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Presta atención a los conectores al estudiar tu Biblia

En algunas ciudades de Colombia que conozco (no voy a decir cuáles), las señales de tránsito son más simbólicas que reales. Para algunos conductores, un semáforo en rojo significa mirar antes de cruzar y un «Pare» se convierte en un «Ceda el paso», en el mejor de los casos.

He visto motociclistas que pasan a toda velocidad por un semáforo en rojo y, por la misericordia de Dios, siguen adelante, no sin antes ofender a los demás conductores.
Pienso que las señales de tránsito ilustran los conectores que vemos en la Biblia.

Algunos lectores no ponen atención a los conectores: palabras y frases como «o», «pero», «sin embargo» y otras similares. El resultado de esa desatención no es un accidente físico, sino espiritual.

Por eso Pablo le instruye a Timoteo que debe ser cuidadoso en su manejo de la Palabra de Dios: «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad»  (2 Ti 2:15).

Aunque los conectores son palabras y frases pequeñas, son importantes para una correcta interpretación de la Escritura.

Así que, empecemos con un poco de teoría y después veamos cómo podemos aplicar este conocimiento a varios textos bíblicos.

Los conectores en diferentes niveles

Cuando hablamos de comunicación escrita, podemos analizar diferentes niveles de significado en un texto.1 Si bajamos al nivel más básico, encontramos a los morfemas —las unidades lingüísticas más pequeñas capaces de expresar significado— que componen las palabras; las palabras tienen una función y un significado dentro de las oraciones; cada oración transmite algún sentido dentro un párrafo; y cada párrafo tiene una función dentro de un texto más amplio.2

En cada uno de estos niveles de sentido se utilizan diferentes conectores. En el nivel de las oraciones se usan conectores como «y», «pero», «porque», «sino», entre muchos más. En la gramática española, estos conectores se conocen como «conjunciones».3

Los conectores al nivel de los párrafos y del sentido total del texto se conocen como «marcadores del discurso» o «conectores discursivos», porque sirven para orientar al lector a la interpretación de las partes del discurso. Como lo explica Rodrigo Verano, «se encargan de garantizar la cohesión y la coherencia y de servir de guía para la correcta interpretación de los enunciados».4 En otras palabras, le dan unidad al texto y nos ayudan a interpretarlo.

En esta categoría tenemos palabras o frases como «por tanto», «además», «por último» y «así que».

Conectores a nivel de la oración

La mayoría entendemos de forma «natural» cómo funcionan las conjunciones. Sin embargo, resulta beneficioso prestarles atención en la lectura bíblica. Considera este versículo:

En verdad les digo que cualquiera que diga a este monte: «Quítate y arrójate al mar», y no dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le será concedido (Mr 11:23, énfasis añadido).

La combinación de la palabra «no» con la conjunción «sino» (gr. ἀλλὰ) sirve para resaltar la diferencia entre dudar y creer, y de esa manera nos invita a profundizar en el contraste.5

Si dudo en mi corazón, no estoy creyendo. Si no meditamos en las implicaciones de este «sino», desperdiciamos una oportunidad de ser transformados por la Palabra de Dios.

También los conectores pueden guardarnos de las herejías. Mira este ejemplo:

Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Ef 2:8-9, énfasis añadido).

Aunque hay varios conectores aquí, quiero enfocarme en «para que»: la salvación no es «por obras, para que nadie se gloríe» (v. 9). Este conector en el idioma original (gr. ἵνα) puede indicar una relación de propósito o de resultado.6

"Aunque los conectores son palabras y frases pequeñas, son importantes para una correcta interpretación de la Escritura"

En este caso, el sentido de «resultado» encaja mejor, lo que nos permite entenderlo así: «No por obras, con el resultado de que nadie pueda gloriarse», o como la Nueva Traducción
Viviente lo expresa: «La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo».

Como podrás notar, tener acceso a los idiomas originales (hebreo, arameo y griego), aunque no es indispensable, nos puede ayudar a profundizar más en el análisis de los conectores.7

Miremos otro ejemplo en donde el conector en griego es un poco diferente que en español:

Porque quiero que sepan qué gran lucha tengo por ustedes y por los que están en Laodicea, y por todos los que no me han visto en persona (Col 2:1).

