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Lectura de Hoy

23-03-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Éxodo 34

Cuando Moisés pide ver la gloria de Dios al final del capítulo anterior, se le promete (como hemos constatado) una manifestación de su bondad (33:19). Pero no hay nadie, ni siquiera Moisés, que pueda ver el rostro de Dios y vivir (33:20). Por lo tanto, Dios hace posible que Moisés entrevea los últimos rayos del resplandor de su gloria, por así decirlo – y esta experiencia extraordinaria se describe en Éxodo 34.
Mientras el Señor pasa por delante de la hendidura en la roca donde Moisés está bien escondido, entona las palabras: “El Señor, el Señor…” (34:6). Las palabras hebreas que aquí se traducen por “amor y fidelidad” constituyen una pareja léxica en el Antiguo Testamento. La primera se asocia regularmente con la misericordia y la gracia de Dios según la alianza; la segunda está anclada en su fiabilidad, su compromiso, según la alianza, a mantenerse fiel a su palabra, cumplir con sus promesas, ser fiel, ser verdad.
Cuando Juan presenta a Jesús como el Verbo de Dios (Juan 1:1-18), dice a sus lectores que el Verbo se hizo carne (1:14), “habitó” (plantó su tienda) entre nosotros, y hemos visto su gloria, la gloria de Aquel que vino del Padre, lleno de “gracia” y “verdad”. Hay buenos motivos para pensar que Juan escogió estas palabras para hacer eco de la pareja léxica “amor y fidelidad” del Antiguo Testamento. Es evidente que estaba pensando en estos capítulos: Éxodo 32-34. Teniendo como fondo Éxodo 33, Juan nos recuerda que “A Dios nadie lo ha visto nunca” (1:18). Pero ahora que Jesucristo ha venido, este Verbo-hecho-carne ha revelado al Padre, manifestando “gracia y verdad” por excelencia. La Ley fue entregada por Moisés – lo cual ya es maravilloso, un don de gracia de parte de Dios. Pero “gracia y verdad” en todo su esplendor, sin barrera alguna, llegaron con Jesucristo (1:17).
Aun esta pequeña revelación, manifestada por Gracia a través de Moisés, trae unos resultados maravillosos. Precipita la renovación de la alianza. El Señor responde así a la oración de Moisés: “—Mira el pacto que hago contigo —respondió el SEÑOR—. A la vista de todo tu pueblo haré maravillas que ante ninguna nación del mundo han sido realizadas. El pueblo en medio del cual vives verá las imponentes obras que yo, el SEÑOR, haré por ti” (34:10). Desde la perspectiva de Dios, esto garantiza su entrada en la Tierra Prometida (34:11); desde la perspectiva de la comunidad del pacto, lo que se requiere es la obediencia, lo cual implicaba separarse del paganismo y de los paganos que les rodeaban. “No adores a otros dioses, porque el SEÑOR es muy celoso. Su nombre es Dios celoso” (34:14).
¿Cómo podría ser de otra manera? Este Dios es un Dios de gracia, pero también es el Dios verdadero.
 

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Devocional: Proverbios 10
Proverbios 10 comienza una nueva sección del libro, titulada “proverbios de Salomón” en la mayor parte de nuestras Biblias (compárese con el título de las anteriores secciones de los capítulos 25, 30 y 31). Los estudiosos de estos debaten si esas partes se encuentran organizadas y hasta qué punto, o si simplemente los proverbios se preservaron en colecciones poco precisas. Casi todos coinciden, sin embargo, en que con mucha frecuencia ciertos temas dominan una sección. Por ejemplo, merece la pena leer el capítulo 10 y destacar cada palabra relacionada con el habla humana: boca, labios, necio parloteo, lengua, etc. Proverbios 10:19 da a elegir entre dos alternativas: “El que mucho habla, mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua”.
