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17-05-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Salmo 69

A un nivel, en el Salmo 69 tenemos a un salmista que derrama su corazón delante de Dios, suplicando ayuda mientras se enfrenta a unas presiones y a unos adversarios extraordinarios. Posiblemente no podamos reconstruir todas las circunstancias que aquí se presentan de manera poética, pero nos consta que David ha sido traicionado por gente próxima a él, y su angustia resulta palpable.

A otro nivel, el salmo es un repertorio riquísimo de textos que encontramos citados o parafraseados en el Nuevo Testamento: “Más que los cabellos de mi cabeza son los que me odian sin motivo” (69:4, ver Juan 15:25); “Soy como un extraño para mis hermanos; soy un extranjero para los hijos de mi madre” (69:8, ver Juan 7:5); “El celo por tu casa me consume” (69:9, ver Juan 2:17); “sobre mí han recaído los insultos de tus detractores” (69:9, ver Romanos 15:3); “Pero yo, Señor, te imploro en el tiempo de tu buena voluntad. Por tu gran amor, oh Dios, respóndeme” (69:13, ver Isaías 49:82 Corintios 6:2); “para calmar mi sed me dieron vinagre” (69:21, ver Mateo 27:48Marcos 15:36Lucas 23:36); “Y en mi sed me dieron a beber vinagre” (69:21; ver Mateo 27:34Marcos 15:23Juan 19:28-30); “Quédense desiertos sus campamentos, y deshabitadas sus tiendas de campaña” (69:25; ver Mateo 23:38Hechos 1:20); “Y no sean escritos entre los justos” (69:28, ver Lucas 10:20).

Por la concentración de citas y de alusiones procedentes de un solo capítulo, este salmo es remarcable. Por supuesto que no se trata de la misma clase de referencias en todos los casos, y en esta breve reflexión no es posible indagar en todas ellas. Pero varias de ellas encajan dentro de un mismo patrón importante. Es un salmo escrito por David. (No hay buena razón para dudar de esta atribución a partir del título del salmo). David no es sólo el cabeza de la dinastía que desemboca en “el hijo más grande del gran David” (como dice el himno), sino en muchos aspectos David resulta ser un modelo para el rey venidero, una especie de patrón, o un tipo, si se prefiere.

Es así como razonan los escritores del Nuevo Testamento. Es suficientemente fácil demostrar que este razonamiento está bien fundado. Aquí es suficiente entrever algo del resultado. Si el Rey David podía soportar el desprecio en nombre de Dios (69:7), ¡cuánto más este Rey último, quien sin lugar a dudas sufre el rechazo de sus hermanos en nombre de Dios (69:8). Si David tiene celo por la casa de Dios,

¿Cómo no podrían los discípulos de Jesús ver en la limpieza del templo y las frases que pronuncia en aquella ocasión algo de su propio celo (Juan 2:17)? De hecho, en las mentes de los escritores del Nuevo Testamento, estos pasajes encajan con el tema del “Siervo sufriente” que aparece también en Isaías, y que aquí se asocia con el Rey David, y con su último heredero y Señor.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Devocional: 1 Pedro 4
1 Pedro 4 continúa con el tema de la conducta cristiana, incluyendo el sufrimiento injusto, que cada vez está más vinculado a la identificación con Cristo (p. ej., 4:14), al juicio final (4:5-6, 7, 17) y sobre todo con la voluntad de Dios: “Así pues, los que sufrís según la voluntad de Dios, entregaos a vuestro fiel Creador y seguid practicando el bien” (4:19, cursivas añadidas).

¿Qué significa “practicar el bien”? 1 Pedro 4:7-11 lo explica en parte:

(a) Debemos estar “sobrios y con la mente despejada, para orar bien” (4:7). El dominio propio es un elemento del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Una mente oscurecida por la búsqueda intensa del hedonismo no puede orar.