En este ejemplo, la palabra «y» (gr. καὶ) en la última parte del versículo no presenta un grupo completamente distinto a los anteriores (como el español podría darnos a entender), sino que incluye a la mayoría de los colosenses y laodicenses.8

Debemos tener en cuenta esta flexibilidad de este conector en griego para interpretar otros versículos, como por ejemplo: «Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros» (Ef 4:11).

La expresión «pastores y maestros» podría comunicar la idea de que son dos grupos separados. Sin embargo, en este caso, el conector en griego está indicando una relación estrecha. Algunos han argumentado que los pastores son los maestros, pero me gusta como Daniel Wallace aclara la relación:

No es probable que «los pastores y maestros» haga referencia a un solo grupo idéntico (un solo don espiritual), sino que hay dos grupos y los pastores forman parte del grupo mayor de maestros. Todos los pastores son maestros, pero no todos los maestros son pastores.9

A veces nos preguntamos por qué hay una diferencia en la forma de traducir un conector.

Observa las palabras subrayadas en dos traducciones del mismo versículo:

Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación (Ro 10:10, RV60, énfasis añadido).

Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación (Ro 10:10, NBLA, énfasis añadido)

Aunque algunos han pensado que el conector en este versículo (gr. δὲ) siempre presenta un contraste, en este caso es mejor entenderlo como un marcador de progresión o desarrollo.10 Pablo no contrasta la fe en el corazón con la confesión de la boca, sino que la confesión externa es un desarrollo lógico de la fe interior.

He mencionado algo sobre algunos conectores en griego, pero ¿qué tal el hebreo? Pues, por lo general, los conectores en hebreo son aún más flexibles que en griego.

El conector más común es una sola letra (heb. vav) que se usa a nivel de la oración y tiene un abanico de funciones. Dependiendo del contexto se puede traducir al español como «y», «pero», «pues» o «porque», entre otras posibilidades.11 

¿Cómo se determina la función del conector? El contexto la establece.
Debido a esta amplia flexibilidad con vav, cuando aparece otro conector podemos inferir que se trata de un énfasis especial.12 Un ejemplo de esto sería el Salmo 1, en donde el «sino» (v. 2) marca un contraste fuerte entre las acciones de los impíos y el justo.

Conectores a nivel discursivo

Ahora bien, si contemplamos el panorama más allá de la oración, ¿cómo nos ayuda prestar atención a los conectores discursivos? Examinemos la carta a los Romanos para ilustrarlo.

Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo (Ro 5:1, énfasis añadido).

Los conectores discursivos nos ayudan a relacionar una porción de las Escrituras con su contexto inmediato. Entonces, ¿qué hace este conector «por tanto» (gr. οὖν) al comienzo de la frase? Vincula el argumento de los capítulos 1-4, sobre la justificación por la fe, con el de los capítulos 5-8. De esta manera nos indica que Pablo avanzará hacia las implicaciones de la justificación.13

"Prestar atención a los conectores nos guardará de caer en herejías y nos ayudará con la meditación y la memorización de la Palabra"

Tomemos una pausa para notar que entender la Escritura es como armar un rompecabezas. La pregunta: «¿Cómo encaja esta ficha en todo el rompecabezas?» es similar, en este caso, a la pregunta: «¿Cómo encajan los capítulos 1-4 con los capítulos 5-8 de Romanos?».

El conector «por tanto» nos invita a analizar la relación entre ambas secciones de la carta. Nuestra meta como lectores es comprender esta conexión, al menos a grandes rasgos.

Quizás no entendamos de una sola vez todo lo que Pablo explica en estos capítulos, pero captar el flujo de su pensamiento será clave para tal objetivo.

Un consejo práctico sería que, si planeas memorizar este versículo, el conector te ayudará a recordar que sirve como bisagra entre dos secciones en la carta.

De manera que, cuando compartas con alguien sobre la justificación por la fe mediante este versículo, podrás explicarlo mejor al ubicarlo mentalmente en su contexto bíblico.

Observemos otro ejemplo de la misma epístola:

Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes (Ro 12:1, énfasis añadido).

