Ministerio de Niño

Claves para sembrar la semilla de la fe en los niños preescolares

ORIENTACIONES PEDAGÓGICAS PARA LA ETAPA EVOLUTIVA DE 3 A 6 AÑOS

Los valores y principios fundamentales, en los que se cimientan la vida cristiana se encuentran en la Palabra de Dios. Poder contribuir con la enseñanza de la Escritura desde niños y que puedan comprenderlas de manera progresiva, atendiendo a la edad evolutiva del desarrollo en la que se encuentran es el puntapié inicial para contribuir a la formación cristiana y fomentar una vida bajo la fe en Cristo. Tal como expresa Salomón, el impacto de una buena enseñanza puede perdurar a lo largo de toda la vida. Las bases sólidas y los valores inculcados desde temprana edad tienden a guiar sus decisiones y acciones incluso en la vida adulta.

Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (Prov. 22:6)

Esta introducción suena un poco más dirigida primeramente al eje central en la formación de todo niño, que es la familia. Pero desde el rol de maestros, también podemos contribuir al desarrollo y crecimiento espiritual de los niños. La responsabilidad de proporcionar clases de escuela dominical y complementar la orientación espiritual, nos ha llevado a compartir algunas estrategias que pueden ser de utilidad para crear y ofrecer lecciones bíblicas para los niños. Para ello, debemos conocer las características principales del desarrollo, dependiendo del grupo al cual debemos de enseñar.

Atendiendo a lo descripto previamente, damos una continuidad al artículo anterior. En este, estaremos compartiendo algunos rasgos más importantes de la etapa de desarrollo de 3 a 6 años.

Desarrollo físico

En la etapa de los 3 a 6 años, el niño irá perfeccionando sus movimientos. El juego libre, una vez más, se convertirá en el medio para lograr su máxima potencialidad. Es importante tener en cuenta los juegos y las actividades que se realizan en este periodo van acompañados de movimiento físico. Las habilidades motoras de los niños aumentan a esta edad de manera considerable.

También es de vital importancia en este periodo el desarrollo de su motricidad fina. Las experiencias que tengan en estos años son la base de la escritura. Hacer cosas útiles con las manos favorece la coordinación, la motricidad fina, la lateralidad, la atención, la creatividad, y la permanencia del objeto. Durante este momento, se pueden proponer actividades manuales, como recortar, pintar con diferentes materiales, pegar.

Desarrollo cognitivo

Entre los 3 y 6 años de edad, el pensamiento de los niños experimenta una gran evolución. Esto es así porque las experiencias del niño en su vida cotidiana, son cada vez más ricas. El niño se vuelve más competente en el conocimiento, la inteligencia, lenguaje y aprendizaje. Aprende a utilizar los símbolos en el pensamiento y en las acciones y es capaz de manejar conceptos como edad, tiempo y espacio en forma más eficiente.

Durante este período los niños presentan un pensamiento más flexible, pero aún sin poseer el pensamiento abstracto.

El inicio de la escolarización, el desarrollo del lenguaje y el desarrollo motor potencian el desarrollo cognitivo en esta etapa y ayudan al niño a formar su propia opinión del mundo. En esta etapa comienza a perfeccionar su lenguaje y a aumentar su vocabulario, son capaces de formular frases, expresar sus ideas y emociones.

Dentro de este período, se desarrolla un pensamiento basado sobre todo en la percepción a través de los sentidos. Se caracteriza por ser un pensamiento simbólico, utilizando la creatividad.

Así mismo, son capaces, progresivamente, de controlar su atención, dirigirla a algo concreto voluntariamente y planificar sus acciones relacionadas con la atención.

Alrededor de los 3 años, los niños van cambiando rápidamente de una actividad a otra. Hacia los 5 y 6 años, se estima que los niños pueden mantenerse en una misma actividad durante varios minutos.

En cuanto a la memoria, empiezan a ser capaces de utilizar estrategias para memorizar, como repetir, narrar o señalar lo que han de recordar. En lo que refiere a esta etapa, podemos dar inicio a las enseñanzas de historias cortas, con materiales concretos, como, por ejemplo, los títeres.

Durante estos años del desarrollo, también pueden surgir intereses por los números y la lectura. Nuestro deber en esta etapa es ir ofreciéndoles experiencias con las que vayan teniendo una aproximación a estos campos, por lo que podemos incorporar la lectura de historias bíblicas acompañadas de imágenes y texto, se podrían incorporar el aprendizaje de alabanzas para niños.

Desarrollo social

En este periodo se da inicio a la socialización, a través de los diferentes espacios en lo que los niños se desenvuelven, escuela, compañeros de sala. En esta etapa vital, la autonomía se hace cada vez más visible. Durante la etapa preescolar, el niño conocerá mucho sobre sí mismo y dará inicio a la interacción con las personas que lo rodean de manera más espontánea. A partir de los 3 años, de manera progresiva a entender las emociones y sentimientos del otro y va dejando la idea de que todo gira alrededor de uno mismo. Con guía, aprenden a convivir con el otro, cooperar, compartir juguetes, respetar los turnos.

Entramos en una etapa en la que el juego simbólico ocupa la mayor parte de su vida. Este tipo de juego les ayuda a desarrollar destrezas sociales importantes, tal como lo mencionado previamente, facilita la espera turnos, poner atención, comunicarse (a través de acciones y expresiones al igual que por palabras) y responder a las acciones mutuas, seguir indicaciones propias del juego. Así también, presentan más interés por el juego colectivo.

Interiorizan las normas y los valores. Se forma la conciencia moral, empiezan a diferenciar lo que está bien y lo que está mal, las prácticas sociales, lo que se espera del niño en cada situación social. En este periodo, se pueden proponer actividades de cooperación, compañerismo y valores cristianos.

Teniendo en cuenta algunas particularidades de este período se pueden planificar a través de propuestas creativas, innovación y actividades intercaladas desde la enseñanza de valores cristianos, narraciones de historias bíblicas, manualidades, juego de roles y que sus aprendizajes lo puedan poner en práctica de manera paulatina, con el objetivo de complementar el crecimiento espiritual de los niños. 


Por Alejandra Prado

Alejandra es de Paraguay, es licenciada en Psicopedagogía, posee un posgrado en Aprendizaje y Neurocognición y una maestría en Neuropsicología (en proceso de tesis). Actualmente se desempeña como psicopedagoga en el colegio Santa Elena además de trabajar en su consultorio particular.


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