(b) Debemos amarnos “los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados” (4:8). Pedro da por hecho, de forma realista, que se producirán rupturas en la asamblea cristiana, tal como ocurre en la familia. Sin embargo, en una familia madura, el amor de cada miembro por los demás cubre todos los problemas. Así también en la iglesia. No significa que no existan pecados que poner de manifiesto y disciplinar; todo el Nuevo Testamento se opone a esta teoría reduccionista. Por otro lado, debemos enfrentarnos al hecho de que los pecados se cometerán y estar preparados para cubrirlos con amor. Ya no hay forma de volver a la inocencia del Edén, ciertamente no examinando cada mancha, ni publicando dichas faltas, cometiendo los mismos pecados y errores una y otra vez. No hay vuelta atrás, solamente un camino hacia delante, a través de la cruz, de perdón y de paciencia. Los cristianos deben amarse profundamente los unos a los otros, “porque el amor cubre multitud de pecados”. Los cristianos maduros conocen suficientemente bien su corazón para darse cuenta de que necesitan tener ese amor y demostrarlo.

(c) Debemos practicar la hospitalidad entre nosotros sin quejarnos (4:9). Amar es algo más que tener paciencia con los errores de otra persona; es más que una actividad positiva como ser hospitalario: incluye cómo mostramos esa hospitalidad, no de forma resentida o con quejas, sino de corazón, por gracia y generosamente.

(d) Debemos emplear los dones que hayamos recibido para servir a los demás (4:10-11). Pedro menciona algunos ejemplos, pero esta lista no es exhaustiva. Si alguien es llamado a hablar en la iglesia (por ejemplo), no es un tiempo para jactarse ni para hacerse el gracioso, sino para alimentar a las ovejas, lo cual significa hablar “como quien expresa las palabras mismas de Dios” (4:11). Meditemos en Romanos 12:6-8.

Debemos hacerlo todo “como quien tiene el poder de Dios” (4:11).

