Apostasía

Los hechos: La Iglesia católica acepta la bendición a parejas del mismo sexo

La Iglesia católica romana pareciera seguir dando pasos hacia el reconocimiento del así llamado «matrimonio» entre personas del mismo sexo. Una declaración elaborada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (organismo encargado de custodiar la ortodoxia católica romana) y publicada hoy abre la posibilidad para que los ministros ordenados de Roma puedan otorgar la bendición a parejas homosexuales.

Aunque la declaración es reciente, por lo que más adelante habrá tiempo para que la iglesia protestante pueda reflexionar con más calma en sus repercusiones, es clave responder esta pregunta: ¿Qué es lo más básico que necesitan saber los evangélicos al respecto y cómo puede afectar en el corto plazo a la iglesia protestante en nuestros países?

El vaticano recurre a una «zona gris»

La declaración es llamada Fiducia supplicans (pidiendo confianza) y afirma estar en línea con las reflexiones del papa Francisco. Asegura que es posible invocar la bendición de Dios para parejas en situaciones irregulares y parejas del mismo sexo, pues estas parejas estarían reconociendo su necesidad de ayuda en el solo acto de pedir la bendición.

De acuerdo al escrito, la bendición es posible porque estas parejas «no pretenden la legitimidad de su propio status, sino que ruegan que todo lo que hay de verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y relaciones, sea investido, santificado y elevado por la presencia del Espíritu Santo» (art. 31).

Sin embargo, el mismo documento también afirma que se mantiene la doctrina sobre el matrimonio como una «unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos».

En este sentido, la bendición a parejas del mismo sexo, a la que se refiere la declaración del Dicasterio, no se trata de un rito litúrgico, como es el sacramento católico del matrimonio. Más bien, esta bendición es un acto espontáneo y no ritualizado que busca expresar la sensibilidad pastoral de la Iglesia romana (art. 36-38).

De esta manera, podemos decir que el Vaticano recurre a una «zona gris» en la que acepta la bendición de las parejas del mismo sexo, pero sin considerarlas matrimonio, y pareciera avanzar un paso más hacia el reconocimiento del «matrimonio homosexual».

El pastor Pepe Mendoza nos comparte esta reflexión preliminar al respecto:

La declaración sostiene claramente que «se mantiene firme en la doctrina tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio, no permitiendo ningún tipo de rito litúrgico o bendición similar a un rito litúrgico que pueda causar confusión». Sin embargo, pareciera que busca una salida extra-doctrinal y extra-evangélica para las parejas en situación irregular (como las llama) y las parejas del mismo sexo a través de una ampliación y enriquecimiento de la «comprensión clásica de las bendiciones estrechamente vinculada a una perspectiva litúrgica».

Aunque no estoy familiarizado con la doctrina católica, me pregunto cómo una «bendición» puede brindarse en oposición a lo que la Iglesia católica misma reconoce como la «perenne doctrina católica del matrimonio», que además reconoce como una comprensión «ofrecida por el evangelio». En ese sentido, pareciera que esta «bendición» busca satisfacer, como lo reconocen, las presiones de ciertos sectores de la iglesia y así darle un significado adicional que cree un espacio en donde la bendición «se transforma en inclusión, solidaridad y pacificación».

La conclusión es evidente y la proponen sin tapujos: «La Iglesia, también, debe evitar el apoyar su praxis pastoral en la rigidez de algunos esquemas doctrinales o disciplinares… Por lo tanto, cuando las personas invocan una bendición no se debería someter a un análisis moral exhaustivo como condición previa para poderla conferir. No se les debe pedir una perfección moral previa» (art. 25). En definitiva, el documento intenta justificar una bendición sacerdotal a una situación que oficialmente es considerada ilegítima por ellos mismos, pero se realiza en aras de la compasión para no obstaculizar la obra del Espíritu Santo (en sus propias palabras).

¿Cómo afecta a los evangélicos y protestantes en América latina?

Como hemos publicado antes, es importante examinar el impacto que esta postura del Vaticano puede tener en los países de nuestra región y, por consiguiente, en las iglesias evangélicas. Que una institución tan influyente como la Iglesia católica romana muestre cada vez mayor grado de aprobación al matrimonio homosexual puede presionar o seducir a nuestras iglesias evangélicas y protestantes para que hagan lo mismo.

Sin embargo, debemos recordar que nuestra mayor autoridad es la Palabra de Dios, no las palabras de un papa o un magisterio, y debemos mantenernos firmes en la verdad. Siempre debemos estar atentos para exponer todo lo que nuestra cultura quiera promover y que esté en contra de lo que Dios revela en Su Escritura. Como lo expresó el pastor Miguel Núñez a raíz del reciente documento: «La verdad de Dios no se ajusta a los tiempos. El ajuste debe ser hecho por nosotros».

En ese sentido, Pepe Mendoza nos recuerda lo siguiente:

Los cristianos evangélicos creemos que la mayor bendición es la que proviene de la predicación de la verdad del evangelio, no de un movimiento litúrgico o ritual, porque como dijo el apóstol Pablo, «nada podemos hacer contra la verdad, sino solo a favor de la verdad» (2 Co 13:8). Solo la verdad libera y es instruida y nunca vulnerada por el Espíritu Santo.

Por lo tanto, nuestra responsabilidad no es «bendecir» como el mundo espera que lo hagamos, sino anunciar «las virtudes de Aquel que [nos] llamó de las tinieblas a Su luz admirable» (1 P 2:9).

Matías Peletay sirve como editor en Coalición por el Evangelio. Vive en Cachi (Salta, Argentina) con su esposa Ivana y su hija Abigail, y juntos sirven como misioneros de la Iglesia Bíblica Bautista Crecer. Puedes escucharlo en el podcast Bosquejos y seguirlo en Twitter.

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