De nuevo, encontramos el mismo conector «por tanto», por medio del cual Pablo orienta al lector a que lo que está por decir será un resumen de lo anterior y un avance en el argumento.14

Ahora, ¿hasta a dónde va esta conexión con lo anterior? ¿Hasta los versículos justo antes o más atrás? Los conectores en sí no nos dicen su alcance, pero podemos analizar el versículo en su contexto inmediato y en toda la carta para llegar a una conclusión.

En este caso, la frase «las misericordias de Dios» nos recuerda toda la enseñanza previa (caps. 1-11) y, en palabras de Douglas Moo, nos lleva a hacer la pregunta «¿Qué, entonces?».15

¿A dónde vamos, entonces?

Nos hemos fijado en algunas señales de tránsito en la Palabra de Dios y estos conectores nos guardarán de salirnos de la carretera a una interpretación fiel.

No es solo una cuestión de gramática, sino un asunto de comprender las relaciones entre palabras, párrafos y secciones completas en la Escritura.

Prestar atención a los conectores nos guardará de caer en herejías, nos ayudará con la meditación y la memorización y nos guiará a manejar «con precisión la palabra de verdad» (2 Ti 2:15).

¿A dónde vamos, entonces? ¡A la Palabra! Pero hagámoslo con cuidado, prestando atención a los conectores y a las relaciones que señalan, porque así entenderemos mejor qué es el evangelio y cómo se aplica a nuestra vida.



1. Catalina Fuentes Rodríguez, «La gramática discursiva: niveles, unidades y planos de análisis», Cuadernos AISPI 2 (2013): 21. 
2. Robert E. Longacre, The Grammar of Discourse 2a ed. (Nueva York: Plenum Press, 1996), p. 269. 
3. Nueva gramática básica de la lengua española (Real Academia Española, 2010), p. 258. 
4. Rodrigo Verano, «El estudio de los marcadores del discurso en griego antiguo: problemas y perspectivas», Forma y Función 31, no. 1 (enero-junio 2018): 67. 
5. Steven E. Runge, «Teaching Them What NOT to Do: The Nuances of Negation in the Greek New Testament» Ensayo presentado en la reunión anual de la Evangelical Theological Society, San Diego, CA, noviembre 13-16, 2007: 8, https://www.ntdiscourse.org/docs/Runge_Negation_pragmatics.pdf 
6. Edna Johnson, A Semantic and Structural Analysis of Ephesians (Dallas: SIL International, 2008), p. 89. 
7. Hay varios programas disponibles para computadora que ayudan para esto, y recomiendo STEPBible. 
8. David W. Pao, Exegetical Commentary on the New Testament: Colossians & Philemon (Grand Rapids: Zondervan, 2012), p. 136. 
9. Daniel Wallace y Daniel Steffen, Gramática griega: sintaxis del Nuevo Testamento 2a ed. (Miami: Editorial Vida, 2015), p. 188. 
10. Stephen H. Levinsohn, «The Relevance of Greek Discourse Studies to Exegesis», Journal of Translation. 2 (2006): 18. 
11. Luis Alonso Schökel, ed., Diccionario bíblico hebreo-español 2a ed. (Madrid: Editorial Trotta, 1999), pp. 213-14. 
12. Francis Brown, S. R. Driver y Charles A. Briggs, The Brown-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicon (Peabody, MA: Hendrickson, 1996), p. 252. 
13. Stephen H. Levinsohn, «The Relevance of Greek Discourse Studies to Exegesis», p. 18. y Douglas Moo, The Epistle to the Romans (Grand Rapids: Eerdmans, 1996), pp. 298-99. 
14. Levinsohn, «The Relevance of Greek Discourse Studies to Exegesis», p. 18. 
15. Moo, Douglas. Comentario bíblico con aplicación NVI: Romanos (Editorial Vida, 2011). 


Jonathan Boyd
 es misionero con ABWE (Association of Baptists for World Evangelism) y uno de los pastores en la Iglesia Cristiana Bautista Impacto Bíblico, en Santa Marta, Colombia. Es casado y padre de cuatro hijos. Tiene dos maestrías de Faith Baptist Theological Seminary (Ankeny, Iowa, Estados Unidos) y una de la Universidad de Birmingham (Reino Unido). Puedes seguirlo en Twitter @Joncolombia75.

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