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
Números 26
Censo del pueblo en Moab
26 Y aconteció después de la plaga, que el SEÑOR habló a Moisés y a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón y les dijo: «Levanten un censo de toda la congregación de los israelitas de veinte años arriba por sus casas paternas, todo el que en Israel pueda salir a la guerra». Entonces Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con ellos en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó y les dijeron: «Hagan un censo del pueblo de veinte años arriba, como el SEÑOR ordenó a Moisés».
Y los israelitas que salieron de la tierra de Egipto fueronRubén, primogénito de Israel. Los hijos de Rubén: de Enoc, la familia de los enoquitas; de Falú, la familia de los faluitas; de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Carmi, la familia de los carmitas. Estas son las familias de los rubenitas, y los que fueron contados de ellas eran 43,730. El hijo de Falú: Eliab. Los hijos de Eliab: Nemuel, Datán y Abiram. Estos son el Datán y el Abiram que fueron escogidos por la congregación, y que se rebelaron contra Moisés y contra Aarón con el grupo de Coré, cuando se rebelaron contra el SEÑOR, 10 y la tierra abrió su boca y los tragó a ellos junto con Coré cuando aquel grupo murió, y cuando el fuego devoró a 250 hombres, y sirvieron de escarmiento. 11 Pero los hijos de Coré no murieron.
12 Los hijos de Simeón según sus familias: de Nemuel, la familia de los nemuelitas; de Jamín, la familia de los jaminitas; de Jaquín, la familia de los jaquinitas; 13 de Zera, la familia de los zeraítas; de Saúl, la familia de los saulitas. 14 Estas son las familias de los simeonitas: 22,200.
15 Los hijos de Gad según sus familias: de Zefón, la familia de los zefonitas; de Hagui, la familia de los haguitas; de Suni, la familia de los sunitas; 16 de Ozni, la familia de los oznitas; de Eri, la familia de los eritas; 17 de Arod, la familia de los aroditas; de Areli, la familia de los arelitas. 18 Estas son las familias de los hijos de Gad según los que fueron contados en ellas: 40,500.
19 Los hijos de Judá: Er y Onán; pero Er y Onán murieron en la tierra de Canaán. 20 Los hijos de Judá según sus familias fueron: de Sela, la familia de los selaítas; de Fares, la familia de los faresitas; de Zera, la familia de los zeraítas. 21 Los hijos de Fares fueron: de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Hamul, la familia de los hamulitas. 22 Estas son las familias de Judá según los que fueron contados en ellas: 76,500.
23 Los hijos de Isacar según sus familias: de Tola, la familia de los tolaítas; de Fúa, la familia de los funitas; 24 de Jasub, la familia de los jasubitas; de Simrón, la familia de los simronitas. 25 Estas son las familias de Isacar según los que fueron contados en ellas: 64,300.
26 Los hijos de Zabulón según sus familias: de Sered, la familia de los sereditas; de Elón, la familia de los elonitas; de Jahleel, la familia de los jahleelitas. 27 Estas son las familias de los zabulonitas según los que fueron contados en ellas: 60,500.
28 Los hijos de José según sus familias: Manasés y Efraín. 29 Los hijos de Manasés: de Maquir, la familia de los maquiritas; y Maquir fue el padre de Galaad; de Galaad, la familia de los galaaditas. 30 Estos son los hijos de Galaad: de Jezer, la familia de los jezeritas; de Helec, la familia de los helequitas; 31 de Asriel, la familia de los asrielitas; de Siquem, la familia de los siquemitas; 32 de Semida, la familia de los semidaítas; de Hefer, la familia de los heferitas. 33 Pero Zelofehad, hijo de Hefer, no tuvo hijos, sino solo hijas; y los nombres de las hijas de Zelofehad fueron Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa. 34 Estas son las familias de Manasés, y los que fueron contados de ellas: 52,700.
35 Estos son los hijos de Efraín según sus familias: de Sutela, la familia de los sutelaítas; de Bequer, la familia de los bequeritas; de Tahán, la familia de los tahanitas. 36 Y estos son los hijos de Sutela: de Erán, la familia de los eranitas. 37 Estas son las familias de los hijos de Efraín según los que fueron contados de ellas: 32,500. Estos son los hijos de José según sus familias.
38 Los hijos de Benjamín según sus familias: de Bela, la familia de los belaítas; de Asbel, la familia de los asbelitas; de Ahiram, la familia de los ahiramitas; 39 de Sufam, la familia de los sufamitas; de Hufam, la familia de los hufamitas. 40 Los hijos de Bela fueron Ard y Naamán: de Ard, la familia de los arditas; de Naamán, la familia de los naamitas. 41 Estos son los hijos de Benjamín según sus familias, y de ellos los que fueron contados: 45,600.
42 Estos son los hijos de Dan según sus familias: de Súham, la familia de los suhamitas. Estas son las familias de Dan según sus familias. 43 Todas las familias de los suhamitas, según los que fueron contados en ellas: 64,400.
44 Los hijos de Aser según sus familias: de Imna, la familia de los imnitas; de Isúi, la familia de los isuitas; de Bería, la familia de los beriaítas. 45 De los hijos de Bería: de Heber, la familia de los heberitas; de Malquiel, la familia de los malquielitas. 46 El nombre de la hija de Aser era Sera. 47 Estas son las familias de los hijos de Aser según los que fueron contados en ellas: 53,400.
48 Los hijos de Neftalí según sus familias: de Jahzeel, la familia de los jahzeelitas; de Guni, la familia de los gunitas; 49 de Jezer, la familia de los jezeritas; de Silem, la familia de los silemitas. 50 Estas son las familias de Neftalí según sus familias, y los que fueron contados en ellas: 45,400.
51 Estos son los que fueron contados de los israelitas: 601,730.
División de la tierra prometida
52 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: 53 «La tierra se dividirá entre estos por heredad según el número de nombres. 54 Al grupo más grande aumentarás su heredad, y al grupo más pequeño disminuirás su heredad; a cada uno se le dará su heredad según los que fueron contados de ellos. 55 Pero la tierra se dividirá por suerte. Recibirán su heredad según los nombres de las tribus de sus padres. 56 Según la selección por suerte se dividirá la heredad entre el grupo más grande y el más pequeño».
57 Y estos son los que fueron contados de los levitas según sus familias: de Gersón, la familia de los gersonitas; de Coat, la familia de los coatitas; de Merari, la familia de los meraritas. 58 Estas son las familias de Leví: la familia de los libnitas, la familia de los hebronitas, la familia de los mahlitas, la familia de los musitas, la familia de los coreítas. Y Coat fue el padre de Amram. 59 El nombre de la mujer de Amram era Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto; y ella dio a luz de Amram, a Aarón, a Moisés y a su hermana Miriam. 60 A Aarón le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 61 Pero Nadab y Abiú murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante del SEÑOR. 62 Los contados de los levitas fueron 23,000, todo varón de un mes en adelante. Porque no fueron contados entre los israelitas, ya que ninguna heredad les fue dada entre los israelitas.
63 Estos son los que fueron contados por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales contaron a los israelitas en los llanos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. 64 Pero entre estos no había ninguno de los que fueron contados por Moisés y el sacerdote Aarón, cuando contaron a los israelitas en el desierto de Sinaí. 65 Porque el SEÑOR había dicho de ellos: «Ciertamente morirán en el desierto». Y no quedó ninguno de ellos, sino Caleb, hijo de Jefone, y Josué, hijo de Nun.