En lugar de seguir abundando en este tema, hoy quiero reflexionar acerca de qué es un proverbio. No es jurisprudencia, es decir, un trozo de legislación que engloba un caso particular. Tampoco es una promesa incontrolada. Ello afecta a cómo se interprete el mismo. Consideremos, por ejemplo, 10:27: “El temor del Señor prolonga la vida, pero los años del malvado se acortan”. Si se trata de una promesa sin condiciones, se deduce invariablemente que los justos viven más que los impíos. Si alguien muere siendo aun relativamente joven, sabemos que ha sido una persona impía, y todos los que lleguen a los cien años de vida deben de ser justos.
Sin embargo, sabemos muy bien que el mundo no es así. En ocasiones, jóvenes que aman al Señor mueren de cáncer. Habiendo analizado el caso de Job, nos damos cuenta dolorosamente de que algunas veces los réprobos viven hasta una edad muy avanzada. ¿Qué podemos decir de las personas que mueren inesperadamente en accidentes, desastres naturales y otros “hechos de Dios”, o a consecuencia de persecuciones?
¿Significa esto, entonces, que Proverbios 10:27 no tiene significado alguno? No, por supuesto que no, pero es un proverbio, no una promesa. Es un dicho sabio, un aforismo. La mayor parte de los mismos ofrecen en este libro conclusiones sabias y generalizadas sobre el funcionamiento del mundo bajo el gobierno providencial de Dios. El temor del Señor realmente añade años a la vida de la persona: en general, quien se ciña a sus mandamientos adoptará menos hábitos malos; aprenderá a confiar, reduciendo por tanto el estrés, honrará el trabajo duro ofreciéndolo al Señor; amará a su familia y amigos, etc. En el universo del Todopoderoso, estas cosas producen un efecto. No quiere decir que el piadoso no pueda morir siendo más joven que el impío. Significa que, en un grupo particular de personas, en general los que temen a Dios vivirán más que los que no lo hacen. Esta es la bendición del Señor; él ha construido el universo de esta forma y continúa gobernándolo en su providencia.
 

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
Éxodo 34
Nuevas tablas de la ley
34 El Señor dijo a Moisés: «Lábrate dos tablas de piedra como las anteriores, y Yo escribiré sobre las tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que tú quebraste. Prepárate, pues, para la mañana, y sube temprano al monte Sinaí, y allí preséntate a Mí en la cumbre del monte. Que no suba nadie contigo, ni se vea a nadie en todo el monte. Ni siquiera ovejas ni bueyes pasten delante de ese monte».
Moisés, pues, labró dos tablas de piedra como las anteriores, se levantó muy de mañana y subió al monte Sinaí, como el Señor le había mandado, llevando en su mano las dos tablas de piedra. El Señor descendió en la nube y estuvo allí con él, mientras este invocaba el nombre del Señor.
Entonces pasó el Señor por delante de él y proclamó: «El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable; que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación».
Moisés se apresuró a inclinarse a tierra y adoró, y dijo: «Si ahora, Señor, he hallado gracia ante Tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros, aunque el pueblo sea terco. Perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por posesión Tuya».
Advertencia contra la idolatría
10 Entonces Dios contestó: «Voy a hacer un pacto. Delante de todo tu pueblo haré maravillas que no se han hecho en toda la tierra ni en ninguna de las naciones. Y todo el pueblo en medio del cual habitas verá la obra del Señor, porque es cosa temible la que haré por medio de ti. 11 Observa lo que te mando hoy: Voy a echar de delante de ti a los amorreos, a los cananeos, a los hititas, a los ferezeos, a los heveos y a los jebuseos. 12 Cuídate de no hacer pacto con los habitantes de la tierra adonde vas, no sea que esto se convierta en tropezadero en medio de ti.
13 »Ustedes derribarán sus altares, quebrarán sus pilares sagrados y cortarán sus Aseras. 14 No adorarás a ningún otro dios, ya que el Señor, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso. 15 No hagas pacto con los habitantes de aquella tierra, no sea que cuando ellos se prostituyan con sus dioses y les ofrezcan sacrificios, alguien te invite y comas de su sacrificio; 16 y tomes de sus hijas para tus hijos, y ellas se prostituyan con sus dioses, y hagan que también tus hijos se prostituyan con los dioses de ellas. 17 No te harás dioses de fundición.
