Reflexiones

¿Nos consideramos creyentes de doble animo o no?

“El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. (Santiago 1:8)”

Tomaremos como propósito en esta reflexión descubrir a quién se refiere el apóstol Santiago cuando habla de este personaje de doble ánimo y podamos corregir esta actitud para llegar a ser la persona espiritual que nuestro Dios requiere que seamos.

Para lograr este objetivo, haremos todos juntos un diagnóstico a fondo de este personaje de doble ánimo, con el fin de hacer correcciones en nuestras vidas y así evitar que este personaje del cual habla el apóstol se enseñoree de nosotros.

El apóstol Santiago, nos expone en su epístola, acerca de una persona que identifica como un hombre de doble ánimo y a este personaje lo podemos encontrar en todos los extractos sociales de esta vida, ya sea entre nuestros amigos o, en la política o en la economía o en la educación, hasta en nuestras propias familias incluso podemos encontrar este personaje en la Iglesia a la cual asistimos.

Pero veamos qué tiene que decirnos y enseñarnos nuestro Dios, a través del apóstol Santiago, y como primera cosa definamos a quién llamaremos una persona de doble ánimo.

Una característica que marca a este personaje de doble ánimo sea hombre o mujer, es que es una persona inconstante en todos sus caminos, por lo tanto, es una persona inestable por naturaleza y con esa actitud difícilmente podrá desarrollarse como una persona integra y tampoco podrá agradar a nuestro Dios aún que así lo deseara.

Cuando experimentamos esta forma de ser, siempre seremos arrastrados en direcciones opuestas y nuestras mentes percibirán nuestras voluntades en forma dividida, por lo tanto, nos transformamos en personas que su lealtad está en dos bandos, por la falta de sinceridad y vacilamos entre la fe, la duda y la incredulidad.

Mira lo que nos dice este verso de La Escritura:

“Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. (Santiago 1:6)”

Hoy la ciencia médica a través de la Psicología nos da una explicación discreta a este cuadro de desorden mental y nos dice que una persona de doble ánimo sufre de:

TRASTORNO DE BIPOLARIDAD

Este diagnóstico, traducido a nuestro lenguaje común, se refiere a un individuo que tiene doble personalidad. Pero veamos los efectos que produce en nosotros como cristianos ser una persona de doble ánimo y, en este sentido, el apóstol Pablo nos entrega una clave:

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos. (Efesios 4:22)”

Él nos dice en este pasaje que el cristiano de doble ánimo está involucrado con su pasado y con su antigua forma de vivir, pero al decirnos que nos ¡¡DESPOJEMOS DEL VIEJO HOMBRE!!

Nos está dando a entender que nosotros, con la ayuda de nuestro Dios, tenemos la potestad de poder controlar y cambiar esta situación en nosotros. Tal vez seguimos actuando así, porque coincidentemente o en forma inconsciente nos acomoda seguir ajustando nuestras vidas con una doble personalidad.

El apóstol Pablo identifica al creyente de doble ánimo como un cristiano carnal y niño en Cristo.

“De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. (1 Corintios 3:1)”

En otras palabras, el apóstol identifica a las personas de doble ánimo como iguales a las personas que siguen las normas, de este mundo.

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Romanos 12:2)”

Nuestro Señor Jesucristo también identificó este problema y nos dijo:

“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. (Mateo 6:24)”

Podríamos decir que las personas de doble ánimo están divorciadas de nuestro Dios y se han casado con este mundo.

“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. (Santiago 4:4)”

Este personaje de doble ánimo es un oidor olvidadizo, y La Escritura reafirma esta idea y nos duce:

“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la Palabra, pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. (Santiago 1:22-24)”

Muchos de nosotros como cristianos en ocasiones tomamos actitudes de doble ánimo y al estar rodeados de nuestra hermandad nos mostramos de la forma que realmente no somos o en otras ocasiones somos de una forma en nuestra iglesia mostrando apariencia de piedad y al llegar a nuestros hogares nos transformamos en lo que realmente somos, por lo tanto, si nos sentimos identificados con este personaje, nuestro Dios puede darnos las fuerzas necesarias para poder trabajar en nuestro carácter y no caer en este juego sutil de Satanás, que nos trata de engañar haciéndonos creer que lo que hacemos con nuestra personalidad de doble ánimo es un pecadito sin importancia.

La Escritura es un libro que nunca nos va a engañar, y a lo blanco llama blanco y a lo negro lo llama negro y no blanco tipo negro o viceversa, y en ese sentido, La Palabra de Dios es radical y sin engaños. Nuestro Señor Jesucristo reafirma esta idea y nos dice:

“Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede. (Mateo 5:37)”

¿Cómo está nuestro comportamiento y nuestra comunión con nuestro Dios referente a este tema? ¿En algún punto nos hemos sentido identificados con este mensaje?

Es posible que así sea y en todo este tiempo hemos estado luchando con nuestro viejo hombre que moraba en nosotros antes de que conociéramos a Cristo. Ese personaje de doble ánimo, seas hombre o mujer, es el que tenemos que vencer con el poder del Espíritu Santo, por lo tanto, no nos desanimemos y si ya identificamos el problema en nuestras vidas, pongámoslo ahora en las manos de nuestro Señor y en oración, luchemos por cambiar esa situación y recordemos, mis queridos hermano, que no estamos solos, ya que nuestro Señor Jesucristo prometió estar a nuestro lado y esta no será la oportunidad de que Él se olvide de nuestras aflicciones, así que, proclamemos al igual que el Salmista:

“Mira mi aflicción, y líbrame, Porque de tu ley no me he olvidado. (Salmos 119:153)”

A lo mejor, hasta este día no nos habíamos dado cuenta de nuestra forma de actuar o no le habíamos tomado la real importancia a este tema y hemos caído una y otra vez en el juego sutil del enemigo, pero hoy es el día en que podamos tomar una decisión radical y nos volvamos a levantarnos y si por alguna razón no logras levantarte, encaminémonos una vez más hasta lograr llegar al objetivo que nos hemos propuesto y con esa convicción sabremos que lo lograremos con la fortaleza que solo nuestro Dios nos puede dar.

𝑸𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 𝑫𝒊𝒐𝒔 𝒂𝒏̃𝒂𝒅𝒂 𝒃𝒆𝒏𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂́ 𝒓𝒆𝒇𝒍𝒆𝒙𝒊𝒐́𝒏

Que Dios te cuide y bendiga rica y abundantemente junto a tus seres queridos y anúnciale al mundo que nuestro Señor Jesucristo vive y espera con Sus manos amorosas por el que quiera conocerle.


FRANKLIN MIRABAL, es miembro líder de la Iglesia Asamblea de Dios Central de Higüey en Rep. Dominicana.

Acerca del Autor

0.00 avg. rating (0% score) - 0 votes
Mostrar Más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Back to top button