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¿Perdido en la lectura bíblica? Lee con un mapa

Aún recuerdo la primera vez que me subí a un taxi en San José, Costa Rica. Llegué para estudiar español. Me sentía perdido: «¿En dónde estoy? Todo se parece… ¿Ya pasé por acá antes?… ¡Ay, no! ¿Cómo se llamaba el barrio donde estoy viviendo?».

Este sentimiento me impulsó a comprar un mapa de la ciudad para revisar las rutas y los barrios antes y después de cada salida. Después de un par de meses gané más confianza y, después de varios años, todavía tengo el mapa de la ciudad grabado en mi mente.

En este sentido, quiero recomendarte una valiosa técnica de estudio bíblico: Lee la Biblia con un mapa. A menudo nos enfocamos en analizar las palabras, el género literario o el contexto de un pasaje, pero ¿cuántas veces pensamos en consultar un mapa?

Por esa razón, quisiera compartirte tres beneficios que trae examinar un mapa durante nuestra lectura de las Escrituras.

1. Nos recuerda que la Biblia trata de historia, no de mitos

Los eventos bíblicos ocurrieron en tiempos y lugares reales. ¡Esto es importante! Moisés pudo haber escrito en los libros de Éxodo y Números: «Y el pueblo de Israel deambuló cuarenta años por algunos lugares del desierto, cuyos nombres no me acuerdo», pero no lo hizo así.

Dios quiso que los nombres de estos lugares quedaran registrados en las Escrituras, porque la geografía y la historicidad son indispensables para afirmar la fe de Su pueblo.

La importancia de la geografía y la historicidad también se puede ver en la predicación de Pedro en la casa de Cornelio. Allí, el apóstol menciona cinco lugares importantes para el evangelio: Judea, Galilea, Nazaret, Israel y Jerusalén (Hch 10:37-41).

El evangelio, las buenas nuevas de salvación, es la proclamación de noticias sobre eventos que ocurrieron en lugares reales. Si no hubiera sido así, el evangelio sería una fábula de hombres.

Sin embargo, aquellos testigos pudieron asegurar que «el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad» (Jn 1:14, cp 2 P 1:16-18).

2. Nos ayuda a interpretar mejor pasajes específicos

El primer paso del recorrido para entender un texto es comenzar desde la perspectiva de la audiencia original. En este sentido, un mapa nos ayuda a cumplir este objetivo. Toma por ejemplo el mandato de la gran comisión como lo encontramos en el libro de Hechos:

Jesús les contestó: «No les corresponde a ustedes saber los tiempos ni las épocas que el Padre ha fijado con Su propia autoridad; pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes; y serán Mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra» (Hch 1:7-8).

Si no leemos el resto de la historia de Hechos con un mapa, será difícil visualizar cómo el evangelio se difundió por estas regiones, tal como Jesús dijo. Leer las historias bíblicas con un mapa a mano nos permite comprender los hermosos detalles que Dios ha dejado en Su Palabra.

"Leer las historias bíblicas con un mapa a mano nos permite comprender los hermosos detalles que Dios ha dejado en Su Palabra"

En especial, un mapa nos ayuda a interpretar mejor las narraciones bíblicas. Podemos ver un ejemplo en la vida de Elías. Después de confrontar y humillar a los profetas de Baal en el monte Carmelo, profetizó que vendría la lluvia para acabar con una larga sequía. Estando en la cumbre del monte, «la mano del SEÑOR estaba sobre Elías, quien ajustándose el cinturón corrió delante de Acab hasta Jezreel» (1 R 18:46).

El relato no llama demasiado nuestra atención, hasta que miramos en un mapa la distancia desde el monte Carmelo hasta la ciudad de Jezreel: treinta kilómetros. ¡Elías corrió tres cuartos de una maratón! Y lo hizo más rápido que Acab, que viajaba en un carro.