18 »Guardarás la Fiesta de los Panes sin Levadura. Según te he mandado, por siete días comerás panes sin levadura en el tiempo señalado en el mes de Abib, porque en el mes de Abib saliste de Egipto. 19 Todo primer nacido me pertenece, y de todo ganado tuyo, el primer nacido de vaca y de oveja, que sea macho. 20 Redimirás con una oveja el primer nacido de asno; y si no lo redimes, quebrarás su cuello. Redimirás a todo primogénito de tus hijos. Nadie se presentará ante Mí con las manos vacías.
21 »Seis días trabajarás, pero en el séptimo día descansarás. Aun en el tiempo de arar y de segar, descansarás. 22 También celebrarás la Fiesta de las Semanas, es decir, los primeros frutos de la siega del trigo, y la Fiesta de la Cosecha al final del año. 23 Tres veces al año se presentarán todos tus varones delante de Dios, el Señor, Dios de Israel. 24 Porque Yo expulsaré a las naciones de tu presencia y ensancharé tus fronteras, y nadie codiciará tu tierra cuando subas tres veces al año a presentarte delante del Señor tu Dios.
25 »No ofrecerás la sangre de Mi sacrificio con pan leudado, ni se dejará nada del sacrificio de la Fiesta de la Pascua hasta la mañana. 26 Traerás a la casa del Señor tu Dios las primicias de los primeros frutos de tu tierra. No cocerás el cabrito en la leche de su madre».
27 Entonces el Señor dijo a Moisés: «Escribe estas palabras. Porque conforme a estas palabras he hecho un pacto contigo y con Israel». 28 Y Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches. No comió pan ni bebió agua. Y escribió en las tablas las palabras del pacto, los Diez Mandamientos.
El rostro de Moisés resplandece
29 Cuando Moisés descendía del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, Moisés no sabía que la piel de su rostro resplandecía por haber hablado con Dios. 30 Al ver Aarón y todos los israelitas que la piel del rostro de Moisés resplandecía, tuvieron temor de acercarse a él.
31 Entonces Moisés los llamó, y Aarón y todos los jefes de la congregación regresaron a él, y Moisés les habló. 32 Después se acercaron todos los israelitas, y él les mandó que hicieran todo lo que el Señor había hablado con él en el monte Sinaí. 33 Cuando Moisés acabó de hablar con ellos, puso un velo sobre su rostro.
34 Pero siempre que Moisés entraba a la presencia del Señor para hablar con Él, se quitaba el velo hasta que salía. Siempre que él salía, decía a los israelitas lo que el Señor le había ordenado35 Los israelitas veían que la piel del rostro de Moisés resplandecía, y Moisés volvía a ponerse el velo sobre su rostro hasta que entraba a hablar con Dios.
   
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Juan 13
Jesús lava los pies a Sus discípulos
13 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que Su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los Suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
Y durante la cena, como ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el que lo entregara, Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en Sus manos, y que de Dios había salido y a Dios volvía, se levantó* de la cena y se quitó* el manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó* agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida.
Cuando llegó* a Simón Pedro, este le dijo*: «Señor, ¿Tú me vas a lavar a mí los pies?». Jesús le respondió: «Ahora tú no comprendes lo que Yo hago, pero lo entenderás después». «¡Jamás me lavarás los pies!», le dijo* Pedro. «Si no te lavo, no tienes parte conmigo», le respondió Jesús. Simón Pedro le dijo*: «Señor, entonces no solo los pies, sino también las manos y la cabeza». 10 Jesús le dijo*: «El que se ha bañado no necesita lavarse, excepto los pies, pues está todo limpio; y ustedes están limpios, pero no todos».
