No podemos negar la realidad de las crisis internas que atraviesa la iglesia de nuestros días.
Por ejemplo, cada vez con más frecuencia escuchamos de congregaciones que han dejado la centralidad de las Escrituras por el activismo evangélico, pues han olvidado que somos cristianos solo por gracia y que necesitamos la obra de Cristo en todo momento para glorificar a Aquel que nos salvó.
Si lo anterior es verdad y es tan solo una de las muchas formas en que se ha olvidado la centralidad de la Biblia y su mensaje, la mayoría de nuestras iglesias ha perdido la razón de su existencia. Es como si necesitaran un llamado de atención urgente de parte de Dios para despertar y volver a Él.
Es importante que recordemos que tú y yo somos parte de esa iglesia y que nos preguntemos si, como cristianos, nos conducimos de tal manera que nuestras vidas honren a Dios.
Necesitamos evaluar a la luz de la Palabra si estamos viviendo en constante reconocimiento de nuestra tendencia hacia el pecado y, en consecuencia, de nuestra gran necesidad de volver a Dios para ser transformados.
Este es el tema que el pastor Miguel Núñez aborda en su nuevo libro Volveos a mí: Un llamado urgente de parte de Dios (Editorial Vida, 2024).
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Volveos a mí
MIGUEL NÚÑEZ
Es importante que recordemos que tú y yo somos parte de esa iglesia y que nos preguntemos si, como cristianos, nos conducimos de tal manera que nuestras vidas honren a Dios.
Necesitamos evaluar a la luz de la Palabra si estamos viviendo en constante reconocimiento de nuestra tendencia hacia el pecado y, en consecuencia, de nuestra gran necesidad de volver a Dios para ser transformados.
Este es el tema que el pastor Miguel Núñez abordar en su nuevo libro Volveos a mí: Un llamado urgente de parte de Dios (Editorial Vida, 2024).
EDITORIAL VIDA. 198 PÁGINAS.
“Volveos a mí”
Este libro nos invita a que como iglesia hagamos una autoevaluación de nuestra realidad y situación espiritual. Así, llama a la iglesia de Cristo a un genuino despertar de regreso a Él.
¿Cómo lo hace?
La tesis principal en este libro es que la iglesia actual debe regresar a Dios. Para abordar las implicaciones de esta afirmación, el libro se divide en dos partes.
La primera evalúa la condición de la iglesia, usando las palabras e historias de algunos profetas del Antiguo Testamento. Y en la segunda presenta la ruta para regresar a Dios: la obra de Cristo.
Además explica que una iglesia que predica sobre las bendiciones, el amor o el deber cristiano, pero olvida lo fundamental —una vida que muestre frutos dignos de arrepentimiento— necesita recordar constantemente la obra de Jesús, porque esta apunta a la santidad de Dios.
La realidad de la iglesia de Cristo
La primera parte está llena de exhortación y reflexión, de autoanálisis y de volver a mirar nuestros corazones delante del Dios santo. Demuestra cómo Dios utiliza el dolor para quebrantar el corazón endurecido y sensibilizarlo para escuchar Su voz.
El pastor Núñez, por ejemplo, analiza cómo Dios ha usado la pandemia del COVID-19, sus efectos y consecuencias como un instrumento para traer a Su pueblo al arrepentimiento.
También hace un énfasis particular en que la iglesia se ha alejado de Dios, porque carece de un conocimiento íntimo de Su carácter.
De hecho, hace eco de las palabras del profeta Oseas para recordar que el mensaje de Dios al pueblo del Antiguo Testamento es el mismo para la iglesia hoy: «su muerte espiritual se estaba dando por falta de conocimiento [íntimo, real y personal] del Dios de lo alto» (p. 9).
Esa falta de conocimiento ha llevado a muchos creyentes a vivir como si no conocieran a Dios. Hemos sacado a Dios de todas nuestras esferas públicas y privadas y estamos viviendo las consecuencias de esa decisión.
Por esa razón, el pastor Núñez afirma que «la iglesia atraviesa una de sus peores crisis en Occidente, como consecuencia de un “eclipse de Dios”. Cuando Dios se eclipsa, la familia paga el precio» (p.11).
No es necesario poner ejemplos para explicar cómo la familia está viviendo las consecuencias, porque de diferentes formas todos las estamos experimentando.
