvertido a mi Dios» (40:27). Pensaron que Dios no podía ayudarlos o que a Él no le importaba su situación. Isaías usa las palabras «cansancio» y «fatiga» tres veces en el transcurso de unos pocos versículos aquí (40:27-31). Los israelitas estaban exhaustos y agotados por las circunstancias de la vida. No solo estaban débiles del cuerpo, sino también en su espíritu. ¿Cómo podrían seguir soportando las duras circunstancias de la vida?

Isaías respondió a estas preguntas con las suyas propias: «¿Acaso no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? / El Dios eterno, el SEÑOR, el creador de los confines de la tierra / No se fatiga ni se cansa. / Su entendimiento es inescrutable» (40:28). Estas son buenas palabras de ánimo para los cansados: tú puedes desmayarte, pero Dios no. Dios es una fuente inagotable de fortaleza, y la da generosamente: «Él da fuerzas al fatigado, / Y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor» (40:29). Este es Dios. Aquel que, siempre fuerte y nunca cansado, ama ayudar a los débiles y cansados.

Aquí está lo que esto nos muestra: si pensamos que Dios es demasiado grande como para preocuparse por nosotros, en realidad, no creemos que sea lo suficientemente grande. La grandeza de Dios no es solo que es fuerte, sino que es fuerte para nosotros. La gloria de Dios no es solo que tiene poder, sino que le encanta usarlo para ayudar a quienes lo necesitan. Dios no es demasiado grande como para que ignore tus problemas, sino que Él es demasiado grande como para que no le importen.

La fuerza de Dios

Entonces, en medio de todo nuestro cansancio, ¿cómo obtenemos esta fuerza? Podemos esperar que Isaías comparta la sabiduría del descanso físico, el ejercicio, la dieta, etc. Pero si bien todas esas son fuentes de fortaleza dadas por Dios, no pueden darnos la fuerza más profunda que necesitamos cuando llegamos al fin de nosotros mismos. Isaías reconoce esto: «Aun los mancebos se fatigan y se cansan, / Y los jóvenes tropiezan y vacilan» (40:30). En otras palabras, incluso aquellos que están en su mejor momento con una salud perfecta tienen límites. Necesitamos una fuerza mayor para hacer frente a nuestros profundos desalientos.

La grandeza de Dios no es solo que es fuerte, sino que es fuerte para nosotros

 

Entonces, ¿cómo la conseguimos? Solo hay una respuesta, y aquí llegamos a la gran promesa de este texto: «los que esperan en el SEÑOR / renovarán sus fuerzas». No los que trabajan para el Señor, sino los que esperan en Él. No se trata de hacer nuestra parte y pedirle a Dios que haga el resto.

No se trata de mostrarle a Dios lo fuertes que somos y pedirle que nos dé un poco más. No, aquí admitimos que no tenemos la fuerza que necesitamos. Reconocemos que necesitamos la fuerza que solo Él puede darnos. Lo esperamos, lo que es más que pasar el tiempo. En hebreo, esta palabra conlleva un sentido de expectativa esperanzadora. En medio de las dificultades, lo miramos como Aquel que hace que todas las cosas funcionen para nuestro bien.

Como cristianos miramos a Jesús, quien vino a nosotros y nos dijo: «Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar» (Mt 11:28). Él llevó sobre Sí mismo la carga de nuestro pecado y juicio en la cruz. Resucitó y envió a Su Espíritu para darnos poder y fortalecernos en todas nuestras debilidades. Ahora lo miramos y esperamos a que actúe; en última instancia, esperamos el día en que Jesús regrese para arreglar todas las cosas y hacerlas nuevas.


Publicado originalmente en Crossway. Traducido por el Equipo Coalición.

Drew Hunter es autor de Made for Friendship: The Relationship That Halves Our Sorrows and Doubles Our Joys. Es pastor de enseñanza en Zionsville Fellowship en Zionsville, Indiana, donde vive con su esposa, Christina, y sus cuatro hijos.

Acerca del Autor

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