11 Porque sabía quién lo iba a entregar; por eso dijo: «No todos están limpios».
Jesús, ejemplo supremo de humildad
12 Entonces, cuando acabó de lavarles los pies, tomó Su manto, y sentándose a la mesa otra vez, les dijo: «¿Saben lo que les he hecho? 13 Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. 14 Pues si Yo, el Señor y el Maestro, les lavé los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. 15 Porque les he dado ejemplo, para que como Yo les he hecho, también ustedes lo hagan.
16 »En verdad les digo, que un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que lo envió. 17 Si saben esto, serán felices si lo practican.
18 No hablo de todos ustedes. Yo conozco a los que he escogido; pero es para que se cumpla la Escritura: “El que come Mi pan ha levantado contra Mí su talón”. 19 Se lo digo desde ahora, antes de que pase, para que cuando suceda, crean que Yo soy. 20 En verdad les digo, que el que recibe al que Yo envíe, me recibe a Mí; y el que me recibe a Mí, recibe a Aquel que me envió».
Jesús identifica al traidor
21 Habiendo dicho Jesús esto, se angustió en espíritu, y testificó y dijo: «En verdad les digo que uno de ustedes me entregará». 22 Los discípulos se miraban unos a otros, y estaban perplejos sin saber de quién hablaba.
23 Uno de Sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa reclinado en el pecho de Jesús. 24 Por eso Simón Pedro le hizo* señas, y le dijo*: «Dinos de quién habla». 25 Entonces él, recostándose de nuevo sobre el pecho de Jesús, le dijo*: «Señor, ¿quién es?».
26 Entonces Jesús respondió*: «Es aquel a quien Yo le dé el pedazo de pan que voy a mojar». Y después de mojar el pedazo de pan, lo tomó* y se lo dio* a Judas, hijo de Simón Iscariote. 27 Y después de comer el pan, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo*: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto».
28 Pero ninguno de los que estaban sentados a la mesa entendió por qué le dijo esto. 29 Porque algunos pensaban que como Judas tenía la bolsa del dinero, Jesús le decía: «Compra lo que necesitamos para la fiesta», o que diera algo a los pobres. 30 Y Judas, después de recibir el bocado, salió inmediatamente; y ya era de noche.
Un mandamiento nuevo
31 Entonces, cuando salió, Jesús dijo*: «Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en Él. 32 Si Dios es glorificado en Él, Dios también lo glorificará en Él mismo, y lo glorificará enseguida. 33 Hijitos, estaré con ustedes un poco más de tiempo. Me buscarán, y como dije a los judíos, ahora también les digo a ustedes: “adonde Yo voy, ustedes no pueden ir”.
34 »Un mandamiento nuevo les doy: “que se amen los unos a los otros”; que como Yo los he amado, así también se amen los unos a los otros. 35 En esto conocerán todos que son Mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros».
Jesús predice la negación de Pedro
36 «Señor, ¿adónde vas?», le preguntó* Simón Pedro. Jesús respondió: «Adonde Yo voy, tú no me puedes seguir ahora, pero me seguirás después». 37 Pedro le dijo*: «Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora mismo? ¡Yo daré mi vida por Ti!». 38 Jesús le respondió*: «¿Tu vida darás por Mí? En verdad te digo, que no cantará el gallo sin que antes me hayas negado tres veces.
   
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Proverbios 10
El justo y el impío
10 Los proverbios de Salomón.
El hijo sabio alegra al padre,
Pero el hijo necio es tristeza para su madre.
Tesoros mal adquiridos no aprovechan,
Pero la justicia libra de la muerte.
El Señor no permitirá que el justo padezca hambre,
Pero rechazará la avidez de los impíos.
Pobre es el que trabaja con mano negligente,
Pero la mano de los diligentes enriquece.
El que recoge en el verano es hijo sabio,
El que se duerme durante la siega es hijo que avergüenza.
Hay bendiciones sobre la cabeza del justo,
Pero la boca de los impíos oculta violencia.
La memoria del justo es bendita,
Pero el nombre del impío se pudrirá.