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Salmos 69
LIBRO SEGUNDO
Oración del justo perseguido
Para el director del coro; según «Los lirios». Salmo de David.
69 Sálvame, oh Dios, Porque las aguas me han llegado hasta el alma. Me he hundido en cieno profundo, y no hay donde apoyar el pie; He llegado a lo profundo de las aguas, y la corriente me cubre. Cansado estoy de llorar; reseca está mi garganta; Mis ojos desfallecen mientras espero a mi Dios. Más que los cabellos de mi cabeza son los que sin causa me aborrecen; Poderosos son los que quieren destruirme, Sin razón son mis enemigos, Me hacen devolver aquello que no robé.
Oh Dios, Tú conoces mi insensatez, Y mis transgresiones no te son ocultas. ¡No se avergüencen de mí los que en Ti esperan, oh Señor, Dios de los ejércitos! ¡No sean humillados por mí los que te buscan, oh Dios de Israel! Pues por amor de Ti he sufrido insultos; La ignominia ha cubierto mi rostro. Me he convertido en extraño para mis hermanos, Y en extranjero para los hijos de mi madre. Porque el celo por Tu casa me ha consumido, Y los insultos de los que te injurian han caído sobre mí. 10 Cuando lloraba afligiendo con ayuno mi alma, Eso se convirtió en afrenta para mí. 11 Cuando hice de cilicio mi vestido, Me convertí en proverbio para ellos. 12 Hablan de mí los que se sientan a la puerta, Y soy la canción de los borrachos.
13 Pero yo elevo a Ti mi oración, oh SEÑOR, en tiempo propicio; Oh Dios, en la grandeza de Tu misericordia, Respóndeme con Tu verdad salvadora. 14 Sácame del cieno y no dejes que me hunda; Sea yo librado de los que me odian, y de lo profundo de las aguas. 15 No me cubra la corriente de las aguas, Ni me trague el abismo, Ni el pozo cierre sobre mí su boca.
16 Respóndeme, oh SEÑOR, pues buena es Tu misericordia; Vuélvete a mí, conforme a Tu inmensa compasión, 17 Y no escondas Tu rostro de Tu siervo, Porque estoy en angustia; respóndeme pronto. 18 Acércate a mi alma y redímela; Por causa de mis enemigos, rescátame. 19 Tú conoces mi afrenta, mi vergüenza y mi ignominia; Todos mis adversarios están delante de Ti.
20 La afrenta ha quebrantado mi corazón, y estoy enfermo; Esperé compasión, pero no la hubo; Busqué consoladores, pero no los hallé. 21 Y por comida me dieron hiel, Y para mi sed me dieron a beber vinagre.
22 Que la mesa delante de ellos se convierta en lazo, Y cuando estén en paz, se vuelva una trampa. 23 Núblense sus ojos para que no puedan ver, Y haz que sus lomos tiemblen continuamente. 24 Derrama sobre ellos Tu indignación, Y que el ardor de Tu ira los alcance. 25 Sea desolado su campamento, Y nadie habite en sus tiendas. 26 Porque han perseguido al que ya Tú has herido, Y cuentan del dolor de aquellos que Tú has traspasado. 27 Añade iniquidad a su iniquidad, Y que no entren en Tu justicia. 28 Sean borrados del libro de la vida, Y no sean inscritos con los justos.
29 Pero yo estoy afligido y adolorido; Tu salvación, oh Dios, me ponga en alto. 30 Con cántico alabaré el nombre de Dios, Y con acción de gracias lo exaltaré. 31 esto agradará al SEÑOR más que el sacrificio de un buey O de un novillo con cuernos y pezuñas. 32 Esto han visto los humildes y se alegran. Viva su corazón, ustedes los que buscan a Dios. 33 Porque el SEÑOR oye a los necesitados Y no desprecia a los suyos que están presos.
34 Alábenle los cielos y la tierra, Los mares y todo lo que en ellos se mueve. 35 Porque Dios salvará a Sión y edificará las ciudades de Judá, Para que ellos moren allí y la posean. 36 Y la descendencia de Sus siervos la heredará, Y los que aman Su nombre morarán en ella.
   