Asimismo, por medio del profeta Jeremías, el autor usa un símil para explicar cómo el pueblo de Dios en la antigüedad le había dado la espalda a su Señor, cómo vivían en adulterio espiritual y cómo Dios por medio de Sus profetas los llamaba a ser fieles:
«Nuestro Dios es tan extraordinario que después de ver la infidelidad de Su pueblo y su idolatría hacia dioses ajenos, lo llama a volver a Él solo por Su gran misericordia» (p. 38), y esa misma misericordia la encontramos los creyentes como pueblo de Dios.
Sí, somos un pueblo infiel y nos hemos alejado de Dios, pero Su misericordia no cesa y solo por esa razón podemos volver a Él. Ese justamente es el llamado constante a lo largo del libro: humíllense y vuelvan a Dios.
No obstante, el pastor Núñez afirma que «estas verdades son difíciles de predicar en tiempos de gran dificultad, confusión y sufrimiento porque requieren de un llamado a la atención con sentido de urgencia y al mismo tiempo de una dosis de consolación» (p. 61).
Al mismo tiempo, el pastor Núñez no se hace de la vista gorda y reconoce que, en efecto, vivimos tiempos de gran maldad y muchos de los cristianos hoy se cuestionan: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué Dios no está haciendo nada al respecto?
El libro de Habacuc nos habla de una profunda confusión que experimentó el profeta al respecto, y el pastor Núñez la analiza. Habacuc veía el pecado del pueblo y clamaba a Dios por justicia, pero luego —al igual que en Volveos a mí— nos recuerda que Dios sigue al control y traerá las consecuencias y justicia en Su tiempo y nosotros podemos esperar confiados en Su misericordia.
Ahora, el pueblo de Dios necesita reflexionar en cómo le expresa su adoración a Dios. Abordando la historia del profeta Malaquías, el pastor Núñez llama a la iglesia a hacer una introspección: ¿Acaso fingimos que estamos adorando a Dios, mientras vivimos de manera impía y fuera de Su voluntad? ¿Nos estamos tomando a la ligera la adoración al Dios santo? ¿Cómo Dios recibe nuestra adoración?
Estas son preguntas tan reveladoras que deberían hacer que nuestra piel se erice. Quizás nunca antes nos las hemos planteado ni nos hemos puesto a pensar si nuestra adoración es recibida delante de Dios o es únicamente por Su misericordia que no somos consumidos como lo fueron algunos personajes de la Biblia.
En resumen, esta primera parte del libro es vital y necesaria como herramienta para diagnosticar nuestra condición actual, pero sería desesperanzador si terminara allí.
La realidad de la obra de Cristo
La segunda parte del libro revela la ruta bíblica de cómo regresar a Dios: Cristo. Él es la razón por la que podemos respirar y podemos bendecir al Dios de nuestra salvación. Los últimos capítulos de este recurso detallan por qué la obra de Jesús es suficiente.
En esta parte, el autor nos habla de cómo debe ser un arrepentimiento verdadero, qué implica y qué no, cómo luce y de qué manera transforma nuestra vida. Finalmente, mi capítulo favorito del libro, titulado «El consolador en medio de la tribulación», fue sin lugar a dudas un bálsamo a mi corazón y a mi mente.
Toda la primera parte del libro es incómoda porque nos confronta, pero necesaria porque nos recuerda las verdades más básicas de nuestra condición humana: Somos pecadores miserables en gran necesidad de un Salvador santo.
La segunda parte es el deleite inmerecido: Cristo, Su obra y Su consolación. Merecemos ser destruidos, pero a cambio hemos recibido la restauración, la gracia suficiente para enfrentar el dolor, el sufrimiento y la disciplina; y a Jesucristo mismo como el bálsamo que nos sostiene y nos libra de nosotros mismos.
Es por eso que recomiendo enormemente este libro. Que el Señor use estas páginas para confrontar corazones, evaluar nuestras vidas y traer a Su iglesia de regreso a Él, cueste lo que cueste, porque lo que está en juego es la gloria santa de nuestro Dios.
María José Rivera estudió comunicaciones y tiene un maestría en marketing y gestión comercial. Es graduada del Instituto Integridad y Sabiduría y cursa una maestría en el Southern Baptist Theological Seminary. También estudia en el Instituto Reforma de Guatemala. Tiene una compañía de adiestramiento canino y otra de alimentos saludables para perros. Produce material cristiano para las redes sociales y también traduce y hace doblaje de libros y autores cristianos. Es miembro de la Iglesia IBC en Lima, Perú. Está casada con Alonso y tiene dos hijos, Aitana y Salvador. Puedes seguirla en Instagram: @riveramajose.
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