El sabio de corazón aceptará mandatos,
Pero el necio charlatán será derribado.
El que anda en integridad anda seguro,
Pero el que pervierte sus caminos será descubierto.
10 El que guiña el ojo causa disgustos,
Y el necio charlatán será derribado.
11 Fuente de vida es la boca del justo,
Pero la boca de los impíos encubre violencia.
12 El odio crea rencillas,
Pero el amor cubre todas las transgresiones.
13 En los labios del entendido se halla sabiduría,
Pero la vara es para las espaldas del falto de entendimiento.
14 Los sabios atesoran conocimiento,
Pero la boca del necio es ruina cercana.
15 La fortuna del rico es su fortaleza,
La ruina de los pobres es su pobreza.
16 El salario del justo es vida,
La ganancia del impío, castigo.
17 Por senda de vida va el que guarda la instrucción,
Pero el que abandona la reprensión se extravía.
18 El que oculta el odio tiene labios mentirosos,
Y el que esparce calumnia es un necio.
19 En las muchas palabras, la transgresión es inevitable,
Pero el que refrena sus labios es prudente.
20 La lengua del justo es plata escogida,
Pero el corazón de los impíos es poca cosa.
21 Los labios del justo apacientan a muchos,
Pero los necios mueren por falta de entendimiento.
22 La bendición del Señor es la que enriquece,
Y Él no añade tristeza con ella.
23 Como diversión es para el necio el hacer maldad,
Y la sabiduría lo es para el hombre de entendimiento.
24 Lo que el impío teme vendrá sobre él,
Y el deseo de los justos será concedido.
25 Cuando pasa el torbellino, ya no existe el impío,
Pero el justo tiene cimiento eterno.
26 Como el vinagre a los dientes y el humo a los ojos,
Así es el perezoso para quienes lo envían.
27 El temor del Señor multiplica los días,
Pero los años de los impíos serán acortados.
28 La esperanza de los justos es alegría,
Pero la expectación de los impíos perecerá.
29 Fortaleza para el íntegro es el camino del Señor,
Pero ruina para los que obran iniquidad.
30 El justo nunca será conmovido,
Pero los impíos no habitarán en la tierra.
31 De la boca del justo brota sabiduría,
Pero la lengua perversa será cortada.
32 Los labios del justo dan a conocer lo agradable,
Pero la boca de los impíos, lo perverso.
   
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Efesios 3
El Ministerio de Pablo a los Gentiles
3 Por esta causa yo, Pablo, prisionero de Cristo Jesús por amor de ustedes los gentiles si en verdad han oído de la dispensación de la gracia de Dios que me fue dada para ustedes; que por revelación me fue dado a conocer el misterio, tal como antes les escribí brevemente.
En vista de lo cual, leyendo, podrán entender mi comprensión del misterio de Cristo, que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora ha sido revelado a Sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu; a saber, que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, participando igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio.
Es de este evangelio que fui hecho ministro, conforme al don de la gracia de Dios que se me ha concedido según la eficacia de Su poder. A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, se me concedió esta gracia: anunciar a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo, y sacar a la luz cuál es la dispensación del misterio que por los siglos ha estado oculto en Dios, creador de todas las cosas.
10 De este modo, la infinita sabiduría de Dios puede ser dada a conocer ahora por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, 11 conforme al propósito eterno que llevó a cabo en Cristo Jesús nuestro Señor, 12 en quien tenemos libertad y acceso a Dios con confianza por medio de la fe en Él. 13 Ruego, por tanto, que no desmayen a causa de mis tribulaciones por ustedes, porque son su gloria.
Pablo ora otra vez por los efesios
14 Por esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15 de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra. 16 Le ruego que Él les conceda a ustedes, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder por Su Espíritu en el hombre interior;
17 de manera que Cristo habite por la fe en sus corazones. También ruego que arraigados y cimentados en amor, 18 ustedes sean capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, 19 y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que sean llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.
Doxología
20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros, 21 a Él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.
   
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