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Cariño, sirvamos juntos al Señor

EL MATRIMONIO CRISTIANO Y SU VOCACIÓN AL SERVICIO

Un área de crecimiento ineludible en la vida espiritual es el servicio a nuestro Dios. El servicio es parte del deber cristiano para crecer y madurar. Y los matrimonios no quedan fuera de esto… ¡Los matrimonios también deben crecer y madurar!

Hemos estado hablando en artículos anteriores acerca del devocional y el testimonio de un matrimonio cristiano, pero una marca distintiva de esta clase de vida dedicada a Dios es también servir. Es parte de la enseñanza de Cristo:

«Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir» (Mr. 10:45).

Los matrimonios que están realizando su devocional son los que podrán servir, y tendrán una vida de testimonio. Hay una relación inseparable entre estos aspectos.

PARA LA GLORIA DE DIOS

En primer lugar, tenemos que decir que servir se refiere a alguna actividad que se realiza para dar gloria a Dios. En nuestras mentes debemos tener claro que el servicio es para Dios, es darle la gloria a Él y no al hombre. Y por otro lado, debemos tomar conciencia que somos instrumentos en las manos de nuestro Señor para servirle. Y como matrimonio, esto no debe ser olvidado. Encontramos en Mateo 5:16 que dice:

«Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (RV60).

Parte de ser luz o iluminar a otros, es hacer buenas obras. Así, los que están a nuestro alrrededor podrán ver lo que hacemos y darán gloria a Dios. Por lo tanto, nuestro matrimonio también ha de contribuir a que otros vean «buenas obras», y esas personas que las ven, darán gloria a Dios por causa de ellas.

BUSCAR LA VOLUNTAD DE DIOS

Un segundo aspecto tiene que ver con la pregunta: ¿Cómo iniciamos un servicio para Dios? Aquí la oración en el devocional cobra mucha importancia, ya que, en última instancia, es a Dios a quien necesitamos preguntar: «Señor, ¿qué quieres que hagamos? ¿En qué quieres que te sirvamos?». Dios contestará y mostrará lo que debemos hacer y dónde servir. Dios irá preparando el camino, abriendo puertas al lugar y lo que la pareja debe hacer. Tendremos respuesta de Dios.

Recuerde: es el matrimonio involucrado en el servicio a Dios. Y con el tiempo y la gracia de nuestro Señor, incluso los hijos irán acompañando detrás en el servicio que hagan. Si ustedes miran en Nehemias 3, la reconstrucción de las puertas y los muros se llevó a cabo mediante familias involucradas.

IDENTIFICAR NUESTROS DONES

El tercer aspecto a tener en cuenta son las aptitudes y los dones que tiene el matrimonio. No en forma individual, sino como matrimonio. Esto se descubre mediante el diálogo matrimonial y la oración, que finalmente termina en un resultado: «Somos buenos y capaces para esto».

Las aptitudes y dones individuales de los cónyuges se complementan en el matrimonio, resultando en algo grandioso para el servicio de Dios. Un buen ejemplo de servicio matrimonial en las Escrituras es el de Priscila y Aquila, quienes ayudaron al apóstol Pablo en su ministerio y jugaron un papel importante en la formación de Apolos.

«Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios (Hch. 18:26 RV60).

«Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús» (Rom. 16:3 RV60; cf. 2 Cor. 16:19).

Esta pareja de la Biblia son una muestra para nosotros del aporte que puede hacer en el avance del reino un matrimonio cristiano al servicio de Dios. Por tal razón, el diálogo se trasforma en algo de gran relevancia para que el matrimonio pueda conversar, descubrir los dones y aptitudes y ponerse de acuerdo en el área en que, dirigidos por Dios, van a servir.

Un matrimonio que realiza habitualmente el acercamiento a Dios por medio del devocional y viven una vida de testimonio fiel en su entorno, puede esperar que Él los llamará para que le sirvan y lo hagan para su gloria. Cada matrimonio debería ocupar el tiempo necesario para dialogar sobre este asunto y llegar a un acuerdo delante del Señor. Esto no debe hacerse a las apuradas; es algo serio y así debemos hacerlo.

INVESTIGAR LAS NECESIDADES

Un cuarto aspecto a considerar es la investigación. El matrimonio puede comenzar a investigar diferentes campos donde exista la necesidad de personas dispuestas a servir. Comiencen por lo que dice la Escritura: visitar a los enfermos en los hospitales, o a los que están privados de libertad. Ustedes podrán darse cuenta de la cantidad de personas que necesitan consuelo.

Pregunten a otros, e infórmense de los ministerios de la propia iglesia local: está la escuela dominical, el ministerio de jóvenes, el trabajo de prevención de las drogas, el abuso o el suicidio en adolescentes, está el área de las misiones, pueden involucrarse en actividades evangelísticas en diferentes lugares, pueden investigar en el área de la administración y ver qué se necesita allí, está el ministerio musical de la iglesia, el ministerio diaconal, el de consejería, también hoy en día está el área de las redes sociales y comunicación, etc., etc. Lo impotante es que como matrimonio oren a Dios, identifiquen sus dones, y examinen y dialoguen sobre lo que hayan investigado; entonces podrán ver lo que Dios quiere que hagan. Y si se dan cuenta de que necesitan capacitación u orientación, busquenla, hoy hay muchas formas de capacitarse, y luego guiados por el Señor tomen la decisión de ser instrumentos en servicio para su gloria.

Cuando un matrimonio sirve a Dios, logran una gran realización como pareja. Se sienten más valorados y unidos, y se transforman en canales de bendición y edificación para otros. Proveen un gran ejemplo a seguir y el matrimonio va logrando estabilidad, madurez, bendición y direccion de Dios. Les animo a que sirvan juntos al Señor. Hoy los matrimonios cristianos pueden mostrar al mundo de lo que son capaces de hacer unidos, para servir y dar la gloria a Dios.

POR ROBERTO MAUREIRA

Roberto es de Chile pero reside en Paraguay desde hace más de 30 años. Posee una licenciatura en Teología y estudios superiores en Orientación Familiar y Rehabilitación. Es pastor de la Iglesia Presbiteriana El Renuevo, en la ciudad de Luque, y docente del Seminario Presbiteriano del Paraguay. Está casado con Ángela Ramos y tienen dos hijos.

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