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Isaías 16
16 Envíen el cordero del tributo al gobernante de la tierra, Desde Sela en el desierto al monte de la hija de Sión. Entonces como aves fugitivas o nidada dispersa, Serán las hijas de Moab en los vados del Arnón. Danos consejo, toma una decisión. Da tu sombra como la noche en pleno mediodía; Esconde a los desterrados, no entregues al fugitivo. Quédense contigo los desterrados de Moab; Sé para ellos escondedero ante el destructor». Porque ha llegado a su fin el explotador, ha cesado la destrucción, Han desaparecido los opresores de la tierra. Un trono se establecerá en la misericordia, Y en él se sentará con fidelidad, en la tienda de David, Un juez que busque lo justo Y esté presto a la justicia.
Hemos oído del orgullo de Moab, un orgullo extremado, De su arrogancia, de su orgullo y de su furor; Son falsas sus vanas jactancias. Por tanto, Moab gemirá por Moab; todo él gemirá. Por las tortas de pasas de Kir Hareset se lamentarán, Abatidos por completo. Porque los campos de Hesbón se han marchitado, también las vides de Sibma. Los señores de las naciones pisotearon sus mejores racimos, Hasta Jazer alcanzaban y se extendían por el desierto; Sus sarmientos se extendían y pasaban el mar. Por eso lloraré amargamente por Jazer, por la viña de Sibma. Te bañaré con mis lágrimas, oh Hesbón y Eleale, Porque sobre tus frutos de verano y sobre tu cosecha se ha extinguido el clamor, 10 Y se han retirado la alegría y el regocijo del campo fértil. En las viñas nadie canta de júbilo ni grita de alegría. El pisador no pisa vino en los lagares, Pues he hecho cesar el clamor. 11 Por eso mis entrañas vibran por Moab como un arpa, Y mi interior por Kir Hareset. 12 Y sucederá que cuando Moab se presente, Cuando se fatigue sobre su lugar alto, Y venga a su santuario para orar, No prevalecerá.
13 Esta es la palabra que el SEÑOR habló antes acerca de Moab. 14 Pero ahora el SEÑOR dice: «Dentro de tres años, como los contaría un jornalero, la gloria de Moab será despreciada con toda su gran muchedumbre, y su remanente será muy pequeño y débil».

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1 Pedro 4
Cómo Dios quiere que vivamos
4 Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, ármense también ustedes con el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado, para vivir el tiempo que le queda en la carne, ya no para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios. Porque el tiempo ya pasado les es suficiente para haber hecho lo que agrada a los gentiles, habiendo andado en sensualidad, lujurias, borracheras, orgías, embriagueces, y abominables idolatrías.
Y en todo esto, se sorprenden de que ustedes no corren con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y los insultan. Pero ellos darán cuenta a Aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. Porque con este fin fue predicado el evangelio aun a los muertos, para que aunque sean juzgados en la carne como hombres, vivan en el espíritu conforme a la voluntad de Dios.

El fin de todas las cosas y la conducta cristiana

Pero el fin de todas las cosas se acerca. Sean pues ustedes prudentes y de espíritu sobrio para la oración. Sobre todo, sean fervientes en su amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados. Sean hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuraciones.
sup>10 Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. 11 El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.

Sufriendo como cristianos

12 Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que en medio de ustedes ha venido para probarlos, como si alguna cosa extraña les estuviera aconteciendo. 13 Antes bien, en la medida en que comparten los padecimientos de Cristo, regocíjense, para que también en la revelación de Su gloria se regocijen con gran alegría. 14 Si ustedes son insultados por el nombre de Cristo, dichosos son, pues el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre ustedes. Ciertamente, por ellos Él es blasfemado, pero por ustedes es glorificado. 15 Que de ninguna manera sufra alguien de ustedes como asesino, o ladrón, o malhechor, o por entrometido. 16 Pero si alguien sufre como cristiano, que no se avergüence, sino que como tal glorifique a Dios.
17 Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios. Y si comienza por nosotros primero, ¿cuál será el fin de los que no obedecen al evangelio de Dios? 18 Y SI EL JUSTO CON DIFICULTAD SE SALVA, ¿QUÉ SERÁ DEL IMPÍO Y DEL PECADOR? 19 Así que los que sufren conforme a la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, haciendo el bien.

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