Pero la historia continúa. Cuando la esposa de Acab, Jezabel, amenaza de muerte al profeta de Dios, este huyó de Jezreel a Beerseba de Judá y luego «anduvo por el desierto un día de camino, y vino y se sentó bajo un arbusto; pidió morirse y dijo: “Basta ya, SEÑOR, toma mi vida porque yo no soy mejor que mis padres”» (1 R 19:2-4).

Si volvemos a consultar el mapa, vemos que la distancia entre Jezreel y Beerseba es de más de 150 kilómetros, en línea recta. Si Elías estaba cansado al bajar del Carmelo, podemos estar seguros de que después de semejante viaje y un día en el desierto estaría agotado y al borde del colapso físico. Nada de esto es una excusa para la mala actitud de Elías, pero nos ayuda a entender mejor por qué el gran profeta deseaba la muerte.

Leer la Biblia con un mapa no siempre transformará nuestro entendimiento de un pasaje bíblico, pero muchas veces lo enriquecerá. No cambiará ninguna doctrina, pero nos permitirá comprender con más precisión lo que la Palabra de Dios enseña.

3. Nos permite captar vínculos entre eventos bíblicos

Tuve el privilegio de visitar Israel con mi esposa hace algunos años. Al viajar por la tierra de Israel, entendí mejor la importancia de conectar los lugares del Antiguo Testamento con los del Nuevo.

Por ejemplo, las Escrituras explícitamente vinculan a Juan el Bautista con el profeta Elías, cuando dicen que «irá delante del Señor en el espíritu y poder de Elías» (Lc 1:17), y la geografía refuerza esta conexión.

"Leer la Biblia con un mapa no siempre transformará nuestro entendimiento de un pasaje bíblico, pero muchas veces lo enriquecerá"

Elías y Eliseo estaban frente a Jericó, al otro lado del Jordán, cuando Dios trasladó a Elías al cielo (2 R 2:7-811). Tiempo después, Juan el Bautista predicaba y bautizaba en Betania, cerca de donde estaba Elías cuando fue llevado: «Estas cosas sucedieron en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando» (Jn 1:28).1 Así, cuando consultamos un mapa, podemos entender con mayor claridad que Juan empezó su ministerio donde Elías terminó el suyo.

Finalmente, el ejemplo más impactante para mí es el relato en el que Abraham lleva a su hijo al monte Moriah para sacrificarlo (Gn 22:1-19). Dios provee un carnero en el último momento, antes de que Abraham lo sacrificara y «llamó aquel lugar con el nombre de El SEÑOR Proveerá, como se dice hasta hoy: “En el monte del SEÑOR se proveerá”» (v. 14).

¿Dónde queda el monte Moriah? Si utilizamos un mapa, nos daremos cuenta de que se trata del mismo lugar en donde después sería construído el templo en Jerusalén (cp. 2 Cr 3:1). Isaac preguntó a su padre: «¿Dónde está el cordero?» y dos mil años después Dios contestó en boca de Juan el Bautista: «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1:29, RV60). Jesús fue crucificado a unos quinientos metros del monte Moriah. ¡En el monte del Señor, Dios proveyó!

Muchas veces nos sentimos perdidos en la historia de la Biblia, pero espero haberte ayudado a ver los beneficios de leer y estudiar la Escritura con un mapa. Adentrarte en la geografía bíblica requiere esfuerzo, pero el tiempo invertido te brindará más confianza para navegar por sus páginas y, en ocasiones, te mostrará tesoros en su interpretación.

1. Mohammad Waheeb, “The Discovery of Elijah’s Hill and John’s Site of the Baptism, East of the Jordan River from the Description of Pilgrims and Travellers”, Asian Social Science 8, no. 8 (julio 2012). 

Jonathan Boyd es misionero con ABWE (Association of Baptists for World Evangelism) y uno de los pastores en la Iglesia Cristiana Bautista Impacto Bíblico, en Santa Marta, Colombia. Es casado y padre de cuatro hijos. Tiene dos maestrías de Faith Baptist Theological Seminary (Ankeny, Iowa, Estados Unidos) y una de la Universidad de Birmingham (Reino Unido). Puedes seguirlo en Twitter @Joncolombia75.

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